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¿#JeSuisMazatenango?

Redacción
19 de marzo, 2015

No hace más de dos meses que trascurren desde el trágico incidente ocurrido en Paris donde 12 periodistas del semanario Charlie Hebdo fallecieron a manos de terroristas radicales. A todas luces este acto cobarde y sin escrúpulos, evidenció al mundo entero el difícil panorama que enfrenta la libertad de expresión y la libertad de prensa en el siglo 21. Fue tal el revuelo por lo sucedido, que las redes sociales se abarrotaron de mensajes de indignación, condena y repudio ante los hechos. Incluso Guatemala, un país caracterizado por la creciente apatía de sus ciudadanos, se sumó a este ejercicio virtual donde (incluyéndome) salimos a defender como principio a la libertad de expresión. Fue por esa razón que durante esas semanas advertí que lo ocurrido en Francia necesariamente debía de resonar en Guatemala, especialmente por el delicado estado que guarda la libertad de expresión en nuestro propio país. Si tuvimos la voluntad de salir a condenar lo hechos en Francia debíamos también hacerlo aquí. Sin embargo parece que este fenómeno se prestó, como es usual, para el calor del momento ya que a una semana de del vil asesinato de tres periodistas en Mazatenango la apatía persiste.

Pareciera que los guatemaltecos nos adherimos fácilmente a campañas mediáticas que resuenan a nivel internacional, pero cuando un hecho deplorable ocurre en nuestro país la indiferencia impera. La semana pasada el país sufrió un embate que lacera el estado de la libertad de expresión y a diferencia de lo acontecido por el ataque a Charlie no hubo mayor conmoción. El pasado 10 de marzo, Danilo López, corresponsal de Prensa Libre, y Federico Salazar, de Radio Nuevo Mundo fueron asesinados en Suchitepéquez a manos de un grupo de sicarios. Tres días más tarde un camarógrafo de una empresa de cable en Chicacao, Armando Giovanni Villatoro Ramos fue baleado y falleció poco tiempo después. En menos de 4 días los guatemaltecos fuimos testigos de de uno de los ataques más impíos a la libertad de prensa en los últimos meses y como si nada, el hecho paso desapercibido. El país de la eterna primavera, pareciera ser más el país de la eterna apatía. Si tres vidas de compatriotas no bastan para crear un serio precedente, no sé que más lo hará.

La apatía no se únicamente se traduce únicamente al desinterés que existe por el acontecer nacional, sino también lo vemos reflejado en la falta de participación ciudadana en la toma de decisiones. Este último elemento jugara un papel importante en el año electoral. La situación es aún más preocupante cuando consideramos que los guatemaltecos se sienten más afectos con hechos que ocurren afuera del país que aquellos que de alguno u otra forma nos afectan. Hay un desinterés generalizado sobre lo que acontece a nivel local, un síndrome que se agrava con el pasar del tiempo y se convierte en parte fundamental del problema. La falta de credibilidad en nuestra sociedad poco a poco se convierte en el componente más importante de la crisis nacional que enfrentamos. No reconocer que esto, seguirá nuestro mayor desliz.

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Categóricamente condeno los hechos ocurridos la semana pasada. La vida de tres guatemaltecos fue cobrada como consecuencia de un estado que no nos garantiza el ejercicio mínimo de nuestros derechos y una sociedad anodina que no los reclama. Somos solamente nosotros los responsables de cambiar esa circunstancia. El ataque terrorista en Suchitepéquez no es un hecho aislado, es un golpe a todos los guatemaltecos. Hoy todos somos Mazatenango.

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19 de marzo, 2015

No hace más de dos meses que trascurren desde el trágico incidente ocurrido en Paris donde 12 periodistas del semanario Charlie Hebdo fallecieron a manos de terroristas radicales. A todas luces este acto cobarde y sin escrúpulos, evidenció al mundo entero el difícil panorama que enfrenta la libertad de expresión y la libertad de prensa en el siglo 21. Fue tal el revuelo por lo sucedido, que las redes sociales se abarrotaron de mensajes de indignación, condena y repudio ante los hechos. Incluso Guatemala, un país caracterizado por la creciente apatía de sus ciudadanos, se sumó a este ejercicio virtual donde (incluyéndome) salimos a defender como principio a la libertad de expresión. Fue por esa razón que durante esas semanas advertí que lo ocurrido en Francia necesariamente debía de resonar en Guatemala, especialmente por el delicado estado que guarda la libertad de expresión en nuestro propio país. Si tuvimos la voluntad de salir a condenar lo hechos en Francia debíamos también hacerlo aquí. Sin embargo parece que este fenómeno se prestó, como es usual, para el calor del momento ya que a una semana de del vil asesinato de tres periodistas en Mazatenango la apatía persiste.

Pareciera que los guatemaltecos nos adherimos fácilmente a campañas mediáticas que resuenan a nivel internacional, pero cuando un hecho deplorable ocurre en nuestro país la indiferencia impera. La semana pasada el país sufrió un embate que lacera el estado de la libertad de expresión y a diferencia de lo acontecido por el ataque a Charlie no hubo mayor conmoción. El pasado 10 de marzo, Danilo López, corresponsal de Prensa Libre, y Federico Salazar, de Radio Nuevo Mundo fueron asesinados en Suchitepéquez a manos de un grupo de sicarios. Tres días más tarde un camarógrafo de una empresa de cable en Chicacao, Armando Giovanni Villatoro Ramos fue baleado y falleció poco tiempo después. En menos de 4 días los guatemaltecos fuimos testigos de de uno de los ataques más impíos a la libertad de prensa en los últimos meses y como si nada, el hecho paso desapercibido. El país de la eterna primavera, pareciera ser más el país de la eterna apatía. Si tres vidas de compatriotas no bastan para crear un serio precedente, no sé que más lo hará.

La apatía no se únicamente se traduce únicamente al desinterés que existe por el acontecer nacional, sino también lo vemos reflejado en la falta de participación ciudadana en la toma de decisiones. Este último elemento jugara un papel importante en el año electoral. La situación es aún más preocupante cuando consideramos que los guatemaltecos se sienten más afectos con hechos que ocurren afuera del país que aquellos que de alguno u otra forma nos afectan. Hay un desinterés generalizado sobre lo que acontece a nivel local, un síndrome que se agrava con el pasar del tiempo y se convierte en parte fundamental del problema. La falta de credibilidad en nuestra sociedad poco a poco se convierte en el componente más importante de la crisis nacional que enfrentamos. No reconocer que esto, seguirá nuestro mayor desliz.

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Categóricamente condeno los hechos ocurridos la semana pasada. La vida de tres guatemaltecos fue cobrada como consecuencia de un estado que no nos garantiza el ejercicio mínimo de nuestros derechos y una sociedad anodina que no los reclama. Somos solamente nosotros los responsables de cambiar esa circunstancia. El ataque terrorista en Suchitepéquez no es un hecho aislado, es un golpe a todos los guatemaltecos. Hoy todos somos Mazatenango.