¿Es posible que los guatemaltecos no tengamos ningún futuro en nuestro propio país? ¿Es acaso emigrar, la única opción para nuestros jóvenes? ¿Es qué perderemos a nuestros hijos y quizás sí tenemos la suerte de conocer a nuestros nietos, seremos simplemente los abuelos distantes que viven en un país de salvajes y a los cuales es muy peligroso visitar. Ojalá tengamos la oportunidad de hablar el idioma extranjero del lugar que los acoja, para poder comunicarnos con ellos. Y si es así, que tengamos que conformarnos con compartir alguna semana de vacaciones en la cual ellos se atrevan a visitarnos, tratando de conocer parte de su origen.

Sin embargo, no podemos culpar a nuestros hijos de buscar vivir en un país extraño, donde puedan tener alguna oportunidad. Situación que nosotros como padres hemos promovido, debido al pánico de que si viven en este sangriento país, hay una alta probabilidad de que los perdamos por la violencia o la falta de Ley.

Lo más frustrante, es que hemos llegado a este caos por no querer enfrentar la realidad “distraídamente”, o por no tener el coraje de combatir a los corruptos y amorales que han convertido a uno de los países más lindos del mundo, en un infierno. Y cuál es la razón o la excusa de que lleguemos a este momento? La principal, aunque no la única, es dejar que los peores “guatemaltecos”, tomen las decisiones por todos aquellos que nos consideramos “buenos”, “honestos”, etc.

Lo más triste es que por cuidar nuestra comodidad de corto plazo, estamos perdiéndolo todo, si todo aquello, que nos dicto no hacer nada en su momento porque no nos queríamos ensuciar, o porque en nuestra esfera de confort no vimos la necesidad de hacerlo. Craso error!

Moriremos en un país con una deuda nacional ridícula, que supuestamente pagarán nuestros nietos y bisnietos. Cosa que tampoco sucederá, pues muchos de ellos harán su vida lejos de Guatemala. Posiblemente, tampoco haya quien nos lloré o nos extrañe, si es que hay alguien que nos entierre.

Creo que al estar muy ocupados por ofrecer un futuro y una vida digna, llena de oportunidades para nuestra familia, ya hemos perdido mucho de lo que quisimos cuidar. Ya mis hijos posiblemente no van a estar, y lo único que me quede por perder sea la propia vida. Así que haré algo por mi país, porque prefiero morir peleando que vivir esclavo de mis miedos. Ojalá pueda evitar que otros padres sin el coraje o la visión para actuar, pierdan al igual que yo, aquello que es lo que más amamos.

Guatemaltecos, combatamos con valor a los corruptos, asesinos y malvados. El premio vale la pena. Posiblemente el mejor momento paso, pero nunca es tarde. Lo que es cierto es que por cada minuto que no reaccionemos, el reto de recobrar la Guatemala que alguna vez tuvimos, cada día va a ser más difícil. Y porqué no soñar con una GUATEMALA, mucho mejor.

Recordemos que todavía ellos son menos y nosotros los más.