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Apaciguamiento 2.0: la política externa fallida ante la barbarie

Nicholas Virzi
05 de febrero, 2015

El Estado Islámico recientemente divulgó el video en el que se grabó como quemaron vivo dentro de una jaula al piloto jordano Muaz Kasasbeh. Como no fue el caso con otros hechos igual de crueles en lo extremo, este acto bárbaro si logró despertar el asombro, la indignación, y la ira de los pueblos del mundo civilizado, que prontamente retornaron a platicar sobre temas de mayor importancia, como el cambio de género de Bruce Jenner.

El mundo tiene a la vista los resultados de una política externa fallida, no solo de Estados Unidos, sino todo el mundo de Occidente. La premisa de la doctrina Bush es que había agentes del mal en el mundo que intentaban hacer daño a Estados Unidos, y sus aliados, porque su existencia, prosperidad y el atractivo universal de la vida en libertad representaba para ellos una amenaza concreta a su estilo de vida feudal y fundamentalista. La conclusión de la doctrina Bush es que había que tomar la ofensiva contra los movimientos del terrorismo islámico, para prevenir que atacasen a las personas, propiedades e intereses de Occidente en sus propias tierras. Ergo, dos guerras de Estados Unidos, una en Afganistán, otra en Iraq, bajo el gobierno de George W. Bush.

La premisa de la doctrina Obama es que la agresividad Americana es lo que provoca que los fundamentalistas islámicos atacasen a Estados Unidos y sus aliados. Si tan solo se dejaran en paz a los fundamentalistas islámicos, ellos no cometerían actos de terrorismo en contra de Estados Unidos y sus aliados. Detrás de todo acto de terrorismo había una queja válida de los fundamentalistas musulmanes con la que habría que, en las palabras de Hillary Clinton, tener empatía. La conclusión de la doctrina Obama es que habrá que retraer el poder Americano, dejar de proyectar una actitud de excepcionalismo Americano, y adoptar una postura conciliadora, que primase a la negociación. Con solo esto, se calmarían las aguas del mar político internacional, en pro de la paz mundial.

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Tanto la doctrina Bush como la doctrina Obama tuvo la clara intención de proteger a Estados Unidos, primordialmente, y en segundo plano, los aliados de Estados Unidos. La pregunta sería ¿Estados Unidos y sus aliados están más seguros en 2015 que en 2005? Difícil, sino imposible, contestar esta pregunta en lo afirmativo. Ningún país aliado confía más en Estados Unidos hoy que ayer. Ningún enemigo teme más a Estados Unidos hoy que ayer. En ninguna parte del mundo es esto mas claro que en el Medio Oriente, pero también las consecuencias se ven en las fronteras europeas con la expansión bélica de Rusia, o en Asia, donde los japoneses contemplan rearmarse, habiendo tenido amplia evidencia que ya no pueden confiar en la sombrilla de seguridad que antes proveía Estados Unidos ante las potencias de Rusia y China.

De ninguna manera este cambio radical de estado de situación se debe a un declive en el poder de Estados Unidos. En ausencia de derrota en guerra total, la estructura de poder en el sistema internacional no cambia en cuestión de tan pocos años. Estados Unidos no ha sido derrotado, solo ha perdido su voluntad y su vigor, su convicción que representa los ideales superiores que deberían de guiar el mundo entero. Dudando de su derecho y obligación de defender y avanzar sus intereses, que por fortuna de las consecuencias no intencionadas positivas, son del colectivo de Occidente también, se ha retraído, negándose siquiera a admitir que existe la amenaza del terrorismo islámico mundial. La factura se esta cobrando hoy, tanto a Estados Unidos como a sus países aliados.

¿Puede uno dudar que harían estos bárbaros con armas de destrucción masiva? Saddam Hussein de Iraq las tuvo, y las usó. Bashir al Assad de Siria, las tiene y las usó. Los terroristas del Estado Islámico las busca obtener, para usarlas, y tienen los recursos y la motivación para lograr su cometido.

La doctrina Obama ha fallado porque se basa en una concepción idealista del sistema político internacional. En un sistema político internacional cuyo rasgo principal es la anarquía y ausencia de poder central, la cooperación ocurre por la coincidencia de intereses privados, guiados por el liderazgo en acción del actor mas interesado, sobre todo en cuestiones de paz y guerra. Los enemigos iliberales de la humanidad no se detendrán si uno simplemente los deja en paz para que torturen, mutilen, esclavicen, y quemen vivos a su propia gente, porque quienes harían eso a su propia gente, pronto buscarían otras victimas. El poder aborrece un vacío.

