Política
Política
Empresa
Empresa
Investigación y Análisis
Investigación y Análisis
Internacional
Internacional
Opinión
Opinión
Inmobiliaria
Inmobiliaria
Agenda Empresarial
Agenda Empresarial

OBJETIVISMO: LA PROPOSICIÓN DEFECTUOSA POR CONCEPTOS INVÁLIDOS

Redacción
18 de marzo, 2015

La proposición es una combinación gramaticalmente estructurada de conceptos para identificar a un sujeto por medio de un proceso de inclusión o exclusión de medidas.

Una proposición puede ser falsa, al afirmar que algo, el sujeto, es o tiene características que en realidad no tiene. O puede ser verdadera si describe lo que el sujeto en realidad es o tiene. Al hacer juicios o proposiciones, siempre está el asunto de la verdad. La proposición o juicio debe necesariamente ser o verdadera o falsa.

La percepción está amarrada al tiempo, pues es darse cuenta del estado presente de las cosas. El concepto es abierto en relación al tiempo, pues se aplica a unidades futuras, lo que se aprendió de unidades pasadas. La proposición es el medio de hacer eso. Afirmar de alguna cosa, “S es P”, no es meramente afirmar “este S parece P aquí y ahora, sino que afirmar lo que “S” es en realidad a lo largo de toda condición de percepción presente, pasada o futura. Afirmar que las montañas distantes son azules es un error, pues predice falsamente que de cerca se verán azules. Esa predicción resulta contradecir la realidad de la percepción posterior, cuando uno llega a dichas montañas. De la misma manera, afirmar que el lápiz dentro del agua está doblado, es predecir un estado de cosas que se ve contradicho por la percepción posterior al sacarlo del agua. Las proposiciones correctas no niegan que las cosas puedan cambiar, pero el lápiz no cambia de forma al sacarlo del agua. “El lápiz está doblado” fue falso todo el tiempo.

SUSCRIBITE A NUESTRO NEWSLETTER

Las proposiciones son falibles porque juzgar es aplicar un predicado, que es un concepto y por tanto abierto en relación al tiempo. Los conceptos son tras-temporales, pues integran e implican como una cosa es, fue y será a través de toda condición. Al usarlos para hacer identificaciones conceptuales, uno tiene que integrar lo que percibe en un momento dado con lo que percibe en otro tiempo.

Un juicio que contiene o implica una contradicción es falso. De hecho, lo falso es precisamente la contradicción. No hay contradicciones en la realidad. La realidad no es contradictoria. Uno jamás percibe una contradicción. Jamás percibe uno un A que no es A.

Una contradicción en nuestro juicio significa una inconsistencia. Significa que en un momento dado uno juzga “esto es A”, pero en otro momento uno juzga de la misma cosa, que no ha cambiado, “esto no es A”. La inconsistencia significa que uno de los dos juicios es errado. En el nivel perceptual no existe tal cosa como “inconsistencia”. Ésta se da en el nivel conceptual. Lo que la hace posible es la naturaleza tras-temporal y abierta de los conceptos. Subsumir algo bajo un concepto implica que es, en lo que es relevante, lo mismo que las otras unidades del mismo; si es diferente, en lo que es relevante, haberlo subsumido es un error.

Por tanto, el estándar de verdad de una proposición es la consistencia o sea la no contradicción. Como dice Rand:

“Ninguna proposición que forma el hombre es verdadera si no puede integrarse sin contradicción con la suma total de su conocimiento.”

Hay que distinguir la verdad o falsedad de una proposición de la validez o invalidez de su formación. La verdad y la validez están íntimamente interrelacionadas: La verdad de una proposición depende de la validez con que se formó, y la validez depende de la verdad de proposiciones anteriores. La proposición se forma combinando conceptos, por lo que una proposición válida consiste de conceptos válidos combinados válidamente. Si las partes conceptuales son inválidas y/o si se han combinado ilógicamente, el resultado es una proposición defectuosa. El resultado es una cadena de palabras que no hacen una afirmación inteligible.

Para que la proposición tenga un significado definido, debe atribuir un predicado, conceptualizado apropiadamente, a un sujeto claramente designado y apropiadamente conceptualizado. Además, para que la proposición tenga significado cognitivo, debe basarse en evidencia y no en fantasías. Proferir oraciones basadas en “yo siento” o “¿por qué no creer que…? O “me vino en un sueño”, es pronunciar proposiciones defectuosas, y no afirmaciones cognitivas, pues no se basan en evidencia alguna. Tales pronunciamientos están fuera del ámbito del conocimiento. No son ni verdaderas ni falsas, sino que arbitrarias.

