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Me niego a negociar con socialistas

Redacción
11 de febrero, 2015

En las sociedades contemporáneas, la forma de poder más importante es el poder integrador. Su objeto recae principalmente en la personalidad de cada cual, la capacidad de vincularse positivamente con los demás (personas, grupos u organizaciones). Mutatis mutandi, para el Gobierno o instituciones que trabajan temas sociales esta clase de poder sirve para construir un orden político más relajado, tolerante y ecuménico (Boulding, 1993).

Si como ciudadanos tomamos una actitud diferente, es decir desintegradora, caemos en una de las peores formas de relacionamiento humano pues la capacidad para la simpatía es una característica importante que ni siquiera los animales desconocen. El poder integrador crea respeto y legitimidad.

A veces es usual escuchar a personas involucradas en diferentes problemáticas (de negocios, de litigio, etc.) decir frases como “me niego a negociar con socialistas”, pensando equivocadamente que una persona con ideas socialistas es guerrillera; o bien, quienes creen que una persona pragmática del capitalismo es explotador, egoísta y desconsiderado de los demás, por lo que “no se sentarían nunca a la mesa con un neoliberal”.

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Este tipo de ideas son tan nefastas como la lluvia de ceniza que acaba de caer en la capital debido al volcán de Fuego; paralizan mediaciones, negociaciones, procesos de cambio para el bien común, institucionalización de procesos de paz y obstaculizan las más entusiastas propuestas de desarrollo económico.

Un ejemplo de estos resabios de antaño en el pensamiento político lo constituyen los artículos 18 numeral 9 y transitorio 1 numeral 8 del capítulo XX, ambos en cuanto a la frase “la ideología comunista”, de la Ley Orgánica del Servicio Diplomático, que es objeto de análisis constitucional gracias al planteamiento de inconstitucionalidad parcial de ley de carácter general presentada por mi colega el también abogado constitucionalista Aizenstatd Leistenschneider. Actualmente esas normas duermen el sueño de los justos gracias a la suspensión provisional dictada por la Corte de Constitucionalidad.

Ahora bien, si continuáramos aceptando como sociedad estas actitudes desintegradoras o destructivas, el día de mañana va gobernar el partido socialista y su aplanadora en el Congreso aprueba una ley para prohibir y criminalizar a los neolibrales o libertarios ¿Qué pasaría entonces si aplicamos la lógica que respalda legislación como la que cito de ejemplo?

Si queremos un ambiente sano y propicio para el desarrollo económico y social debemos darnos a la tarea de señalar y reprender a quienes se expresan despectiva e irresponsablemente de los demás sólo por pensar distinto a ellos… vale aquí la tan afamada frase de Voltaire “No estoy de acuerdo con lo que dices, pero defenderé con mi vida tu derecho a expresarlo”.

Me niego a negociar con socialistas

Redacción
11 de febrero, 2015

En las sociedades contemporáneas, la forma de poder más importante es el poder integrador. Su objeto recae principalmente en la personalidad de cada cual, la capacidad de vincularse positivamente con los demás (personas, grupos u organizaciones). Mutatis mutandi, para el Gobierno o instituciones que trabajan temas sociales esta clase de poder sirve para construir un orden político más relajado, tolerante y ecuménico (Boulding, 1993).

Si como ciudadanos tomamos una actitud diferente, es decir desintegradora, caemos en una de las peores formas de relacionamiento humano pues la capacidad para la simpatía es una característica importante que ni siquiera los animales desconocen. El poder integrador crea respeto y legitimidad.

A veces es usual escuchar a personas involucradas en diferentes problemáticas (de negocios, de litigio, etc.) decir frases como “me niego a negociar con socialistas”, pensando equivocadamente que una persona con ideas socialistas es guerrillera; o bien, quienes creen que una persona pragmática del capitalismo es explotador, egoísta y desconsiderado de los demás, por lo que “no se sentarían nunca a la mesa con un neoliberal”.

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Un ejemplo de estos resabios de antaño en el pensamiento político lo constituyen los artículos 18 numeral 9 y transitorio 1 numeral 8 del capítulo XX, ambos en cuanto a la frase “la ideología comunista”, de la Ley Orgánica del Servicio Diplomático, que es objeto de análisis constitucional gracias al planteamiento de inconstitucionalidad parcial de ley de carácter general presentada por mi colega el también abogado constitucionalista Aizenstatd Leistenschneider. Actualmente esas normas duermen el sueño de los justos gracias a la suspensión provisional dictada por la Corte de Constitucionalidad.

Ahora bien, si continuáramos aceptando como sociedad estas actitudes desintegradoras o destructivas, el día de mañana va gobernar el partido socialista y su aplanadora en el Congreso aprueba una ley para prohibir y criminalizar a los neolibrales o libertarios ¿Qué pasaría entonces si aplicamos la lógica que respalda legislación como la que cito de ejemplo?

Si queremos un ambiente sano y propicio para el desarrollo económico y social debemos darnos a la tarea de señalar y reprender a quienes se expresan despectiva e irresponsablemente de los demás sólo por pensar distinto a ellos… vale aquí la tan afamada frase de Voltaire “No estoy de acuerdo con lo que dices, pero defenderé con mi vida tu derecho a expresarlo”.