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El declive de Occidente

Redacción República
27 de agosto, 2014

El presente artículo habla sobre
debilidad de la civilización Occidental. Tristemente, la civilización Occidental
está en pleno declive, y no solo nadie levanta un dedo por ella, sino que su
más fuertes críticos se aprovechan de sus mayores atributos para debilitarla.
En su colectivo y en su liderazgo individual, no solo no sabe cómo
defenderse de sus rivales violentos, no sabe ni como admitir que tiene rivales
que le componen una amenaza existencial.

Una virtud Occidental, y
únicamente Occidental, es la tolerancia y respeto del otro. Esa tolerancia es hoy utilizada por los
mayores enemigos de la civilización Occidental para reclamar espacios públicos
para promover puntos de vista y de pensamiento que pretenden lograr el poder
político para imponer un grado máximo de intolerancia, que impondrían
gustosamente con toda hazaña. Esto es lo
que hacen los islámicos fundamentalistas en Estados Unidos, Gran Bretaña y
Francia y en los demás países liberales, donde utilizan los derechos otorgados
por regímenes liberales para criticar el liberalismo. Esto se ha visto antes. Aquí los fundamentalistas islámicos utilizan
exactamente la misma estrategia que usaban los comunistas para debilitar desde
adentro a los regímenes aliados con Occidente, con la intención de que una vez
tomasen el poder, quitar elecciones, derechos civiles y políticos, y libertad
de prensa.

La tolerancia Occidental será
su fin. En algún momento del tiempo,
Occidente moderno paró de considerarse superior, comenzó por posicionarse como
una alternativa más entre todas las demás civilizaciones y culturas del mundo,
y hoy por hoy hasta se considera inferior, por todos los supuestos males que ha
traido la economía capitalista al mundo.

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Es triste tener que admitir que
ningún supuesto líder de Occidente tiene la suficiente convicción moral en sus
principios y sus logros como para pararse y decir ‘esta es una
civilización superior y digna de ser defendida’. A tal grado se ha extendido la corrección
política crítica de todo proveniente de Occidente que a muchos le habrán
chocado la afirmación central del presente artículo: la civilización Occidental
es superior.


A tal grado llega el declive de
Occidente que ya nadie puede admitir la verdad que es evidente bajo cualquier
luz, cualquier óptica. Los logros de la
civilización Occidental son tal que no se puede cuestionar que es una
civilización superior a las demás alternativas que el mundo jamás ha
conocido. Si el lector aprecia la
libertad de todo tipo de discriminación, debe considerar que eso es
eminentemente liberal y ser liberal es ser de Occidente. Si uno aprecia la tolerancia, la dignidad
humana, los derechos individuales, civiles, y humanos, debe tener en cuenta que
todo eso que consideramos esencial para la vida bella y buena proviene de la
civilización Occidental, y de ninguna otra cultura o civilización. La civilización Occidental ha dado las
comodidades de la vida moderna, la libertad de opresión, de penas y de
hambruna, y un sinfín de bondades para quienes están dispuestos a recibirlas,
mientras los rivales de Occidente prometen y entregan nada de utilidad para la
humanidad.

El mayor daño y mayor amenaza a
la Civilización Occidental no proviene de dictadores asiáticos o rusos, ni de
terroristas islámicos, sino de los intelectuales de Occidente. Los intelectuales de Occidente, obsesionados
en ser políticamente correctos y jamás afirmar que Occidente es superior, se
dedican a promulgar la mentira que todas las civilizaciones son igual de válidas
y merecedoras del mismo respeto intelectual.
Por eso hacen la equivalencia moral entre Hamas e Israel, entre los
pecados de Estados Unidos en Vietnam y los de Alemania Nazi en Europa, entre
los Afro-Americanos quienes, juntos con Martin Luther King, Jr. marcharon en
contra del monopolio de poder político que los miembros del Ku Klux Klan
mantenían para el partido Demócrata en el Sur de Estado Unidos y los vándalos que
hoy asaltan y saquean tiendas de Ferguson, Misuri, en contra de la
discriminación racial … y en pro de un par de Nikes gratis.

En el camino de la trayectoria
histórica, Occidente empezó a olvidarse de la importancia de los principios y
empezó a apostar por lo fácil. Sustituyó
favores y privilegios a grupos particulares, en vez de reglas de aplicación
general. Empezó a sustituir república
por democracia y respetar a las minorías en calidad de minorías, en vez de
seres humanos dignos de los mismos derechos y responsabilidades de los demás, y
nada más. En el olvido de sus principios
comenzó su fin.