Todo concepto que se usa en una proposición debe ser válido, pues un concepto inválido convierte en defectuosa a cualquier proposición o juicio que lo usa. Supóngase que usamos el concepto inválido “biángulo” –‘polígono de dos lados’, para formar la oración: “Todo biángulo puede ser grande o pequeño.” El asunto de que si es verdadera o falsa, ni siquiera surge aquí. Dado que el concepto inválido “biángulo” es uno que carece de unidades, la oración: “Todo biángulo puede ser grande o pequeño”, ni siquiera hace surgir la cuestión de si es falsa o verdadera, porque ya de por sí, “biángulo” es una contradicción y no existe unidad alguna que pudiera ser grande o pequeña.

Conceptos, que si estuvieran bien definidos serían válidos, mal definidos se vuelven inválidos, como la definición de “libertad” de Bertand Russell: “la ausencia de obstáculos para la realización de los deseos de uno”. Al usarlos así en una proposición, la hacen defectuosa.

Conceptos inválidos en este caso se pueden dar por dos razones:

  1. Por estar mal definidos.
  2. Por estar no definidos.

“Libertad” es un concepto que puede definirse bien, puede tener una definición lógicamente válida, pero la definición de Russel, invalida cualquier uso que se haga del término. Dada la definición de Russel de “libertad”, si él dijera: “La libertad es buena”, haría a esta proposición una proposición defectuosa ya que estaría afirmando: “la ausencia de obstáculos para la realización de los deseos de uno es buena”. ¿Es buena la ausencia de obstáculos, si estos sirven para evitar el robo de propiedades? El concepto inválido por mala definición hace inservible la proposición.

Lo mismo sucede cuando alguien usa algún término sin entenderlo adecuadamente. Por ejemplo, quien dice: “El amor es la solución a todos los problemas”, muestra que quien la pronuncia no tiene claro el concepto de “amor”, no tiene definido el término, y por tanto no tiene sentido establecer la falsedad o verdad de su afirmación. Para quien así afirma, el “amor” es una abstracción flotante combinando en un paquete una emoción con un remedio.

Es menester tener términos o conceptos claros, sin ambigüedad, bien definidos, para hacer afirmaciones cognitivas al combinar dichos conceptos. Si los componentes son defectuosos, también lo será la combinación de estos.

OBJETIVISMO: LA PROPOSICIÓN DEFECTUOSA POR CONCEPTOS INVÁLIDOS

Redacción
18 de marzo, 2015

La proposición es una combinación gramaticalmente estructurada de conceptos para identificar a un sujeto por medio de un proceso de inclusión o exclusión de medidas.

Una proposición puede ser falsa, al afirmar que algo, el sujeto, es o tiene características que en realidad no tiene. O puede ser verdadera si describe lo que el sujeto en realidad es o tiene. Al hacer juicios o proposiciones, siempre está el asunto de la verdad. La proposición o juicio debe necesariamente ser o verdadera o falsa.

La percepción está amarrada al tiempo, pues es darse cuenta del estado presente de las cosas. El concepto es abierto en relación al tiempo, pues se aplica a unidades futuras, lo que se aprendió de unidades pasadas. La proposición es el medio de hacer eso. Afirmar de alguna cosa, “S es P”, no es meramente afirmar “este S parece P aquí y ahora, sino que afirmar lo que “S” es en realidad a lo largo de toda condición de percepción presente, pasada o futura. Afirmar que las montañas distantes son azules es un error, pues predice falsamente que de cerca se verán azules. Esa predicción resulta contradecir la realidad de la percepción posterior, cuando uno llega a dichas montañas. De la misma manera, afirmar que el lápiz dentro del agua está doblado, es predecir un estado de cosas que se ve contradicho por la percepción posterior al sacarlo del agua. Las proposiciones correctas no niegan que las cosas puedan cambiar, pero el lápiz no cambia de forma al sacarlo del agua. “El lápiz está doblado” fue falso todo el tiempo.

SUSCRIBITE A NUESTRO NEWSLETTER

Las proposiciones son falibles porque juzgar es aplicar un predicado, que es un concepto y por tanto abierto en relación al tiempo. Los conceptos son tras-temporales, pues integran e implican como una cosa es, fue y será a través de toda condición. Al usarlos para hacer identificaciones conceptuales, uno tiene que integrar lo que percibe en un momento dado con lo que percibe en otro tiempo.

