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Objetivismo: Lógica y definición

Redacción
25 de febrero, 2015

Para formar conceptos hay que obedecer la necesaria jerarquía. La mayoría de personas forman, en los niveles superiores, sólo conceptos aproximados, es decir, palabras que imitan el uso que otros les dan. Tales aproximaciones no se pueden aplicar con precisión a sus unidades. Rand los llama “abstracciones flotantes.”

Las “abstracciones flotantes” estropean la cognición. Como dice Rand:

“Partiendo del hábito mental de aprender palabras sin comprender su significado, las personas encuentran que les es imposible comprender abstracciones más elevadas. Su desarrollo conceptual consiste en condensar niebla sobre niebla, y ésta en una niebla todavía más densa, hasta que la jerarquía estructural de los conceptos se quiebran en sus mentes y pierde toda relación con la realidad.”

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Por ejemplo, hay gente que usa el concepto de nivel superior “libertad” –la condición del humano de vivir y actuar sin estar a merced de las decisiones arbitrarias de otras personas, al estar protegido por leyes dentro de una sociedad contractual o constitucional –sin entenderlo. Lo pueden aplicar a algunos concretos, como al entender que un esclavo en cadenas no es libre, pero al no haber pescado con claridad el concepto lo usan de formas muy extrañas, como cuando afirman “que uno no es libre porque tiene que trabajar”, o “porque uno necesita de un avión para volar”. O que uno “no es libre porque no puede hacer lo que se le dé la gana, ya que está limitado por los derechos de los demás”.

También se da el caso de que violan la jerarquía conceptual, porque al no haber observado los pasos necesarios al formar un concepto, no lo pueden recordar al paso de los años. En este caso se cae en la falacia del “concepto robado”.

El remedio para evitar tener “abstracciones flotantes” o “conceptos robados”, es un buen proceso de hacer la definición.

Una definición es una aserción que identifica la naturaleza de las unidades subsumidas bajo un concepto.

El propósito de una definición es distinguir un concepto de todo otro concepto, y así, mantener sus unidades diferenciadas de todo otro existente, dándole así al concepto una identidad específica. Para lograrlo, debe cumplir con las siguientes reglas:

1. LA REGLA DEL GÉNERO Y LA DIFERENCIA

La definición debe consistir de un género y una diferencia.

En términos Objetivistas, el género es la clase de cosas que tienen el Denominador Conceptual Común –DCC. La diferencia es un rango de mediciones dentro del DCC. La definición debe consistir sólo de un género y una diferencia como en: “mujer es el humano (género) femenino (diferencia). No es correcto decir: “Mujer es el humano femenino como mi madre.” Ni es correcto: “Mujer es el humano”.

2. LA REGLA DE REFERENCIA

La definición debe especificar un grupo de referentes en la realidad.

Hay cuatro formas de violar esta regla: Sinonimia, circularidad, vaguedad y metáfora. Un ejemplo de sinonimia es: “El hombre es un ser humano.” Circularidad es cuando A se define en términos de B, cuando B se debe definir en términos de A, por ejemplo: “Arte es lo que hace un artista.” Un ejemplo de vaguedad es: “Arte es la expresión de sentimientos.” Y un ejemplo de metáfora es: “Arquitectura es música congelada.”

3. LA REGLA DEL ÁMBITO

La definición debe tener el mismo ámbito que el concepto que define.

La definición no debe ser ni muy amplia ni muy estrecha. El punto aquí es la verdad de la definición. Una definición que es muy amplia es falsa en tanto definición, pues implica que hay cosas que son unidades sin serlo: “Una ensalada es un plato de comida que lleva lechuga.” Implica, por ejemplo, que una hamburguesa con lechuga es ensalada.

Por otro lado, una definición que es muy estrecha es falsa en tanto definición, pues implica que algunas cosas que son unidades no lo son: “Un vaso es un recipiente de vidrio, de forma cilíndrica que sirve para beber.” Implica que un vaso de plástico no es vaso.

Una definición también puede ser muy amplia y muy estrecha a la vez: “El hombre es un animal blanco.” Excluye a los que no son caucásicos, e incluye a los osos polares.

Una definición es precedida por la formación conceptual. Antes de formar la definición de un concepto, sabemos cuáles son sus unidades. Partimos de la observación de la realidad, y no de definiciones como pensaba Platón. La definición es el último paso en la formación del concepto. La definición señala de forma explícita la similitud en la observación de similitudes y diferencias. El repositorio mental del concepto antecede a la etiqueta con que lo identificamos. Primero uno tiene en mente las unidades del concepto y luego hace uno la definición del mismo.

