Política
Política
Empresa
Empresa
Investigación y Análisis
Investigación y Análisis
Internacional
Internacional
Opinión
Opinión
Inmobiliaria
Inmobiliaria
Agenda Empresarial
Agenda Empresarial

Carga Fiscal

Ramon Parellada
16 de octubre, 2015

Ahora que se está discutiendo el proyecto de presupuesto del gobierno de Guatemala para el 2016 vuelve a repetirse la misma cantaleta de siempre sobre la carga fiscal baja. ¡Que somos el país con menor carga fiscal! ¡Que es una vergüenza que tengamos solo el 10% de carga fiscal!¡Que los guatemaltecos no pagamos impuestos!

Lamentablemente, estos comentarios simplistas se los cree medio mundo y no creo que por maldad sino por ignorancia e ingenuidad.   En economía es común escuchar este tipo de comentarios equivocados que desvían las verdaderas discusiones sobre cómo lograr un mayor bienestar para los ciudadanos.   Con argumentos como este caemos en la trampa de creer que la economía es un juego de suma cero y que por ello debemos imponer a los que producen riqueza más impuestos, mejor si son progresivos y con mayores tasas fiscales.

La realidad económica es otra. Lo que se pretende y debería ser nuestro punto de partida, es cómo mejorar el nivel de vida de todos los guatemaltecos. Para ello, el ciudadano necesita más y mejores oportunidades de trabajo, de realizar emprendimientos, de intercambiar con los demás y de disfrutar del fruto de ello. El gobierno implica un costo. El costo de tener gobierno debe ser el más bajo posible al igual que los demás costos.

SUSCRIBITE A NUESTRO NEWSLETTER

La realidad es que para bajar el costo del gobierno se necesitan muchas cosas por el lado del gasto. Que no se meta en lo que no le corresponde. Que haga sólo la función para la cual fue creado, es decir, para administrar la Justicia y las fuerzas armadas y de seguridad. Que esto sea efectivo y no se desvié en mil y una cosas. Un gobierno así no necesita tanto dinero ni gente para funcionar.   Un gobierno así minimiza el costo de tener gobierno.

Por el lado de los impuestos, cuanto menor sea la cantidad de los mismos y menores su tasas impositivas, mayor será la actividad económica. Esto se mide con un mayor crecimiento de la economía.   Con un sistema tributario simple, con tasas proporcionales bajas y no progresivas, la facilidad de pago será mucho mejor y la evasión disminuirá. Esto implicará una mayor recaudación y se necesitará un menor control para ello.

Pero entonces, ¿cuál es la carga fiscal que deberíamos tener? Tengo en mi mente el comentario de un conocido que comentó que Haití tiene una carga fiscal del 14% y nosotros del 10%.

Si y son más pobres que nosotros porque tienen un mayor costo de gobierno que además es débil en cuanto a un verdadero Estado de Derecho, tiene además una enorme cantidad de regulaciones y no se les deja crear esas oportunidades que tanto necesitan para mejorar su bienestar.   No, no es con más caga fiscal que mejoraremos. Es al contrario.

Vuelvo a traer a colación algunos ejemplos que son evidencia de que una mejor carga fiscal puede lograr mucho mayor crecimiento económico que seguir con un gobierno gordo e interventor lleno de actividades. Justamente los países que hoy son ejemplo para nosotros y que ahora tienen cargas tributarias mayores lograron su crecimiento económico con tasas menores a la que Guatemala tiene. Estados Unidos e Inglaterra, por ejemplo, tenían cargas fiscales entre el 6 y el 10% hasta antes de la Gran Depresión. Ya se habían desarrollado y sus crecimientos económicos eran increíbles. Eran centros de atracción de inmigrantes porque eran países que producían muchísimas oportunidades. El costo de tener gobierno era bajo. Incrementaron sus cargas fiscales más adelante, cuando ya eran desarrollados y ricos.

