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El operador y el referente

Redacción
15 de julio, 2014
Toda sociedad necesita de estas dos categorías de personalidades para hacer funcionar adecuadamente sus instituciones. Son el operador y el referente. Escuchamos mucho hablar de ellos, pero rara vez nos detenemos a entender que caracteriza a uno y a otro, y cuales son sus respectivos aportes. 

A que nos referimos cuando hablamos de un operador político? Veámoslo. Un operador es aquella persona que hace posible acuerdos políticos. Un esquema social necesita de grandes acuerdos para poder construir decisiones sostenibles. Aunque pareciera que los acuerdos son parte rutinaria de la vida política de un país, no es así. Y dichos acuerdos no suceden, precisamente por la falta de operadores políticos. Pero quienes son ellos entonces.? Un operador es aquel que abre puertas pero también quien mantiene comunicación con distintos actores, aun discrepe con ellos. Un operador sabe manejar adecuadamente el lenguaje para que sus mensajes sean siempre bien entendidos por todos. El operador político sabe medir el alcance de aquello en lo que puede comprometerse y en lo que no. El operador siempre cumple la palabra empeñada. Estos son esos personajes confiables que acercan posiciones y facilitan entendimientos. 
Pero también existen las personas referentes. Estas son aquellas a quienes la comunidad, los actores y las organizaciones voltean a ver cuando se presentan coyunturas complejas. Son aquellas personas que tienen la credibilidad de muchos para poder dar una opinión u ofrecer rutas alternativas que nadie ha previsto. En las sociedades que han perdido a sus referentes, los choques y la polarización se convierten en la norma. Pero que caracteriza a un referente? La suavidad de sus maneras, el aplomo de sus convicciones y la buena fe en su proceder. El referente escucha, tiende puentes, da nuevas luces sobre las discusiones y proyecta coherencia entre lo que hace y lo que dice. El referente es, dicho en otras palabras, la reserva moral de una nación. 
Tengo la impresión que en nuestra sociedad tanto los operadores como los referentes son cada vez menos. Pero no debemos ni podemos conceder que desaparezcan de nuestro entorno. La dificultad radica en que para ser operador o referente no se estudia ni se capacita. Son valores que se adquieren desde la familia o se transmiten desde el mismo ámbito profesional. Y es papel nuestro y de nuestras organizaciones saber descubrirlos primero, y luego saberles reconocer su rol. 
Si quisiéramos hacer de este tema una analogía algo atrevida, me permitiría sugerir una puerta. Una puerta puede abrir, para este caso, posibilidades o nuevas vías. Pero para ello requiere que funcionen las bisagras y la manivela. El operador es la bisagra. Y el referente es la manivela. Pero cuando ellos no actúan en una sociedad, lo único que se llega a distinguir de esa puerta que bloquea el paso son los cerrojos y las llaves. Donde queremos que nuestra sociedad este? En aquella que da un portazo a un mejor país o aquella que abre nuevos senderos?.

El operador y el referente

Redacción
15 de julio, 2014
Toda sociedad necesita de estas dos categorías de personalidades para hacer funcionar adecuadamente sus instituciones. Son el operador y el referente. Escuchamos mucho hablar de ellos, pero rara vez nos detenemos a entender que caracteriza a uno y a otro, y cuales son sus respectivos aportes. 

A que nos referimos cuando hablamos de un operador político? Veámoslo. Un operador es aquella persona que hace posible acuerdos políticos. Un esquema social necesita de grandes acuerdos para poder construir decisiones sostenibles. Aunque pareciera que los acuerdos son parte rutinaria de la vida política de un país, no es así. Y dichos acuerdos no suceden, precisamente por la falta de operadores políticos. Pero quienes son ellos entonces.? Un operador es aquel que abre puertas pero también quien mantiene comunicación con distintos actores, aun discrepe con ellos. Un operador sabe manejar adecuadamente el lenguaje para que sus mensajes sean siempre bien entendidos por todos. El operador político sabe medir el alcance de aquello en lo que puede comprometerse y en lo que no. El operador siempre cumple la palabra empeñada. Estos son esos personajes confiables que acercan posiciones y facilitan entendimientos. 
Pero también existen las personas referentes. Estas son aquellas a quienes la comunidad, los actores y las organizaciones voltean a ver cuando se presentan coyunturas complejas. Son aquellas personas que tienen la credibilidad de muchos para poder dar una opinión u ofrecer rutas alternativas que nadie ha previsto. En las sociedades que han perdido a sus referentes, los choques y la polarización se convierten en la norma. Pero que caracteriza a un referente? La suavidad de sus maneras, el aplomo de sus convicciones y la buena fe en su proceder. El referente escucha, tiende puentes, da nuevas luces sobre las discusiones y proyecta coherencia entre lo que hace y lo que dice. El referente es, dicho en otras palabras, la reserva moral de una nación. 
Tengo la impresión que en nuestra sociedad tanto los operadores como los referentes son cada vez menos. Pero no debemos ni podemos conceder que desaparezcan de nuestro entorno. La dificultad radica en que para ser operador o referente no se estudia ni se capacita. Son valores que se adquieren desde la familia o se transmiten desde el mismo ámbito profesional. Y es papel nuestro y de nuestras organizaciones saber descubrirlos primero, y luego saberles reconocer su rol. 
Si quisiéramos hacer de este tema una analogía algo atrevida, me permitiría sugerir una puerta. Una puerta puede abrir, para este caso, posibilidades o nuevas vías. Pero para ello requiere que funcionen las bisagras y la manivela. El operador es la bisagra. Y el referente es la manivela. Pero cuando ellos no actúan en una sociedad, lo único que se llega a distinguir de esa puerta que bloquea el paso son los cerrojos y las llaves. Donde queremos que nuestra sociedad este? En aquella que da un portazo a un mejor país o aquella que abre nuevos senderos?.