A una semana de las
elecciones en Brasil, la actual presidenta, Dilma Rousseff lleva una leve pero
sólida delantera por encima de su rival más cercana Marina Silva y el otro
candidato opositor Aécio Neves. La reelección de Rousseff se miraba muy clara a
inicios del año pasado hasta que pocos meses después iniciaron una serie de
manifestaciones sociales que coincidieron con el evento futbolístico conocido
como la Copa Confederaciones. Para el Mundial de futbol se esperaban más
manifestaciones incluso después de la humillante derrota frente a los
eventuales campeones alemanes, las masivas manifestaciones no se dieron. La
organización del Mundial fue un éxito y la reelección de Rousseff se veía clara
hasta que fueron apareciendo otros candidatos.
Así fue el caso de Eduardo
Campos el gobernador de Pernambuco que se lanzó a la contienda electoral como
el candidato pro empresarial del Partido Socialista. Luego Aécio Neves quien se
presentó como el encargado de revitalizar una economía social de mercado
brasileña. La oposición brasileña se fue forjando alrededor de la paradoja
política del llamado “milagro brasileño”.
Aproximadamente
unos 30 millones de brasileños salieron de la pobreza y se incorporaron a la
clase media en los últimos gobiernos de Cardoso y Lula. Curiosamente esta nueva
clase media ha sido la gran protagonista de las manifestaciones del año pasado.
Los programas de ayuda asistencial han quedado atrás para este grupo que ahora
deben pagar impuestos y a su vez demandan mayor acceso a la educación y a la
salud. Pero el factor más importante de este grupo es que ahora están más
comprometidos con la política y por lo tanto con su futuro. El grupo, sin
embargo, no es homogéneo y se ha convertido en un nicho próximo a las futuras
elecciones del próximo domingo.
La trágica muerte
de Eduardo Campos el mes pasado pareció despejar el camino para Rousseff pero
quien inicialmente era su candidata a la vicepresidencia, la ecologista Marina
Silva, ha tomado las riendas de la candidatura del Partido Socialista y
generado un interesante crecimiento en su intención de voto. Dilma ganará la
primera vuelta el próximo domingo, pero la segunda vuelta del 2 de noviembre
será una competencia abierta por conseguir el voto de estos 30 millones de
brasileños en donde la mejor propuesta de prosperidad será la gran ganadora.
@robertoantoniow
A una semana de las
elecciones en Brasil, la actual presidenta, Dilma Rousseff lleva una leve pero
sólida delantera por encima de su rival más cercana Marina Silva y el otro
candidato opositor Aécio Neves. La reelección de Rousseff se miraba muy clara a
inicios del año pasado hasta que pocos meses después iniciaron una serie de
manifestaciones sociales que coincidieron con el evento futbolístico conocido
como la Copa Confederaciones. Para el Mundial de futbol se esperaban más
manifestaciones incluso después de la humillante derrota frente a los
eventuales campeones alemanes, las masivas manifestaciones no se dieron. La
organización del Mundial fue un éxito y la reelección de Rousseff se veía clara
hasta que fueron apareciendo otros candidatos.
Así fue el caso de Eduardo
Campos el gobernador de Pernambuco que se lanzó a la contienda electoral como
el candidato pro empresarial del Partido Socialista. Luego Aécio Neves quien se
presentó como el encargado de revitalizar una economía social de mercado
brasileña. La oposición brasileña se fue forjando alrededor de la paradoja
política del llamado “milagro brasileño”.
Aproximadamente
unos 30 millones de brasileños salieron de la pobreza y se incorporaron a la
clase media en los últimos gobiernos de Cardoso y Lula. Curiosamente esta nueva
clase media ha sido la gran protagonista de las manifestaciones del año pasado.
Los programas de ayuda asistencial han quedado atrás para este grupo que ahora
deben pagar impuestos y a su vez demandan mayor acceso a la educación y a la
salud. Pero el factor más importante de este grupo es que ahora están más
comprometidos con la política y por lo tanto con su futuro. El grupo, sin
embargo, no es homogéneo y se ha convertido en un nicho próximo a las futuras
elecciones del próximo domingo.
La trágica muerte
de Eduardo Campos el mes pasado pareció despejar el camino para Rousseff pero
quien inicialmente era su candidata a la vicepresidencia, la ecologista Marina
Silva, ha tomado las riendas de la candidatura del Partido Socialista y
generado un interesante crecimiento en su intención de voto. Dilma ganará la
primera vuelta el próximo domingo, pero la segunda vuelta del 2 de noviembre
será una competencia abierta por conseguir el voto de estos 30 millones de
brasileños en donde la mejor propuesta de prosperidad será la gran ganadora.
@robertoantoniow