Hay ejemplos de éxito cuando se ha bajado la carga fiscal a todo nivel, ya sea municipal, estatal o federal, según sea el caso, sin que eso signifique menos ingresos fiscales debido precisamente al mayor incremento en la actividad económica. El año pasado vi un artículo titulado “La migración del capital” donde se contaba la historia de Daniel Zimmermann, alcalde de una pequeña ciudad alemana, Monheim, que logró incrementar diez veces sus ingresos fiscales totales luego de una agresiva disminución de impuestos a las empresas. Esto atrajo empresas para que se establecieran en su ciudad. Por supuesto que no tardaron las protestas de alcaldes de otros países y de quienes viven peleando por mayores cargas fiscales para el resto del mundo. Sin embargo, la evidencia fue contundente. Menos costo del gobierno implica mayor actividad económica con mayor creación de valor y por supuesto oportunidades para todos.

Otro caso de estudio ha sido Irlanda cuando disminuyó gradualmente la tasa de impuesto corporativa del 50% en 1985 al 12.5% en el año 2,000. La recaudación total se cuadruplicó nuevamente gracias a que atrajo más capital y la actividad económica se incrementó.

Hong Kong, el país con menor carga fiscal es un ejemplo admirable. Tiene un sistema tributario simple. El Impuesto sobre la renta a las empresas y a las personas es del 17.5%. El crecimiento y desarrollo espectacular de Hong Kong ha sido ejemplo para que China copiara el mismo o algo parecido en algunas de las ciudades que ahora han sido objeto de estudio y han llevado a este país a ser uno de los que en las últimas décadas lograron disminuir su nivel de pobreza más rápidamente.

Para lo que aún siguen negado las ventajas de una baja carga fiscal en el desarrollo de un país pobre basta con recordarles que las zonas francas y todas las leyes de exoneración de impuestos pretender precisamente incrementar la actividad económica, crear valor y además lograr más oportunidades y puestos de trabajo.   El punto es que si esto funciona en éstas zonas libres entonces ¿Por qué no adoptarlo en todo el país haciendo que las reglas fiscales sean las mismas para todos, un sistema tributario simple, neutro y con bajas tasas sin excepciones?

Carga Fiscal

Ramon Parellada
16 de octubre, 2015

Ahora que se está discutiendo el proyecto de presupuesto del gobierno de Guatemala para el 2016 vuelve a repetirse la misma cantaleta de siempre sobre la carga fiscal baja. ¡Que somos el país con menor carga fiscal! ¡Que es una vergüenza que tengamos solo el 10% de carga fiscal!¡Que los guatemaltecos no pagamos impuestos!

Lamentablemente, estos comentarios simplistas se los cree medio mundo y no creo que por maldad sino por ignorancia e ingenuidad.   En economía es común escuchar este tipo de comentarios equivocados que desvían las verdaderas discusiones sobre cómo lograr un mayor bienestar para los ciudadanos.   Con argumentos como este caemos en la trampa de creer que la economía es un juego de suma cero y que por ello debemos imponer a los que producen riqueza más impuestos, mejor si son progresivos y con mayores tasas fiscales.

La realidad económica es otra. Lo que se pretende y debería ser nuestro punto de partida, es cómo mejorar el nivel de vida de todos los guatemaltecos. Para ello, el ciudadano necesita más y mejores oportunidades de trabajo, de realizar emprendimientos, de intercambiar con los demás y de disfrutar del fruto de ello. El gobierno implica un costo. El costo de tener gobierno debe ser el más bajo posible al igual que los demás costos.

SUSCRIBITE A NUESTRO NEWSLETTER

La realidad es que para bajar el costo del gobierno se necesitan muchas cosas por el lado del gasto. Que no se meta en lo que no le corresponde. Que haga sólo la función para la cual fue creado, es decir, para administrar la Justicia y las fuerzas armadas y de seguridad. Que esto sea efectivo y no se desvié en mil y una cosas. Un gobierno así no necesita tanto dinero ni gente para funcionar.   Un gobierno así minimiza el costo de tener gobierno.

