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“El crimen no paga”

Ramon Parellada
18 de septiembre, 2015

Durante muchos años, en Guatemala existía la percepción que el crimen pagaba. Los que se creían más “listos” se fueron haciendo a la idea que si no se aprovechaban del momento otros lo harían. Había que llenarse el bolsillo como lo hacían todos los que llegaban a alguna posición de poder en el gobierno. Monopolistas con sus autorizaciones, el tráfico de influencias se volvió el pan nuestro de cada día. El dinero mal habido era cosa normal. Es más, los principios y valores fueron cambiando en este tipo de personas que todo lo encontraban normal. La impunidad resultó como parte de este tipo de listura pues hasta los tribunales terminaron manchados.

La corrupción terminó salpicando a todos y pronto todo el gobierno funcionaba a medias pero los funcionarios salían enriquecidos de este sistema de “listos” e impunidad. Tuvo que venir una entidad externa (CICIG) para decirnos lo mal que estábamos haciendo las cosas. Pero incluso, esta entidad comenzó con pie izquierdo debido a su ideologización. También estaba corrupta. Testigos falsos, acusaciones mal encaminadas. Presos sin ir a juicios. Y ninguna condena en el país. Pasaron dos directores así, desprestigiando a esta entidad y a duras penas se logró que viniera un tercero. Este director era diferente. Independiente de su ideología, creía en la Justicia. Su mensaje era que el crimen no paga y no debe pagar. Había que terminar con este estado de cosas. Había que acabar con la cultura del conformismo, del robo, del tráfico de influencias y de la impunidad.   Su propósito era la Justicia, a secas. Necesitaba evidencias y trabajó duramente con el Ministerio Público limpiándolo y reforzándolo.

De pronto, ya estaba listo. Gracias a presión internacional, los corruptos no tuvieron más remedio que prorrogar su mandato. La emprendió contra los corruptos en todos lados, en el sistema de justicia, en el IGSS, en el Congreso, en la SAT y hasta en el ejecutivo, contra aquellos que incluso le aprobaron su siguiente mandato. Se metió con los más poderosos del país y a todos les señaló. Las evidencias las preparó el Ministerio Público y las entregó a los tribunales de Justicia. Un Juez bien preparado y capaz está llevando el caso y está dando ejemplo de cómo se deben hacer las cosas. Mientras esperan ser juzgados, las evidencias que ha recibido el juez y que el público desconoce, le han convencido de llevarlos a todos a la cárcel sin medidas sustitutivas.   Quienes hacen unos meses gozaban del poder y del dinero mal habido hoy están sufriendo metidos en cárceles de mala muerte esperando un juicio que será de antología. Seguramente hay algunos inocentes y esperamos que la justicia, a secas, pueda determinar quiénes van a ser condenados y quienes quedarán libres. Esas condenas en base a evidencias ciertas y no inventadas, evidencias que no den lugar a dudas, permitirán condenar a los que se creían más “listos”. y así el pueblo recibirá el mensaje claro: “El crimen no paga”.

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Todavía queda mucho por hacer. Hay corrupción en muchas entidades y programas. Hay diputados cuestionados, programas sociales como el programa de repartición de Fertilizantes, el de la Bolsa Segura que antes era la Bolsa Solidaria, sindicalistas vendidos a los intereses de los gobernantes corruptos seriamente cuestionados y señalados, Alcaldes, diputados, jueces, ministros, policías y siga Ud. contando. Falta mucho por hacer.

Pero una de las cosas más importantes que deberá hacer la CICIG además de seguir señalando con evidencias sólidas a todos los corruptos es fortalecer el Ministerio Público y los tribunales de Justicia para que cuando ya no esté ésta entidad podamos continuar el trabajo de depuración y limpieza así como el de prevención de la corrupción en el país. Esto sería el legado más grande que podrá dejarnos la CICIG. Un sistema de Justicia limpio, respetable, eficiente que termine con la impunidad del país para que el pueblo pueda decir que no sirve de nada ser el más “listo” y que todos reciban el mejor mensaje que pueden tener ellos y las futuras generaciones de este bello país: “El crimen no paga”.

