La fatal arrogancia del socialismo, su falsa moralina y la victimización de la izquierda en Guatemala. En días recientes, un pasquín que se autodenomina medio de comunicación electrónico, continúa su diatriba eterna, predecible y totalmente anticipada contra la empresa privada guatemalteca, contra la inversión extranjera en el país y contra las derechas y el ejército, en una cantaleta francamente patética.
El hippie, que se dice editor de dicho medio, se rasga las vestiduras, como era tan predecible y de esperarse, por el cierre de la embajada de Holanda y de Noruega en Guatemala, las cuales son dos excelentes noticias para Guatemala. Es tan obvio pues, claro al defender a esas fracasadas embajadas y su política exterior intervencionista en Guatemala, defiende también su modus vivendi pues el “medio” que ataca, difama e intenta desprestigiar sin pruebas a las empresas extranjeras y guatemaltecas, vive de los fondos de esas embajadas nórdicas.
Tanto el hippie “feminista”, como el rosario de ONG´s que perderán esa substancial fuente de financiamiento de Noruega (financiamiento que viene, a propósito en el caso noruego, de su odiado petróleo que, según la iglesia, perdón la ideología de este cardumen de ong´s, produce otro tema socialista favorito de la “eco histeria”: el “cambio climático”.)
La verdad es que con todo y el berrinche, Guatemala no necesita de la intervención masiva de la Unión Europea y de algunas embajadas de Norteamérica, no necesitamos volvernos otro fracaso intervencionista o socialista europeo. Lo que necesitamos es ser mas agresivos y audaces en nuestro crecimiento económico para ampliar aún más la clase media y sostener y hacer avanzar aún más el crecimiento económico que ya nos ha llevado de 1,600 US$ per capita, en los 80´s a mas de 5,000. 00 US$ per capita, en los 2,000.
La política de intervención en asuntos internos de Noruega y Holanda en Guatemala son y han sido un rotundo fracaso: ni lograron elegir a un gobierno racista indigenista, ni lograron llevar al poder a partidos de izquierda radical con ex guerrillas a los cuales también ayudaron durante nuestra guerra de guerrillas; ni lograron, gracias a Dios, en volvernos una sociedad secularizada o similar a los fracasos económicos intervencionistas europeos como Portugal, Grecia, o España.
La verdad es que Guatemala, sigue siendo una sociedad mayoritariamente conservadora, pro militar, y religiosa y esa base social ha sido el muro de cal y canto en el cual la agenda socialista secular europea y norteamericana, se ha ido a chocar una y otra vez en Guatemala.
La izquierda y la extrema izquierda tienen derecho a su discurso permanente de victimización constante, de radicalismo y de ataque ideologico a la empresa privada guatemalteca e internacional que opera e invierte en Guatemala. A lo que no tiene derecho es a mentir, a distorsionar y a suponer que el resto de nosotros los guatemaltecos, que no pensamos como ellos, ni odiamos como ellos, ni detestamos a Guatemala como muchos de ellos lo hacen, tengamos que bajar la cabeza y aceptar su fracasada ideología política: una ideología en franco deterioro en toda la América Latina, en Europa y en Norteamérica, una ideología que es una derrota moral, social, política y económica en todo el mundo.
La fatal arrogancia del socialismo, su falsa moralina y la victimización de la izquierda en Guatemala. En días recientes, un pasquín que se autodenomina medio de comunicación electrónico, continúa su diatriba eterna, predecible y totalmente anticipada contra la empresa privada guatemalteca, contra la inversión extranjera en el país y contra las derechas y el ejército, en una cantaleta francamente patética.
El hippie, que se dice editor de dicho medio, se rasga las vestiduras, como era tan predecible y de esperarse, por el cierre de la embajada de Holanda y de Noruega en Guatemala, las cuales son dos excelentes noticias para Guatemala. Es tan obvio pues, claro al defender a esas fracasadas embajadas y su política exterior intervencionista en Guatemala, defiende también su modus vivendi pues el “medio” que ataca, difama e intenta desprestigiar sin pruebas a las empresas extranjeras y guatemaltecas, vive de los fondos de esas embajadas nórdicas.
Tanto el hippie “feminista”, como el rosario de ONG´s que perderán esa substancial fuente de financiamiento de Noruega (financiamiento que viene, a propósito en el caso noruego, de su odiado petróleo que, según la iglesia, perdón la ideología de este cardumen de ong´s, produce otro tema socialista favorito de la “eco histeria”: el “cambio climático”.)
La verdad es que con todo y el berrinche, Guatemala no necesita de la intervención masiva de la Unión Europea y de algunas embajadas de Norteamérica, no necesitamos volvernos otro fracaso intervencionista o socialista europeo. Lo que necesitamos es ser mas agresivos y audaces en nuestro crecimiento económico para ampliar aún más la clase media y sostener y hacer avanzar aún más el crecimiento económico que ya nos ha llevado de 1,600 US$ per capita, en los 80´s a mas de 5,000. 00 US$ per capita, en los 2,000.
La política de intervención en asuntos internos de Noruega y Holanda en Guatemala son y han sido un rotundo fracaso: ni lograron elegir a un gobierno racista indigenista, ni lograron llevar al poder a partidos de izquierda radical con ex guerrillas a los cuales también ayudaron durante nuestra guerra de guerrillas; ni lograron, gracias a Dios, en volvernos una sociedad secularizada o similar a los fracasos económicos intervencionistas europeos como Portugal, Grecia, o España.
La verdad es que Guatemala, sigue siendo una sociedad mayoritariamente conservadora, pro militar, y religiosa y esa base social ha sido el muro de cal y canto en el cual la agenda socialista secular europea y norteamericana, se ha ido a chocar una y otra vez en Guatemala.
La izquierda y la extrema izquierda tienen derecho a su discurso permanente de victimización constante, de radicalismo y de ataque ideologico a la empresa privada guatemalteca e internacional que opera e invierte en Guatemala. A lo que no tiene derecho es a mentir, a distorsionar y a suponer que el resto de nosotros los guatemaltecos, que no pensamos como ellos, ni odiamos como ellos, ni detestamos a Guatemala como muchos de ellos lo hacen, tengamos que bajar la cabeza y aceptar su fracasada ideología política: una ideología en franco deterioro en toda la América Latina, en Europa y en Norteamérica, una ideología que es una derrota moral, social, política y económica en todo el mundo.