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¿Por qué seguimos poniendo los muertos?

Redacción
22 de marzo, 2015

Es increíble que nuestro país continúe inmerso en la guerra contra las drogas promovida por el gobierno de Estados Unidos. La famosa guerra contra las drogas es la excusa perfecta para imponernos una política de seguridad y defensa inflexible y onerosa. Nos obliga a utilizar la mayor parte de nuestros recursos en operaciones antinarcóticas en vez de poderlos asignar a otras necesidades y desarrollar nuestras capacidades defensivas, recurso humano e inversión en tecnología y plataformas de combate modernas que nos ayuden en tiempos de catástrofes naturales y a proteger nuestro territorio y recursos. La guerra frontal contra las drogas estuvo perdida desde su concepción, aunque el interés aparente principal ha sido todo un éxito. Con la excusa de este combate al narcotráfico, nuestro vecino del norte ha logrado socavar nuestra soberanía, imponer presiones en cuanto al uso de nuestros efectivos militares, de seguridad ciudadana e incluso del Organismo Judicial.

Con pretextos como la lucha contra las drogas se han perpetuado como dictadores de nuestras políticas internas, legislación e incluso han venido a afectar nuestras transacciones bancarias. Cada vez que leo el periódico o veo las noticias me pregunto, ¿Qué nos ha dejado de bueno seguir luchando una guerra que no es nuestra? ¿Con que derecho el gobierno de Estados Unidos nos incluye en su lista negra de países productores y traficantes de droga cuando son ellos los mayores consumidores de la misma a nivel mundial?

Es irónico que nos presionen a seguir sus directivas y políticas fallidas, arriesgando vidas guatemaltecas y pretendiendo ser aliados nuestros cuando ni siquiera han levantado el embargo a la compra de armas, el cual nos impusieron cuando se libraba la fase más crítica del combate en contra de la insurgencia comunista (terroristas financiados, entrenados y equipados por la Unión Soviética y Cuba). Que buenos amigos son.

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¿No le parece a usted, estimado lector, que es hora de recuperar nuestra dignidad y despenalizar las drogas en el territorio nacional? ¿Porque obligamos a los campesinos de lugares remotos como Tajumulco a seguir sembrando maíz cuando las siembras de amapola y mariguana les trae mayores ingresos? ¿Porque seguir una lucha que ni es nuestra y que lo único que hace es enlutar a nuestras familias, llenarnos de muertos, corromper nuestro sistema de seguridad y justicia y obligar a personas trabajadoras de escasos recursos a volverse delincuentes por ser agricultores de un cultivo más?

Me parece incomprensible que Washington D.C. nos siga imponiendo que hacer cuando en ese mismo país se ha despenalizado la producción, consumo y comercio de drogas como la mariguana, la cual puede ser adquirida en varios estados y hasta en el Distrito de Columbia, es decir, la capital de los Estados Unidos de América en dónde tiene su sede el gobierno central y las agencias más importantes, incluyendo a la DEA y al FBI.

Considero que es esencial abordar este tema. La penalización de la producción, distribución y consumo de estupefacientes, naturales o sintéticos, genera únicamente corrupción y violencia. Lo mismo sucedió en Estados Unidos durante la época de la Prohibición de 1920 a 1933, cuando se prohibió la producción, venta, importación y distribución de bebidas alcohólicas, lo cual degenero en la creación de mafias, contrabando, corrupción de jueces y policías, etc.  Debemos discutir este tema ya que es crucial para el desarrollo de nuestro país y para poder reducir los índices de violencia, corrupción de nuestro gobierno e injerencia extranjera. Solamente podremos iniciar el viaje en el sendero de la paz, la prosperidad y la transparencia si tomamos el primer paso; la despenalización de las drogas.

¿Por qué seguimos poniendo los muertos?

Redacción
22 de marzo, 2015

Es increíble que nuestro país continúe inmerso en la guerra contra las drogas promovida por el gobierno de Estados Unidos. La famosa guerra contra las drogas es la excusa perfecta para imponernos una política de seguridad y defensa inflexible y onerosa. Nos obliga a utilizar la mayor parte de nuestros recursos en operaciones antinarcóticas en vez de poderlos asignar a otras necesidades y desarrollar nuestras capacidades defensivas, recurso humano e inversión en tecnología y plataformas de combate modernas que nos ayuden en tiempos de catástrofes naturales y a proteger nuestro territorio y recursos. La guerra frontal contra las drogas estuvo perdida desde su concepción, aunque el interés aparente principal ha sido todo un éxito. Con la excusa de este combate al narcotráfico, nuestro vecino del norte ha logrado socavar nuestra soberanía, imponer presiones en cuanto al uso de nuestros efectivos militares, de seguridad ciudadana e incluso del Organismo Judicial.

Con pretextos como la lucha contra las drogas se han perpetuado como dictadores de nuestras políticas internas, legislación e incluso han venido a afectar nuestras transacciones bancarias. Cada vez que leo el periódico o veo las noticias me pregunto, ¿Qué nos ha dejado de bueno seguir luchando una guerra que no es nuestra? ¿Con que derecho el gobierno de Estados Unidos nos incluye en su lista negra de países productores y traficantes de droga cuando son ellos los mayores consumidores de la misma a nivel mundial?

Es irónico que nos presionen a seguir sus directivas y políticas fallidas, arriesgando vidas guatemaltecas y pretendiendo ser aliados nuestros cuando ni siquiera han levantado el embargo a la compra de armas, el cual nos impusieron cuando se libraba la fase más crítica del combate en contra de la insurgencia comunista (terroristas financiados, entrenados y equipados por la Unión Soviética y Cuba). Que buenos amigos son.

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¿No le parece a usted, estimado lector, que es hora de recuperar nuestra dignidad y despenalizar las drogas en el territorio nacional? ¿Porque obligamos a los campesinos de lugares remotos como Tajumulco a seguir sembrando maíz cuando las siembras de amapola y mariguana les trae mayores ingresos? ¿Porque seguir una lucha que ni es nuestra y que lo único que hace es enlutar a nuestras familias, llenarnos de muertos, corromper nuestro sistema de seguridad y justicia y obligar a personas trabajadoras de escasos recursos a volverse delincuentes por ser agricultores de un cultivo más?

Me parece incomprensible que Washington D.C. nos siga imponiendo que hacer cuando en ese mismo país se ha despenalizado la producción, consumo y comercio de drogas como la mariguana, la cual puede ser adquirida en varios estados y hasta en el Distrito de Columbia, es decir, la capital de los Estados Unidos de América en dónde tiene su sede el gobierno central y las agencias más importantes, incluyendo a la DEA y al FBI.

Considero que es esencial abordar este tema. La penalización de la producción, distribución y consumo de estupefacientes, naturales o sintéticos, genera únicamente corrupción y violencia. Lo mismo sucedió en Estados Unidos durante la época de la Prohibición de 1920 a 1933, cuando se prohibió la producción, venta, importación y distribución de bebidas alcohólicas, lo cual degenero en la creación de mafias, contrabando, corrupción de jueces y policías, etc.  Debemos discutir este tema ya que es crucial para el desarrollo de nuestro país y para poder reducir los índices de violencia, corrupción de nuestro gobierno e injerencia extranjera. Solamente podremos iniciar el viaje en el sendero de la paz, la prosperidad y la transparencia si tomamos el primer paso; la despenalización de las drogas.