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Entendiendo la política de China, Trump y las relaciones con Taiwán

Redacción
13 de diciembre, 2016

La controversia despertada entre China y el Presidente Electo de los Estados Unidos la semana pasada a raíz de la llamada telefónica de la Presidenta de Taiwán, Tsai Ing-wen, del Partido Democrático Progresista (Partido Independentista), a Donald Trump, dejó entrever varias inquietudes del gobierno de la China en relación al próximo gobierno de los Estados Unidos. China, que de primero calificó tomar la llamada telefónica como una ingenuidad del Presidente Electo, la catalogó como uno más de los juegos de Taiwán. No obstante, China ha comenzado a elevar el tono respondiendo fuertemente a los comentarios de Trump de no querer respetar la “Política de Una China”, política en la que Estados Unidos reconoce a China continental como el legítimo representante de la China y con el que mantiene relaciones diplomáticas. Trump comentó que no tiene por qué seguir la Política de Una China si el gobierno de Xi Jing-ping no hace esfuerzos suficientes en temas comerciales, económicos y la valoración real del yuan, la moneda china. En respuesta, China amenazó con el deterioro y el posible rompimiento de las relaciones bilaterales con Estados Unidos si Trump no observa esa Política siendo Presidente. Sin embargo, hay varios intereses geopolíticos para Estados Unidos en esa región asiática que no podría fácilmente no observar la Política de Una China. Los comentarios de Trump y el malestar de China están relacionados también con el Derecho Internacional referente al reconocimiento de los Estados.

La Política Exterior de China se rige por “el Principio de una China”, que la faculta para tratar a Taiwán como una provincia y que  automáticamente  deja de ser un Estado soberano. La República Popular de China afirma que solo existe una China y que Taiwán es una parte inalienable de su territorio. Según el gobierno de la China se alcanzó un consenso en Hong Kong en 1992 en el que Taiwán y China acordaron que solo existe Una China.

Históricamente, el Gobierno de la República de China fue expulsado a la isla de Formosa cuando perdieron la guerra civil a los comunistas en 1949, quienes formaron la República Popular de China liderada por Mao Zedong. La Política de China hacia Taiwán se centra en la oposición de cualquier movimiento de Taiwán, que sea visto como una violación al referido principio.  La lucha política entre la República Popular de China y Taiwán se reflejó en un evento deportivo internacional en 1952 sobre la cuestión de representación de la China ‘legítima’. Tres años después del exilio hacia la isla de Formosa del vencido Partido Nacionalista Chino (Kuomintang, KMT), Taiwán se retiró de los Juegos Olímpicos cuando tuvo conocimiento que el Comité Olímpico Internacional permitió a la República Popular China participar en los Juegos Olímpicos de Helsinki de 1952. El ex Primer Ministro Chino, Zhou Enlai, expresó que la posición de organizaciones internacionales del deporte deben objetar la conspiración de “Dos Chinas” o “Una China, una Taiwán”, no se pueden hacer compromisos sobre este principio.

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A partir de 1963, la Política Exterior de China durante la administración de Zhou Enlai, hizo énfasis en la noción de “amistad primero, la competencia segundo”. Con este lema la Política Exterior de China se enfocó en estrechar amistades alrededor del mundo a través de los deportes. Como resultado de este esfuerzo surgió la diplomacia conocida como “Diplomacia del Ping-Pong”, que sirvió para aceptar a la República Popular de China nuevamente en las competencias globales del deporte. La importancia de la Diplomacia del Ping-Pong se refleja en el hecho que tan solo 10 meses después, el 10 de abril de 1971, la República Popular de China logró restablecer su lugar en las Naciones Unidas con la Resolución 2758 de la Asamblea General, que resolvió el asunto de la representación China a costo de la presencia de Taiwán; y también el restablecimiento de China en el Consejo de Seguridad de la ONU le permitió formar parte en conferencias y eventos internacionales de importancia.