“El crimen no paga”

Ramon Parellada
18 de septiembre, 2015

Durante muchos años, en Guatemala existía la percepción que el crimen pagaba. Los que se creían más “listos” se fueron haciendo a la idea que si no se aprovechaban del momento otros lo harían. Había que llenarse el bolsillo como lo hacían todos los que llegaban a alguna posición de poder en el gobierno. Monopolistas con sus autorizaciones, el tráfico de influencias se volvió el pan nuestro de cada día. El dinero mal habido era cosa normal. Es más, los principios y valores fueron cambiando en este tipo de personas que todo lo encontraban normal. La impunidad resultó como parte de este tipo de listura pues hasta los tribunales terminaron manchados.

La corrupción terminó salpicando a todos y pronto todo el gobierno funcionaba a medias pero los funcionarios salían enriquecidos de este sistema de “listos” e impunidad. Tuvo que venir una entidad externa (CICIG) para decirnos lo mal que estábamos haciendo las cosas. Pero incluso, esta entidad comenzó con pie izquierdo debido a su ideologización. También estaba corrupta. Testigos falsos, acusaciones mal encaminadas. Presos sin ir a juicios. Y ninguna condena en el país. Pasaron dos directores así, desprestigiando a esta entidad y a duras penas se logró que viniera un tercero. Este director era diferente. Independiente de su ideología, creía en la Justicia. Su mensaje era que el crimen no paga y no debe pagar. Había que terminar con este estado de cosas. Había que acabar con la cultura del conformismo, del robo, del tráfico de influencias y de la impunidad.   Su propósito era la Justicia, a secas. Necesitaba evidencias y trabajó duramente con el Ministerio Público limpiándolo y reforzándolo.

De pronto, ya estaba listo. Gracias a presión internacional, los corruptos no tuvieron más remedio que prorrogar su mandato. La emprendió contra los corruptos en todos lados, en el sistema de justicia, en el IGSS, en el Congreso, en la SAT y hasta en el ejecutivo, contra aquellos que incluso le aprobaron su siguiente mandato. Se metió con los más poderosos del país y a todos les señaló. Las evidencias las preparó el Ministerio Público y las entregó a los tribunales de Justicia. Un Juez bien preparado y capaz está llevando el caso y está dando ejemplo de cómo se deben hacer las cosas. Mientras esperan ser juzgados, las evidencias que ha recibido el juez y que el público desconoce, le han convencido de llevarlos a todos a la cárcel sin medidas sustitutivas.   Quienes hacen unos meses gozaban del poder y del dinero mal habido hoy están sufriendo metidos en cárceles de mala muerte esperando un juicio que será de antología. Seguramente hay algunos inocentes y esperamos que la justicia, a secas, pueda determinar quiénes van a ser condenados y quienes quedarán libres. Esas condenas en base a evidencias ciertas y no inventadas, evidencias que no den lugar a dudas, permitirán condenar a los que se creían más “listos”. y así el pueblo recibirá el mensaje claro: “El crimen no paga”.

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Todavía queda mucho por hacer. Hay corrupción en muchas entidades y programas. Hay diputados cuestionados, programas sociales como el programa de repartición de Fertilizantes, el de la Bolsa Segura que antes era la Bolsa Solidaria, sindicalistas vendidos a los intereses de los gobernantes corruptos seriamente cuestionados y señalados, Alcaldes, diputados, jueces, ministros, policías y siga Ud. contando. Falta mucho por hacer.

Pero una de las cosas más importantes que deberá hacer la CICIG además de seguir señalando con evidencias sólidas a todos los corruptos es fortalecer el Ministerio Público y los tribunales de Justicia para que cuando ya no esté ésta entidad podamos continuar el trabajo de depuración y limpieza así como el de prevención de la corrupción en el país. Esto sería el legado más grande que podrá dejarnos la CICIG. Un sistema de Justicia limpio, respetable, eficiente que termine con la impunidad del país para que el pueblo pueda decir que no sirve de nada ser el más “listo” y que todos reciban el mejor mensaje que pueden tener ellos y las futuras generaciones de este bello país: “El crimen no paga”.