Política
Política
Empresa
Empresa
Investigación y Análisis
Investigación y Análisis
Internacional
Internacional
Opinión
Opinión
Inmobiliaria
Inmobiliaria
Agenda Empresarial
Agenda Empresarial

Un silencio que no conviene

Adriana Lopez
04 de diciembre, 2015

La mayoría de nosotros conocemos a una mujer que sufre de algún abuso, pero pocos nos hemos tomado la tarea de ayudarla o por lo menos invitarla a huir de esta situación. La historia siempre es la misma: nos encargamos de criticar, correr el chisme o sentir lástima por la víctima; hasta que las cosas de un día a otro empeoran drásticamente y caemos en la cuenta de que debimos actuar cuando aún estábamos a tiempo pero ahora ya es muy tarde.

Tuvieron que pasar cuatro años desde la desaparición de Cristina Siekavizza para que se hablara de sus derechos como mujer y se cumplieran. Varias personas que sabían del maltrato que Cristina recibía o al menos lo sospechaban, relataron hasta después de su desaparición los abusos que habían visto o escuchado.  Esto me hace preguntarme: ¿cuántas de estas personas pudieron prevenir su muerte y no lo hicieron al quedarse calladas?

Diariamente, usted y yo convivimos con personas que sufren de abusos como los que pasó Cristina Siekavizza antes de desaparecer. Una compañera de trabajo, la vecina, una amiga y hasta un familiar; cualquiera puede ser esa persona que nos necesita. Tenemos en nuestras manos la decisión de hacer algo para apoyar a estas mujeres que cegadas por amor o necesidad no salen de relaciones destructivas con abusadores que podrían llevarlas a la muerte.

SUSCRIBITE A NUESTRO NEWSLETTER

¿Cuántas Cristinas más hay en Guatemala? ¿Cuántas mujeres más sufren cada día un calvario en su propio hogar? Hacer las cuentas, sería darnos un choque crudo con la realidad. Lo que yo recomiendo, en todo caso, es apostarle a la prevención. No sirve de mucho encontrar culpables, cuando ya todo acabó y una vida se perdió. Pero que útil sería denunciar a los abusadores cuando aún estamos a tiempo.

Dejemos de esperar a que sea muy tarde, para salvar la vida de esa amiga, hermana, tía o conocida. Busquemos más  información, encontramos más maneras de ayudar y apoyemos más a quienes nos necesitan.

Y a propósito de esta causa, no está mal recordar que aún estamos en los 16 días días dedicados por la ONU para apoyar al movimiento en contra de la violencia hacia cualquier género. ¿La manera más fácil de involucrarse? Ponga su mundo de color anaranjado (visite http://www.unwomen.org/en/news/stories/2015/11/orange-the-world-2015) y comparta el contenido con sus amigos para que otros se enteren de la causa.

Le restan cinco días para apoyar la campaña de Orange the World y una vida para apoyar el cumplimiento de los derechos de cada protagonista de la sociedad. En la búsqueda que todos hacemos por la libertad, no hay que olvidar las palabras que una vez dijo Nelson Mandela: “La libertad no puede lograrse a menos que las mujeres se hayan emancipado de todas las formas de opresión.” Todavía nos falta mucho, ¿usted está dispuesto a colaborar?

Un silencio que no conviene

Adriana Lopez
04 de diciembre, 2015

La mayoría de nosotros conocemos a una mujer que sufre de algún abuso, pero pocos nos hemos tomado la tarea de ayudarla o por lo menos invitarla a huir de esta situación. La historia siempre es la misma: nos encargamos de criticar, correr el chisme o sentir lástima por la víctima; hasta que las cosas de un día a otro empeoran drásticamente y caemos en la cuenta de que debimos actuar cuando aún estábamos a tiempo pero ahora ya es muy tarde.

Tuvieron que pasar cuatro años desde la desaparición de Cristina Siekavizza para que se hablara de sus derechos como mujer y se cumplieran. Varias personas que sabían del maltrato que Cristina recibía o al menos lo sospechaban, relataron hasta después de su desaparición los abusos que habían visto o escuchado.  Esto me hace preguntarme: ¿cuántas de estas personas pudieron prevenir su muerte y no lo hicieron al quedarse calladas?

Diariamente, usted y yo convivimos con personas que sufren de abusos como los que pasó Cristina Siekavizza antes de desaparecer. Una compañera de trabajo, la vecina, una amiga y hasta un familiar; cualquiera puede ser esa persona que nos necesita. Tenemos en nuestras manos la decisión de hacer algo para apoyar a estas mujeres que cegadas por amor o necesidad no salen de relaciones destructivas con abusadores que podrían llevarlas a la muerte.

SUSCRIBITE A NUESTRO NEWSLETTER

¿Cuántas Cristinas más hay en Guatemala? ¿Cuántas mujeres más sufren cada día un calvario en su propio hogar? Hacer las cuentas, sería darnos un choque crudo con la realidad. Lo que yo recomiendo, en todo caso, es apostarle a la prevención. No sirve de mucho encontrar culpables, cuando ya todo acabó y una vida se perdió. Pero que útil sería denunciar a los abusadores cuando aún estamos a tiempo.

Dejemos de esperar a que sea muy tarde, para salvar la vida de esa amiga, hermana, tía o conocida. Busquemos más  información, encontramos más maneras de ayudar y apoyemos más a quienes nos necesitan.

Y a propósito de esta causa, no está mal recordar que aún estamos en los 16 días días dedicados por la ONU para apoyar al movimiento en contra de la violencia hacia cualquier género. ¿La manera más fácil de involucrarse? Ponga su mundo de color anaranjado (visite http://www.unwomen.org/en/news/stories/2015/11/orange-the-world-2015) y comparta el contenido con sus amigos para que otros se enteren de la causa.

Le restan cinco días para apoyar la campaña de Orange the World y una vida para apoyar el cumplimiento de los derechos de cada protagonista de la sociedad. En la búsqueda que todos hacemos por la libertad, no hay que olvidar las palabras que una vez dijo Nelson Mandela: “La libertad no puede lograrse a menos que las mujeres se hayan emancipado de todas las formas de opresión.” Todavía nos falta mucho, ¿usted está dispuesto a colaborar?