La Política Exterior de los Estados Unidos hacia Taiwán se rige por la Ley de Relaciones con Taiwán de 1979, que contiene que el futuro de Taiwán será determinado por los medios pacíficos y que la Política de los Estados Unidos se enfoca en: considerar de gran preocupación cualquier medio no pacífico para la resolución de la controversia como una amenaza a la paz y seguridad del Océano Pacífico; aportar armas de defensa a Taiwán; y mantener la seguridad  de Taiwán. La Ley faculta al Congreso de los Estados Unidos para determinar la asistencia en seguridad  necesaria para permitir a Taiwán mantener una capacidad de defensa razonable. En su relación con China, los Estados Unidos se guía por la “Política de una China” y no en el término que utiliza China “Principio de una sola China”. La Política de una China de los Estados Unidos contempla la situación de Taiwán como indeterminada, significa que no reconoce la soberanía de China de Taiwán, pero tampoco la independencia de Taiwán, así como tampoco acciones unilaterales por parte de ambos que cambien el status quo.

En 1972, la administración de Richard Nixon después de varias negociaciones, los Estados Unidos y China establecieron relaciones diplomáticas con la aceptación de la Política de Una China y en 1979, durante la Administración de Jimmy Carter, Estados Unidos dejó de tener relaciones diplomáticas con Taiwán, a raíz de la normalización plena de las relaciones con China en 1978. En esa ocasión, los Estados Unidos firmó con China un Comunicado Conjunto que afirmaba la Política de Una China. Los Estados Unidos buscó un balance en la Ley de Relaciones con Taiwán de 1979, en el que ratificó el apoyo al sistema democrático de la isla.

Con la llegada a la Presidencia de la China en 1978, Deng Xiaoping adoptó la ‘política abierta’ y comenzó las reformas económicas. Con ese fin, el Presidente Deng propuso entonces el principio ‘un país, dos sistemas’, que permitía a Taiwán varias ventajas: un alto grado de autonomía; tropas independientes;  un sistema socio-económico distinto y contacto con otros países.

Este principio intentaba definir a Taiwán como una región con administración especial al mando de la República Popular de China, el cual también aplicaba a Hong Kong y a Macao. Esta solución le permitía a la China mantener la soberanía territorial, la prosperidad y estabilidad de las dos regiones. Deng Xiaoping dejó a Taiwán competir en deportes con la condición de que el nombre tenía que igualar el status de ser un deporte local.

A pesar de las fricciones, la relación económica entre China y Taiwán han crecido durante los últimos años. La China se hizo miembro de la Organización Mundial del Comercio en el año 2001 y Taiwán adquirió una membresía en la misma organización como ‘China Taipéi’. El principal socio comercial de la isla es la China continental; y Taiwán se encuentra entre los primeros 10 socios comerciales de la China.

En el año 2009, Taiwán participó como observador en la Asamblea Mundial de la Salud utilizando el nombre de China Taipéi, sin la objeción de China.  Era la primera participación de Taiwán en un foro internacional desde que perdió su lugar en 1971 en la ONU. El gobierno Taiwanés ha estado presionando para ganar un lugar en la Asamblea General de la ONU, pero el gobierno de la China argumenta que la representación de la China en las Naciones Unidas ciertamente incluye Taiwán. Sin embargo, Taiwán insiste que la resolución 2758 está mal utilizada porque su aplicación excluye a Taiwán de la ONU.

El ex Presidente Ma de Taiwán del Partido  Kuomintang (pro Status quo) durante su mandato hizo énfasis en el intercambio cultural y educacional con la China y descartó la posibilidad de una unificación política con China, pero a la vez le otorgó  las seguridades que no declarará la independencia, status el cual cuenta con el apoyo de la población taiwanesa. A diferencia del Kuomintang, el Partido Democrático Progresista PDP, el partido independentista de Taiwán, al que pertenece la actual Presidenta Tsai con un parlamento controlado por el PDP, la noción es luchar por la independencia de la isla y es aquí donde surge la desconfianza e impaciencia del gobierno de la República Popular de China que surgió a raíz de la llamada telefónica al Presidente Electo de los Estados Unidos.  

