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Objetivo 2: Hambre Cero

Redacción
04 de febrero, 2016

¿Cómo es posible que en Guatemala la reducción de la Desnutrición Crónica Infantil (DCI) avance apenas el 0.66% anual? Los avances son demasiado lentos e imperceptibles, a este paso nos llevará 30 años para pasar del 49.8 %[1] al 20 %, que es el promedio latinoamericano.

Seguridad Alimentaria y Nutricional son dos conceptos que están directamente relacionados con el desarrollo y el bienestar de la población rural. Los seis principales retos para alcanzarlos son: tierra, variabilidad climática, servicios eco sistémicos, tecnología, mercados, salud y nutrición.

Guatemala destaca por ser un país realmente excepcional en cuanto a su riqueza en recursos naturales, tierra fértil, agua, micro climas, biodiversidad, lo que de manera conjunta representa un enorme potencial para la productividad, tanto en lo agropecuario, pesquero y forestal. Un estudio de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) acerca del potencial de la expansión de la agricultura (en zonas arables no incluidas en reserva natural o ecosistemas protegidos) ubica a Guatemala como uno de los países que conformarán la llamada “canasta de pan” para el año 2050, momento en el cual se estima que el mundo alcanzará 9 mil millones de habitantes.

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Sin embargo, hay que ver como la variable de vulnerabilidad al cambio climático y a desastres naturales, tiene efectos inmediatos e impacta a Guatemala en el largo plazo, causando retrocesos de varias décadas de desarrollo, cada vez que ocurre un evento de tal naturaleza (terremotos o huracanes).  Estas dos realidades nos obligan a pensar en una estrategia de desarrollo de alternativas con un marco de gobernabilidad y manejo sostenible de los recursos naturales.

Este es un tema en el cual el mundo viene debatiendo y trabajando durante varias décadas. En 1996 se llevó a cabo la Cumbre Mundial sobre la Alimentación, en la cual los países acordaron lo siguiente: “La seguridad alimentaria existe cuando todas las personas tienen, en todo momento acceso físico y económico a alimentos suficientes, inocuos y nutritivos que satisfacen sus necesidades alimenticias y sus preferencias, a fin de llevar una vida activa y sana”.

Mas recientemente la definición anterior ha evolucionado a considerar otras dimensiones esenciales de la seguridad alimentaria: En primer lugar se encuentra la disponibilidad de los alimentos, que aborda la parte correspondiente a la oferta o la presencia de estos, y está en función del nivel de producción, las existencias y el comercio de los productos. La segunda es el acceso a los alimentos, el cual puede ser físico, que implica producirlos o económico que es adquiriéndolos. La disponibilidad de estos en un país en sí no garantiza la seguridad alimentaria a nivel de los hogares, pues una cosa es que haya disponibilidad de alimentos en el mercado, y otra es que haya alimentos en la mesa de los hogares.

Teniendo en cuenta estos dos tipos de dimensiones, resulta muy importante que en Guatemala se le de prioridad en el diseño de políticas públicas, planes y programas, a la generación de ingresos y priorización de los gastos familiares a nivel comunitario.

La situación crítica de la desnutrición crónica infantil, nos obliga a crear círculos virtuosos de desarrollo rural con enfoque territorial, vinculando lo rural y lo urbano, satisfaciendo necesidades de unos y otros para hacer detonar las economías locales bajo esquemas más sostenibles de producción.  Es así como las políticas dirigidas a aumentar la producción y mercados locales de alimentos a precios accesibles, servirían como catalizadores para avanzar más rápido en la reducción de la desnutrición crónica infantil, y así, alcanzar los objetivos de seguridad alimentaria y nutricional de los nuevos Objetivos de Desarrollo Sostenible 2030.

[1] ENSMI 2008-2009, INE-Ministerio de Salud Publica y Asistencia Social.

Objetivo 2: Hambre Cero

Redacción
04 de febrero, 2016

¿Cómo es posible que en Guatemala la reducción de la Desnutrición Crónica Infantil (DCI) avance apenas el 0.66% anual? Los avances son demasiado lentos e imperceptibles, a este paso nos llevará 30 años para pasar del 49.8 %[1] al 20 %, que es el promedio latinoamericano.

Seguridad Alimentaria y Nutricional son dos conceptos que están directamente relacionados con el desarrollo y el bienestar de la población rural. Los seis principales retos para alcanzarlos son: tierra, variabilidad climática, servicios eco sistémicos, tecnología, mercados, salud y nutrición.

Guatemala destaca por ser un país realmente excepcional en cuanto a su riqueza en recursos naturales, tierra fértil, agua, micro climas, biodiversidad, lo que de manera conjunta representa un enorme potencial para la productividad, tanto en lo agropecuario, pesquero y forestal. Un estudio de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) acerca del potencial de la expansión de la agricultura (en zonas arables no incluidas en reserva natural o ecosistemas protegidos) ubica a Guatemala como uno de los países que conformarán la llamada “canasta de pan” para el año 2050, momento en el cual se estima que el mundo alcanzará 9 mil millones de habitantes.

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Sin embargo, hay que ver como la variable de vulnerabilidad al cambio climático y a desastres naturales, tiene efectos inmediatos e impacta a Guatemala en el largo plazo, causando retrocesos de varias décadas de desarrollo, cada vez que ocurre un evento de tal naturaleza (terremotos o huracanes).  Estas dos realidades nos obligan a pensar en una estrategia de desarrollo de alternativas con un marco de gobernabilidad y manejo sostenible de los recursos naturales.

Este es un tema en el cual el mundo viene debatiendo y trabajando durante varias décadas. En 1996 se llevó a cabo la Cumbre Mundial sobre la Alimentación, en la cual los países acordaron lo siguiente: “La seguridad alimentaria existe cuando todas las personas tienen, en todo momento acceso físico y económico a alimentos suficientes, inocuos y nutritivos que satisfacen sus necesidades alimenticias y sus preferencias, a fin de llevar una vida activa y sana”.

Mas recientemente la definición anterior ha evolucionado a considerar otras dimensiones esenciales de la seguridad alimentaria: En primer lugar se encuentra la disponibilidad de los alimentos, que aborda la parte correspondiente a la oferta o la presencia de estos, y está en función del nivel de producción, las existencias y el comercio de los productos. La segunda es el acceso a los alimentos, el cual puede ser físico, que implica producirlos o económico que es adquiriéndolos. La disponibilidad de estos en un país en sí no garantiza la seguridad alimentaria a nivel de los hogares, pues una cosa es que haya disponibilidad de alimentos en el mercado, y otra es que haya alimentos en la mesa de los hogares.

Teniendo en cuenta estos dos tipos de dimensiones, resulta muy importante que en Guatemala se le de prioridad en el diseño de políticas públicas, planes y programas, a la generación de ingresos y priorización de los gastos familiares a nivel comunitario.

La situación crítica de la desnutrición crónica infantil, nos obliga a crear círculos virtuosos de desarrollo rural con enfoque territorial, vinculando lo rural y lo urbano, satisfaciendo necesidades de unos y otros para hacer detonar las economías locales bajo esquemas más sostenibles de producción.  Es así como las políticas dirigidas a aumentar la producción y mercados locales de alimentos a precios accesibles, servirían como catalizadores para avanzar más rápido en la reducción de la desnutrición crónica infantil, y así, alcanzar los objetivos de seguridad alimentaria y nutricional de los nuevos Objetivos de Desarrollo Sostenible 2030.

[1] ENSMI 2008-2009, INE-Ministerio de Salud Publica y Asistencia Social.