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Y la batalla inició

Betty Marroquin
18 de febrero, 2016

Cómo era de esperarse, el duelo entre el Presidente Demócrata y el Senado Republicano, por la nominación del sucesor del Juez Antonin Scalia ha iniciado. Será un pulso clave en un año electoral, que ambos lados deben ganar, a toda costa. El Presidente Obama ha prometido nominar un candidato con un record impecable, que denote su apego a la Ley y a la democracia. Lo que no dirá, obviamente, es que quiere un Juez totalmente anti conservador, que incline la balanza de la Corte Suprema hacia la izquierda.

El Juez Antonin Scalia, italo-americano de New Jersey, fue nombrado en 1986, luego de una trayectoria pública impecable. Un personaje cuyos gestos hablaban más de mil palabras, era severo, exacto, y exigente. Dirigirse a él requería exactitud, precisión, ser muy claro y específico. Para él, términos los términos oxímoron merecían una dosis masiva de sarcasmo. El Juez Scalia era Católico practicante, primera generación de italianos nacidos en Estados Unidos, y por ende, de una cuna muy conservadora. Era un gran seguidor del pensamiento de Alexander Hamilton. Es decir, creía en un cierto grado de proteccionismo estatal a favor de industrias emergentes, especialmente para estimular el desarrollo industrial y sobre todo, en el desarrollo de infraestructura. Adicionalmente, el Chief Justice Scalia era un constitucionalista rematado, defensor del Originalismo. Gracias a él, la Corte Suprema volvió a ver la letra muerta en la Constitución como vigente, apegándose al sentido original de lo expresado por los constitucionalistas en 1776. Es así que apoyaba el derecho a portar armas, a oponerse al matrimonio homosexual, contra el aborto, apoyó que el Tribunal Supremo suspendiera el recuento de votos con el cual Gore perdió la elección, y a favor de la pena capital.

Con su muerte, y el riesgo latente de un nombramiento pro Demócrata, han surgido las teorías conspiratorias sobre un posible homicidio especulando sobre una almohada posiblemente apoyada sobre su cabeza y sus indumentarias en orden, y alimentadas del hecho de que la familia misma del Juez pidiera que no fuese realizada una autopsia.

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Es en éste contexto que el Presidente Obama ha retado a la mayoría Republicana del Senado a demostrarle con bases constitucionales porqué se oponen a que él nombre al sucesor del Juez Scalia. Charles Grassley (Senador Republicano de Iowa) quien preside el Comité de lo Judicial en el Senado, autoridad que debe aprobar o desaprobar a los candidatos que presente el Ejecutivo, dijo que no ha desechado la posibilidad de realizar audiencias para analizar las candidaturas que presente el Presidente Obama, quizás por no parecer obstruccionista. Grassley había apoyado la postura del los líderes del Senado de no mover un dedo sobre el tema, y esperar hasta después de que el nuevo Presidente tome posesión en enero del 2017. El oponerse sin siquiera considerar a los candidatos que el Presidente Obama presente sería una muestra de política partidista obtusa y anti constitucional. Al fin y al cabo, pueden simplemente desechar a todos los candidatos que el Ejecutivo les presente. Los oenegeros están ya coordinando sus ataques y alistando municiones para lanzarlas contra el partido Republicano y a sus Senadores. Históricamente, los Demócratas confirmaron un Juez propuesto por el Presidente Reagan. Sin embargo, en esos tiempos, trabajar en forma bipartidista en Washington no era cosa extraña, mientras que hoy día, la polarización es tal que es difícil conseguir apoyos del otro lado de la sala.