Republicagt es ajena a la opinión expresada en este artículo

Entendiendo la política de China, Trump y las relaciones con Taiwán

Redacción
13 de diciembre, 2016

La controversia despertada entre China y el Presidente Electo de los Estados Unidos la semana pasada a raíz de la llamada telefónica de la Presidenta de Taiwán, Tsai Ing-wen, del Partido Democrático Progresista (Partido Independentista), a Donald Trump, dejó entrever varias inquietudes del gobierno de la China en relación al próximo gobierno de los Estados Unidos. China, que de primero calificó tomar la llamada telefónica como una ingenuidad del Presidente Electo, la catalogó como uno más de los juegos de Taiwán. No obstante, China ha comenzado a elevar el tono respondiendo fuertemente a los comentarios de Trump de no querer respetar la “Política de Una China”, política en la que Estados Unidos reconoce a China continental como el legítimo representante de la China y con el que mantiene relaciones diplomáticas. Trump comentó que no tiene por qué seguir la Política de Una China si el gobierno de Xi Jing-ping no hace esfuerzos suficientes en temas comerciales, económicos y la valoración real del yuan, la moneda china. En respuesta, China amenazó con el deterioro y el posible rompimiento de las relaciones bilaterales con Estados Unidos si Trump no observa esa Política siendo Presidente. Sin embargo, hay varios intereses geopolíticos para Estados Unidos en esa región asiática que no podría fácilmente no observar la Política de Una China. Los comentarios de Trump y el malestar de China están relacionados también con el Derecho Internacional referente al reconocimiento de los Estados.

La Política Exterior de China se rige por “el Principio de una China”, que la faculta para tratar a Taiwán como una provincia y que  automáticamente  deja de ser un Estado soberano. La República Popular de China afirma que solo existe una China y que Taiwán es una parte inalienable de su territorio. Según el gobierno de la China se alcanzó un consenso en Hong Kong en 1992 en el que Taiwán y China acordaron que solo existe Una China.

Históricamente, el Gobierno de la República de China fue expulsado a la isla de Formosa cuando perdieron la guerra civil a los comunistas en 1949, quienes formaron la República Popular de China liderada por Mao Zedong. La Política de China hacia Taiwán se centra en la oposición de cualquier movimiento de Taiwán, que sea visto como una violación al referido principio.  La lucha política entre la República Popular de China y Taiwán se reflejó en un evento deportivo internacional en 1952 sobre la cuestión de representación de la China ‘legítima’. Tres años después del exilio hacia la isla de Formosa del vencido Partido Nacionalista Chino (Kuomintang, KMT), Taiwán se retiró de los Juegos Olímpicos cuando tuvo conocimiento que el Comité Olímpico Internacional permitió a la República Popular China participar en los Juegos Olímpicos de Helsinki de 1952. El ex Primer Ministro Chino, Zhou Enlai, expresó que la posición de organizaciones internacionales del deporte deben objetar la conspiración de “Dos Chinas” o “Una China, una Taiwán”, no se pueden hacer compromisos sobre este principio.

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A partir de 1963, la Política Exterior de China durante la administración de Zhou Enlai, hizo énfasis en la noción de “amistad primero, la competencia segundo”. Con este lema la Política Exterior de China se enfocó en estrechar amistades alrededor del mundo a través de los deportes. Como resultado de este esfuerzo surgió la diplomacia conocida como “Diplomacia del Ping-Pong”, que sirvió para aceptar a la República Popular de China nuevamente en las competencias globales del deporte. La importancia de la Diplomacia del Ping-Pong se refleja en el hecho que tan solo 10 meses después, el 10 de abril de 1971, la República Popular de China logró restablecer su lugar en las Naciones Unidas con la Resolución 2758 de la Asamblea General, que resolvió el asunto de la representación China a costo de la presencia de Taiwán; y también el restablecimiento de China en el Consejo de Seguridad de la ONU le permitió formar parte en conferencias y eventos internacionales de importancia.