Un juicio que contiene o implica una contradicción es falso. De hecho, lo falso es precisamente la contradicción. No hay contradicciones en la realidad. La realidad no es contradictoria. Uno jamás percibe una contradicción. Jamás percibe uno un A que no es A.

Una contradicción en nuestro juicio significa una inconsistencia. Significa que en un momento dado uno juzga “esto es A”, pero en otro momento uno juzga de la misma cosa, que no ha cambiado, “esto no es A”. La inconsistencia significa que uno de los dos juicios es errado. En el nivel perceptual no existe tal cosa como “inconsistencia”. Ésta se da en el nivel conceptual. Lo que la hace posible es la naturaleza tras-temporal y abierta de los conceptos. Subsumir algo bajo un concepto implica que es, en lo que es relevante, lo mismo que las otras unidades del mismo; si es diferente, en lo que es relevante, haberlo subsumido es un error.

Por tanto, el estándar de verdad de una proposición es la consistencia o sea la no contradicción. Como dice Rand:

“Ninguna proposición que forma el hombre es verdadera si no puede integrarse sin contradicción con la suma total de su conocimiento.”

Hay que distinguir la verdad o falsedad de una proposición de la validez o invalidez de su formación. La verdad y la validez están íntimamente interrelacionadas: La verdad de una proposición depende de la validez con que se formó, y la validez depende de la verdad de proposiciones anteriores. La proposición se forma combinando conceptos, por lo que una proposición válida consiste de conceptos válidos combinados válidamente. Si las partes conceptuales son inválidas y/o si se han combinado ilógicamente, el resultado es una proposición defectuosa. El resultado es una cadena de palabras que no hacen una afirmación inteligible.

Para que la proposición tenga un significado definido, debe atribuir un predicado, conceptualizado apropiadamente, a un sujeto claramente designado y apropiadamente conceptualizado. Además, para que la proposición tenga significado cognitivo, debe basarse en evidencia y no en fantasías. Proferir oraciones basadas en “yo siento” o “¿por qué no creer que…? O “me vino en un sueño”, es pronunciar proposiciones defectuosas, y no afirmaciones cognitivas, pues no se basan en evidencia alguna. Tales pronunciamientos están fuera del ámbito del conocimiento. No son ni verdaderas ni falsas, sino que arbitrarias.

Todo concepto que se usa en una proposición debe ser válido, pues un concepto inválido convierte en defectuosa a cualquier proposición o juicio que lo usa. Supóngase que usamos el concepto inválido “biángulo” –‘polígono de dos lados’, para formar la oración: “Todo biángulo puede ser grande o pequeño.” El asunto de que si es verdadera o falsa, ni siquiera surge aquí. Dado que el concepto inválido “biángulo” es uno que carece de unidades, la oración: “Todo biángulo puede ser grande o pequeño”, ni siquiera hace surgir la cuestión de si es falsa o verdadera, porque ya de por sí, “biángulo” es una contradicción y no existe unidad alguna que pudiera ser grande o pequeña.

Conceptos, que si estuvieran bien definidos serían válidos, mal definidos se vuelven inválidos, como la definición de “libertad” de Bertand Russell: “la ausencia de obstáculos para la realización de los deseos de uno”. Al usarlos así en una proposición, la hacen defectuosa.

Conceptos inválidos en este caso se pueden dar por dos razones:

  1. Por estar mal definidos.
  2. Por estar no definidos.

“Libertad” es un concepto que puede definirse bien, puede tener una definición lógicamente válida, pero la definición de Russel, invalida cualquier uso que se haga del término. Dada la definición de Russel de “libertad”, si él dijera: “La libertad es buena”, haría a esta proposición una proposición defectuosa ya que estaría afirmando: “la ausencia de obstáculos para la realización de los deseos de uno es buena”. ¿Es buena la ausencia de obstáculos, si estos sirven para evitar el robo de propiedades? El concepto inválido por mala definición hace inservible la proposición.

Lo mismo sucede cuando alguien usa algún término sin entenderlo adecuadamente. Por ejemplo, quien dice: “El amor es la solución a todos los problemas”, muestra que quien la pronuncia no tiene claro el concepto de “amor”, no tiene definido el término, y por tanto no tiene sentido establecer la falsedad o verdad de su afirmación. Para quien así afirma, el “amor” es una abstracción flotante combinando en un paquete una emoción con un remedio.

Es menester tener términos o conceptos claros, sin ambigüedad, bien definidos, para hacer afirmaciones cognitivas al combinar dichos conceptos. Si los componentes son defectuosos, también lo será la combinación de estos.