Para nosotros, los espectadores, será interesante ver como sigue este duelo de poderes, especialmente en un año electoral con una gama de candidatos que están en los extremos del espectro. El Ejecutivo vs el Legislativo, en ese que sigue siendo la potencia del mundo occidental, podría ser un verdadero show, y no digamos audiencias en las que las candidaturas del Presidente Obama vendrían seguramente seriamente cuestionadas. Si el Senado aprueba algún candidato del Presidente Obama, muchos temas en discusión serían resueltos a favor de los Demócratas: Obamacare, matrimonio homosexual, temas religiosos, electorales, migratorios, sindicales y muchos otros.

El Juez, guste o no, deja un legado de apego literal a la Ley, donde el margen de error por interpretación se reduce al mínimo. Deja un legado de profesionalismo sin par en su campo, elevando la barra de la aplicación de justicia a un nivel nunca antes alcanzado. Y deja un ejemplo de devoción patrio, digno de imitación dentro y fuera de los confines de su patria.

Y la batalla inició

Betty Marroquin
18 de febrero, 2016

Cómo era de esperarse, el duelo entre el Presidente Demócrata y el Senado Republicano, por la nominación del sucesor del Juez Antonin Scalia ha iniciado. Será un pulso clave en un año electoral, que ambos lados deben ganar, a toda costa. El Presidente Obama ha prometido nominar un candidato con un record impecable, que denote su apego a la Ley y a la democracia. Lo que no dirá, obviamente, es que quiere un Juez totalmente anti conservador, que incline la balanza de la Corte Suprema hacia la izquierda.

El Juez Antonin Scalia, italo-americano de New Jersey, fue nombrado en 1986, luego de una trayectoria pública impecable. Un personaje cuyos gestos hablaban más de mil palabras, era severo, exacto, y exigente. Dirigirse a él requería exactitud, precisión, ser muy claro y específico. Para él, términos los términos oxímoron merecían una dosis masiva de sarcasmo. El Juez Scalia era Católico practicante, primera generación de italianos nacidos en Estados Unidos, y por ende, de una cuna muy conservadora. Era un gran seguidor del pensamiento de Alexander Hamilton. Es decir, creía en un cierto grado de proteccionismo estatal a favor de industrias emergentes, especialmente para estimular el desarrollo industrial y sobre todo, en el desarrollo de infraestructura. Adicionalmente, el Chief Justice Scalia era un constitucionalista rematado, defensor del Originalismo. Gracias a él, la Corte Suprema volvió a ver la letra muerta en la Constitución como vigente, apegándose al sentido original de lo expresado por los constitucionalistas en 1776. Es así que apoyaba el derecho a portar armas, a oponerse al matrimonio homosexual, contra el aborto, apoyó que el Tribunal Supremo suspendiera el recuento de votos con el cual Gore perdió la elección, y a favor de la pena capital.

Con su muerte, y el riesgo latente de un nombramiento pro Demócrata, han surgido las teorías conspiratorias sobre un posible homicidio especulando sobre una almohada posiblemente apoyada sobre su cabeza y sus indumentarias en orden, y alimentadas del hecho de que la familia misma del Juez pidiera que no fuese realizada una autopsia.

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Para nosotros, los espectadores, será interesante ver como sigue este duelo de poderes, especialmente en un año electoral con una gama de candidatos que están en los extremos del espectro. El Ejecutivo vs el Legislativo, en ese que sigue siendo la potencia del mundo occidental, podría ser un verdadero show, y no digamos audiencias en las que las candidaturas del Presidente Obama vendrían seguramente seriamente cuestionadas. Si el Senado aprueba algún candidato del Presidente Obama, muchos temas en discusión serían resueltos a favor de los Demócratas: Obamacare, matrimonio homosexual, temas religiosos, electorales, migratorios, sindicales y muchos otros.

El Juez, guste o no, deja un legado de apego literal a la Ley, donde el margen de error por interpretación se reduce al mínimo. Deja un legado de profesionalismo sin par en su campo, elevando la barra de la aplicación de justicia a un nivel nunca antes alcanzado. Y deja un ejemplo de devoción patrio, digno de imitación dentro y fuera de los confines de su patria.