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América latina dividida por dos ejes

Redacción
01 de agosto, 2014
El mundo es un gran tablero de ajedrez en el cual, a diferencia de la época de la Guerra Fría, son más de dos los rivales que se miran cara a cara. A la gran potencia aún encarnada por Estados Unidos se ha unido ahora las potencias emergentes (los Brics), los actores globales antisistema (desde el terrorismo fundamentalista a Irán pasando por Corea del Norte) y las viejas potencias como la Unión Europea y Rusia. Todos ellos mantienen un duelo geopolítico y geoestratégico con alianzas cambiantes y resultados poco previsibles, a priori. 
Y en ese tablero, qué rol juega América latina. Como tal, ninguno, porque Latinoamérica no existe. Existen muchas latinoaméricas, lo cual impide que haya un protagonismo único. No es lo mismo, por ejemplo, el papel y proyección que juega la Alianza del Pacífico que el que desea jugar Mercosur. 
La región se encuentra dividida en dos ejes. Los países de la Alianza (Chile, Perú, Colombia y México) claramente se inclinan hacia Acuerdo de Asociación Transpacífico (en inglés Trans-Pacific Strategic Economic Partnership,TPP) que lidera EEUU y que agrupa, hasta ahora, a 12 países de la cuenca del Pacífico: Australia, Brunéi, Canadá, Chile, Estados Unidos, Japón, Malasia, México, Nueva Zelanda, Perú, Singapur y Vietnam. 
Frente al TPP los países latinoamericanos han reaccionado de forma muy diferente. Los de la Alianza del Pacífico con intención de integrarse mientras que los del eje del Atlántico (Argentina, Brasil, Venezuela y Cuba más Ecuador) con una visión de claro rechazo. En ese sentido el Presidente de México, Enrique Peña Nieto y el primer ministro de Japón, Shinzo Abe, acaban de acordar colaborar con “miras a la pronta firma” del Acuerdo de Asociación Transpacífico (TPP) y avanzar en la cooperación del país asiático con la Alianza del Pacífico. 
Colombia no pertenece aún a este acuerdo en negociación pero su aspiración a entrar y otro convencido de la necesidad de pertenecer al TPP es el Perú de Ollanta Humala quien en su último discurso con motivo de la independencia nacional dijo: “La perspectiva futura en relación al comercio, es profundizar las relaciones con los socios de la Alianza del Pacífico, la CAN, UNASUR, así como culminar las negociaciones del Acuerdo Comercial Transpacifico (TPP), con el propósito de asegurar el acceso de los productos peruanos a dichos mercados”.
De los cuatro miembros de la Alianza el más remiso a acoger el TPP es el Chile de Michelle Bachelet que sigue apostando por diversificar sus relaciones externas: mantenerse dentro de la Alianza pero sin olvidar sus vínculos con Mercosur y Brasil. En su reciente viaje a EEUU, Bachelet explicaba su posición: “Nos interesa, pero que el interés nacional esté bien resguardado”. 
Frente a estos países del eje Pacífico se alzan los del heterogéneo eje Atlántico integrados por Brasil, gobernado por el centroizquierda- Dilma Rousseff-, la Argentina del neopopulismo kirchnerista y los países regidos por el “socialismo del siglo XXI” Venezuela, Bolivia y Ecuador. Son ya todo un clásico las críticas de Rafael Correaa los tratados de libre comercio: “Que el libre comercio beneficia a todos, todo el tiempo, es una gran falacia; hay grandes perdedores y creo que los perjuicios son mayores que los beneficios, incluso si no fuera así hay que ver quién pierde y quién gana, gana el grandote, el importador o el agroexportador, el que puede competir”. En el caso de Brasil sus políticas proteccionistas y su apuesta por sostener un liderazgo mundial autónomo y diferenciado le dejan al margen de la alianza y del TPP. 
Así pues, al menos dos latinoaméricas parecen emerger en este contexto en el que el mundo está cambiando y se está diseñando la geopolítica del mañana. Y como alerta Carlos Malamud en Infolatam “América Latina se encuentra en una encrucijada y está definiendo su futuro y su lugar en el mundo. El papel de los distintos países frente a la globalización no está claro, como expresa el rechazo de algunos al libre comercio”.