El declive de Occidente

Redacción República
27 de agosto, 2014

El presente artículo habla sobre
debilidad de la civilización Occidental. Tristemente, la civilización Occidental
está en pleno declive, y no solo nadie levanta un dedo por ella, sino que su
más fuertes críticos se aprovechan de sus mayores atributos para debilitarla.
En su colectivo y en su liderazgo individual, no solo no sabe cómo
defenderse de sus rivales violentos, no sabe ni como admitir que tiene rivales
que le componen una amenaza existencial.

Una virtud Occidental, y
únicamente Occidental, es la tolerancia y respeto del otro. Esa tolerancia es hoy utilizada por los
mayores enemigos de la civilización Occidental para reclamar espacios públicos
para promover puntos de vista y de pensamiento que pretenden lograr el poder
político para imponer un grado máximo de intolerancia, que impondrían
gustosamente con toda hazaña. Esto es lo
que hacen los islámicos fundamentalistas en Estados Unidos, Gran Bretaña y
Francia y en los demás países liberales, donde utilizan los derechos otorgados
por regímenes liberales para criticar el liberalismo. Esto se ha visto antes. Aquí los fundamentalistas islámicos utilizan
exactamente la misma estrategia que usaban los comunistas para debilitar desde
adentro a los regímenes aliados con Occidente, con la intención de que una vez
tomasen el poder, quitar elecciones, derechos civiles y políticos, y libertad
de prensa.

La tolerancia Occidental será
su fin. En algún momento del tiempo,
Occidente moderno paró de considerarse superior, comenzó por posicionarse como
una alternativa más entre todas las demás civilizaciones y culturas del mundo,
y hoy por hoy hasta se considera inferior, por todos los supuestos males que ha
traido la economía capitalista al mundo.

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ningún supuesto líder de Occidente tiene la suficiente convicción moral en sus
principios y sus logros como para pararse y decir ‘esta es una
civilización superior y digna de ser defendida’. A tal grado se ha extendido la corrección
política crítica de todo proveniente de Occidente que a muchos le habrán
chocado la afirmación central del presente artículo: la civilización Occidental
es superior.


A tal grado llega el declive de
Occidente que ya nadie puede admitir la verdad que es evidente bajo cualquier
luz, cualquier óptica. Los logros de la
civilización Occidental son tal que no se puede cuestionar que es una
civilización superior a las demás alternativas que el mundo jamás ha
conocido. Si el lector aprecia la
libertad de todo tipo de discriminación, debe considerar que eso es
eminentemente liberal y ser liberal es ser de Occidente. Si uno aprecia la tolerancia, la dignidad
humana, los derechos individuales, civiles, y humanos, debe tener en cuenta que
todo eso que consideramos esencial para la vida bella y buena proviene de la
civilización Occidental, y de ninguna otra cultura o civilización. La civilización Occidental ha dado las
comodidades de la vida moderna, la libertad de opresión, de penas y de
hambruna, y un sinfín de bondades para quienes están dispuestos a recibirlas,
mientras los rivales de Occidente prometen y entregan nada de utilidad para la
humanidad.

El mayor daño y mayor amenaza a
la Civilización Occidental no proviene de dictadores asiáticos o rusos, ni de
terroristas islámicos, sino de los intelectuales de Occidente. Los intelectuales de Occidente, obsesionados
en ser políticamente correctos y jamás afirmar que Occidente es superior, se
dedican a promulgar la mentira que todas las civilizaciones son igual de válidas
y merecedoras del mismo respeto intelectual.
Por eso hacen la equivalencia moral entre Hamas e Israel, entre los
pecados de Estados Unidos en Vietnam y los de Alemania Nazi en Europa, entre
los Afro-Americanos quienes, juntos con Martin Luther King, Jr. marcharon en
contra del monopolio de poder político que los miembros del Ku Klux Klan
mantenían para el partido Demócrata en el Sur de Estado Unidos y los vándalos que
hoy asaltan y saquean tiendas de Ferguson, Misuri, en contra de la
discriminación racial … y en pro de un par de Nikes gratis.

En el camino de la trayectoria
histórica, Occidente empezó a olvidarse de la importancia de los principios y
empezó a apostar por lo fácil. Sustituyó
favores y privilegios a grupos particulares, en vez de reglas de aplicación
general. Empezó a sustituir república
por democracia y respetar a las minorías en calidad de minorías, en vez de
seres humanos dignos de los mismos derechos y responsabilidades de los demás, y
nada más. En el olvido de sus principios
comenzó su fin.