4. LA REGLA DE FUNDAMENTALIDAD

La definición debe aseverar las características distintivas fundamentales.

Esta regla se hace necesaria cuando hay varias características que podrían servir para aislar las unidades del concepto de otros existentes dentro del género. Por ejemplo, el humano tiene la habilidad de hacer instrumentos, de razonar, de hablar, de imaginar. ¿Cuál de estas características distintivas, se debería usar como diferencia en la definición de “humano”? Pues la característica esencial de los referentes del concepto, la que es fundamental, la que causa o explica el mayor número de las otras características.

La definición “el humano es el animal que hace instrumentos”, viola la regla de características distintivas fundamentales, porque la habilidad del humano de hacer instrumentos es una consecuencia de su habilidad de usar su razón. Lo mismo sucede con la definición “el humano es el animal que habla un lenguaje”, porque la habilidad del humano de hablar un lenguaje se explica por su habilidad de formar conceptos, es decir, de usar su razón. Así que la regla de características distintivas fundamentales dicta que la definición deba ser: “El humano es el animal racional”.

5. LA REGLA DE ECONOMÍA DE UNIDADES

La definición debe ser un predicable único y económico.

La definición no es un sumario exhaustivo de las características de las unidades, ni un sustituto del concepto. Es una herramienta cognitiva, un medio de recordar rápidamente la naturaleza de las unidades, como la etiqueta en la carpeta del archivo, que nos informa de su contenido. La definición debe ser corta. Entre más corta, más condensada es, y por tanto, mejor. Al ser corta le da preeminencia al género, lo que ayuda a organizar los conceptos en una serie progresiva de géneros más amplios. La definición: “el humano es el animal cuya facultad de darse cuenta, le permite, desde su infancia hasta su edad senil, formar y usar conceptos”, es una definición que evidentemente no sirve como etiqueta para el archivo de “humano”. Viola la regla de economía de unidades.

Estas cinco reglas no son arbitrarias. Son lo que se necesita para que la definición haga su función, que es permitirle a uno saber de qué está hablando, es decir, a que cosas se refiere uno y cuál es su característica esencial. Las definiciones le permiten a los conceptos funcionar como conceptos, en lugar de como abstracciones flotantes o sonidos inarticulados.

Objetivismo: Lógica y definición

Redacción
25 de febrero, 2015

Para formar conceptos hay que obedecer la necesaria jerarquía. La mayoría de personas forman, en los niveles superiores, sólo conceptos aproximados, es decir, palabras que imitan el uso que otros les dan. Tales aproximaciones no se pueden aplicar con precisión a sus unidades. Rand los llama “abstracciones flotantes.”

Las “abstracciones flotantes” estropean la cognición. Como dice Rand:

“Partiendo del hábito mental de aprender palabras sin comprender su significado, las personas encuentran que les es imposible comprender abstracciones más elevadas. Su desarrollo conceptual consiste en condensar niebla sobre niebla, y ésta en una niebla todavía más densa, hasta que la jerarquía estructural de los conceptos se quiebran en sus mentes y pierde toda relación con la realidad.”

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Por ejemplo, hay gente que usa el concepto de nivel superior “libertad” –la condición del humano de vivir y actuar sin estar a merced de las decisiones arbitrarias de otras personas, al estar protegido por leyes dentro de una sociedad contractual o constitucional –sin entenderlo. Lo pueden aplicar a algunos concretos, como al entender que un esclavo en cadenas no es libre, pero al no haber pescado con claridad el concepto lo usan de formas muy extrañas, como cuando afirman “que uno no es libre porque tiene que trabajar”, o “porque uno necesita de un avión para volar”. O que uno “no es libre porque no puede hacer lo que se le dé la gana, ya que está limitado por los derechos de los demás”.

También se da el caso de que violan la jerarquía conceptual, porque al no haber observado los pasos necesarios al formar un concepto, no lo pueden recordar al paso de los años. En este caso se cae en la falacia del “concepto robado”.

El remedio para evitar tener “abstracciones flotantes” o “conceptos robados”, es un buen proceso de hacer la definición.

Una definición es una aserción que identifica la naturaleza de las unidades subsumidas bajo un concepto.

El propósito de una definición es distinguir un concepto de todo otro concepto, y así, mantener sus unidades diferenciadas de todo otro existente, dándole así al concepto una identidad específica. Para lograrlo, debe cumplir con las siguientes reglas:

1. LA REGLA DEL GÉNERO Y LA DIFERENCIA

La definición debe consistir de un género y una diferencia.