Apaciguamiento 2.0: la política externa fallida ante la barbarie

Nicholas Virzi
05 de febrero, 2015

El Estado Islámico recientemente divulgó el video en el que se grabó como quemaron vivo dentro de una jaula al piloto jordano Muaz Kasasbeh. Como no fue el caso con otros hechos igual de crueles en lo extremo, este acto bárbaro si logró despertar el asombro, la indignación, y la ira de los pueblos del mundo civilizado, que prontamente retornaron a platicar sobre temas de mayor importancia, como el cambio de género de Bruce Jenner.

El mundo tiene a la vista los resultados de una política externa fallida, no solo de Estados Unidos, sino todo el mundo de Occidente. La premisa de la doctrina Bush es que había agentes del mal en el mundo que intentaban hacer daño a Estados Unidos, y sus aliados, porque su existencia, prosperidad y el atractivo universal de la vida en libertad representaba para ellos una amenaza concreta a su estilo de vida feudal y fundamentalista. La conclusión de la doctrina Bush es que había que tomar la ofensiva contra los movimientos del terrorismo islámico, para prevenir que atacasen a las personas, propiedades e intereses de Occidente en sus propias tierras. Ergo, dos guerras de Estados Unidos, una en Afganistán, otra en Iraq, bajo el gobierno de George W. Bush.

La premisa de la doctrina Obama es que la agresividad Americana es lo que provoca que los fundamentalistas islámicos atacasen a Estados Unidos y sus aliados. Si tan solo se dejaran en paz a los fundamentalistas islámicos, ellos no cometerían actos de terrorismo en contra de Estados Unidos y sus aliados. Detrás de todo acto de terrorismo había una queja válida de los fundamentalistas musulmanes con la que habría que, en las palabras de Hillary Clinton, tener empatía. La conclusión de la doctrina Obama es que habrá que retraer el poder Americano, dejar de proyectar una actitud de excepcionalismo Americano, y adoptar una postura conciliadora, que primase a la negociación. Con solo esto, se calmarían las aguas del mar político internacional, en pro de la paz mundial.

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Tanto la doctrina Bush como la doctrina Obama tuvo la clara intención de proteger a Estados Unidos, primordialmente, y en segundo plano, los aliados de Estados Unidos. La pregunta sería ¿Estados Unidos y sus aliados están más seguros en 2015 que en 2005? Difícil, sino imposible, contestar esta pregunta en lo afirmativo. Ningún país aliado confía más en Estados Unidos hoy que ayer. Ningún enemigo teme más a Estados Unidos hoy que ayer. En ninguna parte del mundo es esto mas claro que en el Medio Oriente, pero también las consecuencias se ven en las fronteras europeas con la expansión bélica de Rusia, o en Asia, donde los japoneses contemplan rearmarse, habiendo tenido amplia evidencia que ya no pueden confiar en la sombrilla de seguridad que antes proveía Estados Unidos ante las potencias de Rusia y China.

De ninguna manera este cambio radical de estado de situación se debe a un declive en el poder de Estados Unidos. En ausencia de derrota en guerra total, la estructura de poder en el sistema internacional no cambia en cuestión de tan pocos años. Estados Unidos no ha sido derrotado, solo ha perdido su voluntad y su vigor, su convicción que representa los ideales superiores que deberían de guiar el mundo entero. Dudando de su derecho y obligación de defender y avanzar sus intereses, que por fortuna de las consecuencias no intencionadas positivas, son del colectivo de Occidente también, se ha retraído, negándose siquiera a admitir que existe la amenaza del terrorismo islámico mundial. La factura se esta cobrando hoy, tanto a Estados Unidos como a sus países aliados.

¿Puede uno dudar que harían estos bárbaros con armas de destrucción masiva? Saddam Hussein de Iraq las tuvo, y las usó. Bashir al Assad de Siria, las tiene y las usó. Los terroristas del Estado Islámico las busca obtener, para usarlas, y tienen los recursos y la motivación para lograr su cometido.

La doctrina Obama ha fallado porque se basa en una concepción idealista del sistema político internacional. En un sistema político internacional cuyo rasgo principal es la anarquía y ausencia de poder central, la cooperación ocurre por la coincidencia de intereses privados, guiados por el liderazgo en acción del actor mas interesado, sobre todo en cuestiones de paz y guerra. Los enemigos iliberales de la humanidad no se detendrán si uno simplemente los deja en paz para que torturen, mutilen, esclavicen, y quemen vivos a su propia gente, porque quienes harían eso a su propia gente, pronto buscarían otras victimas. El poder aborrece un vacío.