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¿Qué queremos?

Adriana Lopez
12 de septiembre, 2015

Hace poco leí ésta frase en una red social. Se le atribuye a Julio Cortázar, pero para ser sincera no logré comprobar la veracidad de que haya sido escrita por él. Aún así, me pareció importante su contenido, su esencia y todo lo que quiere decir.

Podemos decir, en primera instancia, que la frase fue escrita para esos hombres y mujeres que le dan significado y vida a la palabra: desastre. Aquellos cuya manera de ver el mundo y resolver las cosas es totalmente extraña. Los que huyen, se desesperan con facilidad y necesitan tener una montaña rusa de emociones para sentirse vivos. Les encanta equivocarse para aprender a las malas y su don es encontrar algo por lo cual quejarse siempre.¿Ha conocido a una persona que se empeña en hacer algo, aún cuando todos le han dicho mil veces que no lo haga porque no le conviene? Pues si, a alguien así le escribieron ésta frase.

Por otro lado, en Guatemala todos andamos con la fiebre de ciudadania y no dejamos escapar una oportunidad para asociar a cualquier elemento equis, con la situación política y social del país. Yo claro, no soy la excepción y por consiguiente cuando me encontré con ésta linda frase en una página web no pude evitar pensar en mi Guatemala.

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Siempre quejándonos de todo

Del presidente, de su terquedad de no renunciar, de su falta de agallas, de su renuncia, del trato que se le da, de su juicio, de su semblante, de sus acciones, de su abogado, de su perro, de su familia, de su hijo, de su vida en general. Quejándonos de Baldizón, de su campaña sucia, de su corrupción y sus mentiras. Del TSE y la manera en que no canceló al partido Lider. De los candidatos presidenciales, de sus métodos de campaña, de la contaminación visual que nos regalan. Del nuevo señor que asumió el cargo de presidente. Del resultado de las elecciones, de los comentarios que otros países hacen de nosotros, del discurso de los politólogos y de mil cosas más.

Fingiendo no darle importancia a nada

Porque hablamos y hablamos de la coyuntura pero al día siguiente es desechada porque ya hay algo nuevo de qué hablar. Muy preocupados por la condición social del país y todo pero sin voltear a ver al niño del semáforo que está pidiendo: con la mano un quetzal y con los ojos el pan que nos estamos devorando adentro del carro. Hoy lo importante es protestar y ser ciudadano, mañana ya no importa. Mañana lo importante será burlarnos del mal semblante del expresidente, pasado ya no importa. Pasado mañana lo importante será quejarnos de los resultados de las elecciones, ya el siguiente día ¡qué importa!

Vivimos de esperanzas pero no sabemos ni que esperamos

Porque es cierto, ¿verdad? Teníamos la esperanza de que OPM renunciara, que lo juzgaran, que Baldizón no ganara las elecciones y que hubiera un respiro de justicia en el país.

Y cómo se cumplió todo, nos quedamos medio sonsos tratando de entender lo que estaba pasando, porque nuestras esperanzas jamás se habían convertido en realidad.

Entonces parafraseando a Cortázar: Total parcial, nos quedamos sin quejas. Total general, hay que buscar nuevas.

Y así salimos con que no queremos al nuevo presidente que asumió, ni a los presidenciables que se fueron a segunda vuelta, ni nos gustan que se haya reelegido el alcalde, ni nos parecen buenos los diputados electos.

Yo por eso mejor me convencí de que no queremos nada.

¿Qué queremos?

Adriana Lopez
12 de septiembre, 2015

Hace poco leí ésta frase en una red social. Se le atribuye a Julio Cortázar, pero para ser sincera no logré comprobar la veracidad de que haya sido escrita por él. Aún así, me pareció importante su contenido, su esencia y todo lo que quiere decir.

Podemos decir, en primera instancia, que la frase fue escrita para esos hombres y mujeres que le dan significado y vida a la palabra: desastre. Aquellos cuya manera de ver el mundo y resolver las cosas es totalmente extraña. Los que huyen, se desesperan con facilidad y necesitan tener una montaña rusa de emociones para sentirse vivos. Les encanta equivocarse para aprender a las malas y su don es encontrar algo por lo cual quejarse siempre.¿Ha conocido a una persona que se empeña en hacer algo, aún cuando todos le han dicho mil veces que no lo haga porque no le conviene? Pues si, a alguien así le escribieron ésta frase.

Por otro lado, en Guatemala todos andamos con la fiebre de ciudadania y no dejamos escapar una oportunidad para asociar a cualquier elemento equis, con la situación política y social del país. Yo claro, no soy la excepción y por consiguiente cuando me encontré con ésta linda frase en una página web no pude evitar pensar en mi Guatemala.

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Del presidente, de su terquedad de no renunciar, de su falta de agallas, de su renuncia, del trato que se le da, de su juicio, de su semblante, de sus acciones, de su abogado, de su perro, de su familia, de su hijo, de su vida en general. Quejándonos de Baldizón, de su campaña sucia, de su corrupción y sus mentiras. Del TSE y la manera en que no canceló al partido Lider. De los candidatos presidenciales, de sus métodos de campaña, de la contaminación visual que nos regalan. Del nuevo señor que asumió el cargo de presidente. Del resultado de las elecciones, de los comentarios que otros países hacen de nosotros, del discurso de los politólogos y de mil cosas más.

Fingiendo no darle importancia a nada

Porque hablamos y hablamos de la coyuntura pero al día siguiente es desechada porque ya hay algo nuevo de qué hablar. Muy preocupados por la condición social del país y todo pero sin voltear a ver al niño del semáforo que está pidiendo: con la mano un quetzal y con los ojos el pan que nos estamos devorando adentro del carro. Hoy lo importante es protestar y ser ciudadano, mañana ya no importa. Mañana lo importante será burlarnos del mal semblante del expresidente, pasado ya no importa. Pasado mañana lo importante será quejarnos de los resultados de las elecciones, ya el siguiente día ¡qué importa!

Vivimos de esperanzas pero no sabemos ni que esperamos

Porque es cierto, ¿verdad? Teníamos la esperanza de que OPM renunciara, que lo juzgaran, que Baldizón no ganara las elecciones y que hubiera un respiro de justicia en el país.

Y cómo se cumplió todo, nos quedamos medio sonsos tratando de entender lo que estaba pasando, porque nuestras esperanzas jamás se habían convertido en realidad.

Entonces parafraseando a Cortázar: Total parcial, nos quedamos sin quejas. Total general, hay que buscar nuevas.

Y así salimos con que no queremos al nuevo presidente que asumió, ni a los presidenciables que se fueron a segunda vuelta, ni nos gustan que se haya reelegido el alcalde, ni nos parecen buenos los diputados electos.

Yo por eso mejor me convencí de que no queremos nada.