En términos Objetivistas, el género es la clase de cosas que tienen el Denominador Conceptual Común –DCC. La diferencia es un rango de mediciones dentro del DCC. La definición debe consistir sólo de un género y una diferencia como en: “mujer es el humano (género) femenino (diferencia). No es correcto decir: “Mujer es el humano femenino como mi madre.” Ni es correcto: “Mujer es el humano”.

2. LA REGLA DE REFERENCIA

La definición debe especificar un grupo de referentes en la realidad.

Hay cuatro formas de violar esta regla: Sinonimia, circularidad, vaguedad y metáfora. Un ejemplo de sinonimia es: “El hombre es un ser humano.” Circularidad es cuando A se define en términos de B, cuando B se debe definir en términos de A, por ejemplo: “Arte es lo que hace un artista.” Un ejemplo de vaguedad es: “Arte es la expresión de sentimientos.” Y un ejemplo de metáfora es: “Arquitectura es música congelada.”

3. LA REGLA DEL ÁMBITO

La definición debe tener el mismo ámbito que el concepto que define.

La definición no debe ser ni muy amplia ni muy estrecha. El punto aquí es la verdad de la definición. Una definición que es muy amplia es falsa en tanto definición, pues implica que hay cosas que son unidades sin serlo: “Una ensalada es un plato de comida que lleva lechuga.” Implica, por ejemplo, que una hamburguesa con lechuga es ensalada.

Por otro lado, una definición que es muy estrecha es falsa en tanto definición, pues implica que algunas cosas que son unidades no lo son: “Un vaso es un recipiente de vidrio, de forma cilíndrica que sirve para beber.” Implica que un vaso de plástico no es vaso.

Una definición también puede ser muy amplia y muy estrecha a la vez: “El hombre es un animal blanco.” Excluye a los que no son caucásicos, e incluye a los osos polares.

Una definición es precedida por la formación conceptual. Antes de formar la definición de un concepto, sabemos cuáles son sus unidades. Partimos de la observación de la realidad, y no de definiciones como pensaba Platón. La definición es el último paso en la formación del concepto. La definición señala de forma explícita la similitud en la observación de similitudes y diferencias. El repositorio mental del concepto antecede a la etiqueta con que lo identificamos. Primero uno tiene en mente las unidades del concepto y luego hace uno la definición del mismo.

4. LA REGLA DE FUNDAMENTALIDAD

La definición debe aseverar las características distintivas fundamentales.

Esta regla se hace necesaria cuando hay varias características que podrían servir para aislar las unidades del concepto de otros existentes dentro del género. Por ejemplo, el humano tiene la habilidad de hacer instrumentos, de razonar, de hablar, de imaginar. ¿Cuál de estas características distintivas, se debería usar como diferencia en la definición de “humano”? Pues la característica esencial de los referentes del concepto, la que es fundamental, la que causa o explica el mayor número de las otras características.

La definición “el humano es el animal que hace instrumentos”, viola la regla de características distintivas fundamentales, porque la habilidad del humano de hacer instrumentos es una consecuencia de su habilidad de usar su razón. Lo mismo sucede con la definición “el humano es el animal que habla un lenguaje”, porque la habilidad del humano de hablar un lenguaje se explica por su habilidad de formar conceptos, es decir, de usar su razón. Así que la regla de características distintivas fundamentales dicta que la definición deba ser: “El humano es el animal racional”.

5. LA REGLA DE ECONOMÍA DE UNIDADES

La definición debe ser un predicable único y económico.

La definición no es un sumario exhaustivo de las características de las unidades, ni un sustituto del concepto. Es una herramienta cognitiva, un medio de recordar rápidamente la naturaleza de las unidades, como la etiqueta en la carpeta del archivo, que nos informa de su contenido. La definición debe ser corta. Entre más corta, más condensada es, y por tanto, mejor. Al ser corta le da preeminencia al género, lo que ayuda a organizar los conceptos en una serie progresiva de géneros más amplios. La definición: “el humano es el animal cuya facultad de darse cuenta, le permite, desde su infancia hasta su edad senil, formar y usar conceptos”, es una definición que evidentemente no sirve como etiqueta para el archivo de “humano”. Viola la regla de economía de unidades.

Estas cinco reglas no son arbitrarias. Son lo que se necesita para que la definición haga su función, que es permitirle a uno saber de qué está hablando, es decir, a que cosas se refiere uno y cuál es su característica esencial. Las definiciones le permiten a los conceptos funcionar como conceptos, en lugar de como abstracciones flotantes o sonidos inarticulados.