Simón Bolívar, el libertador, conocido por su incansable búsqueda de un contrapeso
regional para lo que él ya observaba en el norte como la gran superpotencia del
futuro: Los Estados Unidos. Fue conservador de cepa gruesa pero también un
mal administrador político, su proyecto de la Gran Colombia fracasó y uno de sus
principales críticos fue Karl Marx, aún así casi dos siglos después su nombre fue
tomado por Hugo Chávez para su proyecto revolucionario venezolano. Cosas veredes,
amigo Sancho.
Desde nuestra independencia hubo intentos por una integración latinoamericana, una
etapa que podemos llamar hispanoamericanismo. Sin embargo, fue Teddy Roosevelt, el
gran presidente imperialista de los EEUU que finalmente logró reunirnos a todos en un
mismo lugar y así fundar la Unión Panamericana a inicios del siglo XX. Esta dio lugar
en 1948 a la creación de la Organización de Estados Americanos y así una tercer etapa
de la integración regional: el sistema inter – americano.
Este sistema funciono a favor del intervencionismo de los EEUU a lo largo de la
segunda mitad del siglo XX hasta que respiró aires frescos en los 90 ́s, pero por poco
tiempo. El secuestro de los conceptos de democracia, soberanía, derechos humanos
y sociedad civil por parte de una izquierda bien intencionada, bien organizada pero
profundamente inepta echo al traste con dicho proyecto durante los 90 ́s, los años del
neoliberalismo del conocido Consenso de Washington (Williamson, 1989)
Así nació, simbólicamente marcado por la crisis de la bancarrota argentina del 2001,
el Socialismo del Siglo XXI, liderado por el proyecto “bolivariano” de Hugo Chávez
en Venezuela con referente histórico en Cuba. Trece años después, con su segunda
bancarrota, sin un Hugo Chávez y sin un rumbo claro para el socialismo del siglo
XXI, EEUU anuncia retomar sus relaciones con Cuba. El socialismo del siglo XXI
se apaga y cambia de rumbo y EEUU finalmente sale de la caverna conservadora del
embargo cubano, la agenda va atrasada pero vale más tarde que nunca. El simbolismo,
no podría ser mayor y el 2015 apunta, sin duda, a una quinta etapa de regionalismo
latinoamericano.
@robertoantoniow
Simón Bolívar, el libertador, conocido por su incansable búsqueda de un contrapeso
regional para lo que él ya observaba en el norte como la gran superpotencia del
futuro: Los Estados Unidos. Fue conservador de cepa gruesa pero también un
mal administrador político, su proyecto de la Gran Colombia fracasó y uno de sus
principales críticos fue Karl Marx, aún así casi dos siglos después su nombre fue
tomado por Hugo Chávez para su proyecto revolucionario venezolano. Cosas veredes,
amigo Sancho.
Desde nuestra independencia hubo intentos por una integración latinoamericana, una
etapa que podemos llamar hispanoamericanismo. Sin embargo, fue Teddy Roosevelt, el
gran presidente imperialista de los EEUU que finalmente logró reunirnos a todos en un
mismo lugar y así fundar la Unión Panamericana a inicios del siglo XX. Esta dio lugar
en 1948 a la creación de la Organización de Estados Americanos y así una tercer etapa
de la integración regional: el sistema inter – americano.
Este sistema funciono a favor del intervencionismo de los EEUU a lo largo de la
segunda mitad del siglo XX hasta que respiró aires frescos en los 90 ́s, pero por poco
tiempo. El secuestro de los conceptos de democracia, soberanía, derechos humanos
y sociedad civil por parte de una izquierda bien intencionada, bien organizada pero
profundamente inepta echo al traste con dicho proyecto durante los 90 ́s, los años del
neoliberalismo del conocido Consenso de Washington (Williamson, 1989)
Así nació, simbólicamente marcado por la crisis de la bancarrota argentina del 2001,
el Socialismo del Siglo XXI, liderado por el proyecto “bolivariano” de Hugo Chávez
en Venezuela con referente histórico en Cuba. Trece años después, con su segunda
bancarrota, sin un Hugo Chávez y sin un rumbo claro para el socialismo del siglo
XXI, EEUU anuncia retomar sus relaciones con Cuba. El socialismo del siglo XXI
se apaga y cambia de rumbo y EEUU finalmente sale de la caverna conservadora del
embargo cubano, la agenda va atrasada pero vale más tarde que nunca. El simbolismo,
no podría ser mayor y el 2015 apunta, sin duda, a una quinta etapa de regionalismo
latinoamericano.
@robertoantoniow