Las redes sociales están inundadas con comentarios alarmistas respecto de la mal llamada ley Monsanto y el fin del mundo como lo conocemos. Hay mucha gente hablando muchas tonterías respecto de esta ley y muchos más quienes sin detenerse a hacer un análisis crítico, feliz y rápidamente se suman a la masa.
La ley tiene como objetivo regular los derechos de propiedad intelectual sobre variedades vegetales; es decir, reconoce la propiedad intelectual sobre las innovaciones sobre configuraciones genéticas que alteren una especie vegetal. La ley no hace ninguna concesión específica a la empresa Monsanto; además, Monsanto no es la única empresa que lucra con la modificación genética. Hay varias empresas que se dedican a esto. La insistencia en llamarla ley Monsanto pone de manifiesto una de dos cosas, o se ignora el texto de la ley y solo es una cuestión de masa, o hay una intención de desinformar y desviar la atención del público.
Otros andan diciendo que la ley permite que se patenten las variedades nativas y que después se cobre a los campesinos por sembrar cualquier planta; esto es falso. El artículo 52, que habla de la protección de variedades ya existentes, se refiere a la protección de semillas mejoradas que ya se utilizan en Guatemala. No se refiere a especies nativas ni criollas. La misma ley define que entiende por variedades y esta es la definición válida para la interpretación de la propia ley.
El tema de si las semillas de Monsanto causan cáncer, problemas renales o quién sabe qué es otro tema; es un tema de salud pública y debe estudiarlo el Ministerio de Salud, pero nada tiene que ver con esta ley en específico. Todos los países en los que según entiendo prohibieron el uso de semillas de Monsanto tienen leyes que regulan la propiedad intelectual de variedades vegetales y continúan utilizando semillas mejoradas o GMOs de otro tipo, de otras empresas.
La ley no es perfecta, hay puntos delicados que hay que debatir y discutir; por ejemplo, el adecuado uso de lenguaje técnico que debe ser revisado por profesionales en área. Hay que discutir el agotamiento y alcance del derecho de propiedad de variedades vegetales. ¿Qué pasa si mi maíz criollo es polinizado por maíz mejorado? ¿Es obligación de los productores de bienes de consumo informar si emplean GMOs en su producción? Hay mucho lugar para debate y dialogo, pero esto no va a suceder mientras no seamos responsables y nos informemos antes de emitir opiniones que resultan irresponsables.
Las redes sociales están inundadas con comentarios alarmistas respecto de la mal llamada ley Monsanto y el fin del mundo como lo conocemos. Hay mucha gente hablando muchas tonterías respecto de esta ley y muchos más quienes sin detenerse a hacer un análisis crítico, feliz y rápidamente se suman a la masa.
La ley tiene como objetivo regular los derechos de propiedad intelectual sobre variedades vegetales; es decir, reconoce la propiedad intelectual sobre las innovaciones sobre configuraciones genéticas que alteren una especie vegetal. La ley no hace ninguna concesión específica a la empresa Monsanto; además, Monsanto no es la única empresa que lucra con la modificación genética. Hay varias empresas que se dedican a esto. La insistencia en llamarla ley Monsanto pone de manifiesto una de dos cosas, o se ignora el texto de la ley y solo es una cuestión de masa, o hay una intención de desinformar y desviar la atención del público.
Otros andan diciendo que la ley permite que se patenten las variedades nativas y que después se cobre a los campesinos por sembrar cualquier planta; esto es falso. El artículo 52, que habla de la protección de variedades ya existentes, se refiere a la protección de semillas mejoradas que ya se utilizan en Guatemala. No se refiere a especies nativas ni criollas. La misma ley define que entiende por variedades y esta es la definición válida para la interpretación de la propia ley.
El tema de si las semillas de Monsanto causan cáncer, problemas renales o quién sabe qué es otro tema; es un tema de salud pública y debe estudiarlo el Ministerio de Salud, pero nada tiene que ver con esta ley en específico. Todos los países en los que según entiendo prohibieron el uso de semillas de Monsanto tienen leyes que regulan la propiedad intelectual de variedades vegetales y continúan utilizando semillas mejoradas o GMOs de otro tipo, de otras empresas.
La ley no es perfecta, hay puntos delicados que hay que debatir y discutir; por ejemplo, el adecuado uso de lenguaje técnico que debe ser revisado por profesionales en área. Hay que discutir el agotamiento y alcance del derecho de propiedad de variedades vegetales. ¿Qué pasa si mi maíz criollo es polinizado por maíz mejorado? ¿Es obligación de los productores de bienes de consumo informar si emplean GMOs en su producción? Hay mucho lugar para debate y dialogo, pero esto no va a suceder mientras no seamos responsables y nos informemos antes de emitir opiniones que resultan irresponsables.