La Política Exterior de los Estados Unidos hacia Taiwán se rige por la Ley de Relaciones con Taiwán de 1979, que contiene que el futuro de Taiwán será determinado por los medios pacíficos y que la Política de los Estados Unidos se enfoca en: considerar de gran preocupación cualquier medio no pacífico para la resolución de la controversia como una amenaza a la paz y seguridad del Océano Pacífico; aportar armas de defensa a Taiwán; y mantener la seguridad  de Taiwán. La Ley faculta al Congreso de los Estados Unidos para determinar la asistencia en seguridad  necesaria para permitir a Taiwán mantener una capacidad de defensa razonable. En su relación con China, los Estados Unidos se guía por la “Política de una China” y no en el término que utiliza China “Principio de una sola China”. La Política de una China de los Estados Unidos contempla la situación de Taiwán como indeterminada, significa que no reconoce la soberanía de China de Taiwán, pero tampoco la independencia de Taiwán, así como tampoco acciones unilaterales por parte de ambos que cambien el status quo.

En 1972, la administración de Richard Nixon después de varias negociaciones, los Estados Unidos y China establecieron relaciones diplomáticas con la aceptación de la Política de Una China y en 1979, durante la Administración de Jimmy Carter, Estados Unidos dejó de tener relaciones diplomáticas con Taiwán, a raíz de la normalización plena de las relaciones con China en 1978. En esa ocasión, los Estados Unidos firmó con China un Comunicado Conjunto que afirmaba la Política de Una China. Los Estados Unidos buscó un balance en la Ley de Relaciones con Taiwán de 1979, en el que ratificó el apoyo al sistema democrático de la isla.

Con la llegada a la Presidencia de la China en 1978, Deng Xiaoping adoptó la ‘política abierta’ y comenzó las reformas económicas. Con ese fin, el Presidente Deng propuso entonces el principio ‘un país, dos sistemas’, que permitía a Taiwán varias ventajas: un alto grado de autonomía; tropas independientes;  un sistema socio-económico distinto y contacto con otros países.

Este principio intentaba definir a Taiwán como una región con administración especial al mando de la República Popular de China, el cual también aplicaba a Hong Kong y a Macao. Esta solución le permitía a la China mantener la soberanía territorial, la prosperidad y estabilidad de las dos regiones. Deng Xiaoping dejó a Taiwán competir en deportes con la condición de que el nombre tenía que igualar el status de ser un deporte local.

A pesar de las fricciones, la relación económica entre China y Taiwán han crecido durante los últimos años. La China se hizo miembro de la Organización Mundial del Comercio en el año 2001 y Taiwán adquirió una membresía en la misma organización como ‘China Taipéi’. El principal socio comercial de la isla es la China continental; y Taiwán se encuentra entre los primeros 10 socios comerciales de la China.

En el año 2009, Taiwán participó como observador en la Asamblea Mundial de la Salud utilizando el nombre de China Taipéi, sin la objeción de China.  Era la primera participación de Taiwán en un foro internacional desde que perdió su lugar en 1971 en la ONU. El gobierno Taiwanés ha estado presionando para ganar un lugar en la Asamblea General de la ONU, pero el gobierno de la China argumenta que la representación de la China en las Naciones Unidas ciertamente incluye Taiwán. Sin embargo, Taiwán insiste que la resolución 2758 está mal utilizada porque su aplicación excluye a Taiwán de la ONU.

El ex Presidente Ma de Taiwán del Partido  Kuomintang (pro Status quo) durante su mandato hizo énfasis en el intercambio cultural y educacional con la China y descartó la posibilidad de una unificación política con China, pero a la vez le otorgó  las seguridades que no declarará la independencia, status el cual cuenta con el apoyo de la población taiwanesa. A diferencia del Kuomintang, el Partido Democrático Progresista PDP, el partido independentista de Taiwán, al que pertenece la actual Presidenta Tsai con un parlamento controlado por el PDP, la noción es luchar por la independencia de la isla y es aquí donde surge la desconfianza e impaciencia del gobierno de la República Popular de China que surgió a raíz de la llamada telefónica al Presidente Electo de los Estados Unidos.  

Republicagt es ajena a la opinión expresada en este artículo