América latina dividida por dos ejes

Redacción
01 de agosto, 2014
El mundo es un gran tablero de ajedrez en el cual, a diferencia de la época de la Guerra Fría, son más de dos los rivales que se miran cara a cara. A la gran potencia aún encarnada por Estados Unidos se ha unido ahora las potencias emergentes (los Brics), los actores globales antisistema (desde el terrorismo fundamentalista a Irán pasando por Corea del Norte) y las viejas potencias como la Unión Europea y Rusia. Todos ellos mantienen un duelo geopolítico y geoestratégico con alianzas cambiantes y resultados poco previsibles, a priori. 
Y en ese tablero, qué rol juega América latina. Como tal, ninguno, porque Latinoamérica no existe. Existen muchas latinoaméricas, lo cual impide que haya un protagonismo único. No es lo mismo, por ejemplo, el papel y proyección que juega la Alianza del Pacífico que el que desea jugar Mercosur. 
La región se encuentra dividida en dos ejes. Los países de la Alianza (Chile, Perú, Colombia y México) claramente se inclinan hacia Acuerdo de Asociación Transpacífico (en inglés Trans-Pacific Strategic Economic Partnership,TPP) que lidera EEUU y que agrupa, hasta ahora, a 12 países de la cuenca del Pacífico: Australia, Brunéi, Canadá, Chile, Estados Unidos, Japón, Malasia, México, Nueva Zelanda, Perú, Singapur y Vietnam. 
Frente al TPP los países latinoamericanos han reaccionado de forma muy diferente. Los de la Alianza del Pacífico con intención de integrarse mientras que los del eje del Atlántico (Argentina, Brasil, Venezuela y Cuba más Ecuador) con una visión de claro rechazo. En ese sentido el Presidente de México, Enrique Peña Nieto y el primer ministro de Japón, Shinzo Abe, acaban de acordar colaborar con “miras a la pronta firma” del Acuerdo de Asociación Transpacífico (TPP) y avanzar en la cooperación del país asiático con la Alianza del Pacífico. 
Colombia no pertenece aún a este acuerdo en negociación pero su aspiración a entrar y otro convencido de la necesidad de pertenecer al TPP es el Perú de Ollanta Humala quien en su último discurso con motivo de la independencia nacional dijo: “La perspectiva futura en relación al comercio, es profundizar las relaciones con los socios de la Alianza del Pacífico, la CAN, UNASUR, así como culminar las negociaciones del Acuerdo Comercial Transpacifico (TPP), con el propósito de asegurar el acceso de los productos peruanos a dichos mercados”.
De los cuatro miembros de la Alianza el más remiso a acoger el TPP es el Chile de Michelle Bachelet que sigue apostando por diversificar sus relaciones externas: mantenerse dentro de la Alianza pero sin olvidar sus vínculos con Mercosur y Brasil. En su reciente viaje a EEUU, Bachelet explicaba su posición: “Nos interesa, pero que el interés nacional esté bien resguardado”. 
Frente a estos países del eje Pacífico se alzan los del heterogéneo eje Atlántico integrados por Brasil, gobernado por el centroizquierda- Dilma Rousseff-, la Argentina del neopopulismo kirchnerista y los países regidos por el “socialismo del siglo XXI” Venezuela, Bolivia y Ecuador. Son ya todo un clásico las críticas de Rafael Correaa los tratados de libre comercio: “Que el libre comercio beneficia a todos, todo el tiempo, es una gran falacia; hay grandes perdedores y creo que los perjuicios son mayores que los beneficios, incluso si no fuera así hay que ver quién pierde y quién gana, gana el grandote, el importador o el agroexportador, el que puede competir”. En el caso de Brasil sus políticas proteccionistas y su apuesta por sostener un liderazgo mundial autónomo y diferenciado le dejan al margen de la alianza y del TPP. 
Así pues, al menos dos latinoaméricas parecen emerger en este contexto en el que el mundo está cambiando y se está diseñando la geopolítica del mañana. Y como alerta Carlos Malamud en Infolatam “América Latina se encuentra en una encrucijada y está definiendo su futuro y su lugar en el mundo. El papel de los distintos países frente a la globalización no está claro, como expresa el rechazo de algunos al libre comercio”.