Por el lado de los impuestos, cuanto menor sea la cantidad de los mismos y menores su tasas impositivas, mayor será la actividad económica. Esto se mide con un mayor crecimiento de la economía.   Con un sistema tributario simple, con tasas proporcionales bajas y no progresivas, la facilidad de pago será mucho mejor y la evasión disminuirá. Esto implicará una mayor recaudación y se necesitará un menor control para ello.

Pero entonces, ¿cuál es la carga fiscal que deberíamos tener? Tengo en mi mente el comentario de un conocido que comentó que Haití tiene una carga fiscal del 14% y nosotros del 10%.

Si y son más pobres que nosotros porque tienen un mayor costo de gobierno que además es débil en cuanto a un verdadero Estado de Derecho, tiene además una enorme cantidad de regulaciones y no se les deja crear esas oportunidades que tanto necesitan para mejorar su bienestar.   No, no es con más caga fiscal que mejoraremos. Es al contrario.

Vuelvo a traer a colación algunos ejemplos que son evidencia de que una mejor carga fiscal puede lograr mucho mayor crecimiento económico que seguir con un gobierno gordo e interventor lleno de actividades. Justamente los países que hoy son ejemplo para nosotros y que ahora tienen cargas tributarias mayores lograron su crecimiento económico con tasas menores a la que Guatemala tiene. Estados Unidos e Inglaterra, por ejemplo, tenían cargas fiscales entre el 6 y el 10% hasta antes de la Gran Depresión. Ya se habían desarrollado y sus crecimientos económicos eran increíbles. Eran centros de atracción de inmigrantes porque eran países que producían muchísimas oportunidades. El costo de tener gobierno era bajo. Incrementaron sus cargas fiscales más adelante, cuando ya eran desarrollados y ricos.

Hay ejemplos de éxito cuando se ha bajado la carga fiscal a todo nivel, ya sea municipal, estatal o federal, según sea el caso, sin que eso signifique menos ingresos fiscales debido precisamente al mayor incremento en la actividad económica. El año pasado vi un artículo titulado “La migración del capital” donde se contaba la historia de Daniel Zimmermann, alcalde de una pequeña ciudad alemana, Monheim, que logró incrementar diez veces sus ingresos fiscales totales luego de una agresiva disminución de impuestos a las empresas. Esto atrajo empresas para que se establecieran en su ciudad. Por supuesto que no tardaron las protestas de alcaldes de otros países y de quienes viven peleando por mayores cargas fiscales para el resto del mundo. Sin embargo, la evidencia fue contundente. Menos costo del gobierno implica mayor actividad económica con mayor creación de valor y por supuesto oportunidades para todos.

Otro caso de estudio ha sido Irlanda cuando disminuyó gradualmente la tasa de impuesto corporativa del 50% en 1985 al 12.5% en el año 2,000. La recaudación total se cuadruplicó nuevamente gracias a que atrajo más capital y la actividad económica se incrementó.

Hong Kong, el país con menor carga fiscal es un ejemplo admirable. Tiene un sistema tributario simple. El Impuesto sobre la renta a las empresas y a las personas es del 17.5%. El crecimiento y desarrollo espectacular de Hong Kong ha sido ejemplo para que China copiara el mismo o algo parecido en algunas de las ciudades que ahora han sido objeto de estudio y han llevado a este país a ser uno de los que en las últimas décadas lograron disminuir su nivel de pobreza más rápidamente.

Para lo que aún siguen negado las ventajas de una baja carga fiscal en el desarrollo de un país pobre basta con recordarles que las zonas francas y todas las leyes de exoneración de impuestos pretender precisamente incrementar la actividad económica, crear valor y además lograr más oportunidades y puestos de trabajo.   El punto es que si esto funciona en éstas zonas libres entonces ¿Por qué no adoptarlo en todo el país haciendo que las reglas fiscales sean las mismas para todos, un sistema tributario simple, neutro y con bajas tasas sin excepciones?