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GIS -Grande Inteligente Sencillo-

María Dolores Arias
14 de marzo, 2016

El pasado 9 de marzo falleció Giancarlo Ibárgüen Segovia –GIS-, un gran ser humano. Mucho se ha escrito de él y creo que aún faltaría mucho por escribir, muchas historias, muchas anécdotas.

Giancarlo era un ser humano extraordinario, vivía la vida intensamente, era fiel a sus principios, era una persona benevolente y creía en la bondad humana. Imagino que por eso lograba, casi siempre, sacar lo mejor de quienes le rodeaban.

Conozco de buena fuente, la capacidad, casi infinita, que tenía de trabajo. Miles de proyectos surgían en su oficina, todos ellos visionarios. Con ese talento para sacar lo mejor de los demás, dejaba que el resto brillara y florecieran como seres humanos. Era un líder extraordinario. En la transición de la rectoría de la Universidad Francisco Marroquín –UFM-, de la que fue rector por diez años, dijo: “Ratifico mi agradecimiento a cada uno de ustedes, con quienes tuve el privilegio de trabajar estos años.  Todos contribuyeron a que mi trabajo fuera más fácil.  Los aplausos y los méritos son de ustedes.

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‘Nunca me sentí como un director de orquesta, que con su batuta da órdenes y les indica a los músicos lo que deben hacer, sino como un miembro más de un conjunto de jazz, que lo único que hace, con el resto del equipo, es marcar el ritmo.”

Giancarlo amaba la libertad y la promovía todos los días. En alguna ocasión dijo: “En una sociedad de personas libres todos tienen el derecho de vivir su vida como mejor les parezca. Deben respetar, eso sí, el derecho recíproco que los demás también tienen a vivir, la vida suya”

Vivía la vida intensamente, vivía la vida como si cada día fuera una misión. La Esclerosis Lateral Amiotrófica -ELA o ELS- que padecía, no fue un impedimento para dar lo mejor de sí. Era una prueba fehaciente de fortaleza. Era impresionante cómo era él quien nos daba ánimos para vivir la vida al máximo. Siempre te recibía con una sonrisa con los ojos iluminados de alegría, yo me conmovía al verlo en su silla de ruedas y él se conmovía por la belleza de la vida.

Tuve la fortuna de coincidir con él en este espacio de tiempo llamado vida. Tuve la oportunidad de conversar con él, de acudir a seminarios que organizaba y de escuchar varios de sus discursos en los que podía conocer de sus ideas y sus valores. Las palabras para los graduandos eran memorables.

“Que nadie les robe la pasión por lo que hacen, ni mucho menos por la vida misma. Caminen siempre con dignidad y con la frente en alto, sabiendo que viven una vida coherente con sus principios y sus valores morales. Que nadie les impida construir un mundo mejor” Giancarlo no sólo lo decía sino que vivía coherentemente.

Quiero agradecer a Isabel, su amada Dulcinea, a Sofía y Juande; a Sebastián y Carolina, a Cristóbal, fieles escuderos, así como a su madre Lilian, hermanos y nieto; por todo el apoyo que a su manera le dieron a Giancarlo. Gracias por darle el soporte, amor y fuerza para ser quien fue en nuestras vidas. Gracias por su generosidad con su tiempo, por su compresión y apoyo.

Hoy comprendo que Gianca, construyó un mundo mejor todos los días sacando lo mejor de cada persona que le conoció. Hoy comprendo que ese mundo mejor es posible. Hoy creo comprender la razón del porqué eligió la frase de la Rebelión de Atlas que está en la placa del Atlas Libertas en la UFM. Gracias GIS por todo lo bueno que hiciste en este mundo, gracias por ser un ejemplo del perfeccionamiento moral.

Son las anécdotas e historias de su actuar en el día a día los que demuestran la grandeza de un ser humano. Giancarlo era tan grande que a todos nos tocó un pedacito.

@Md30

Facebook.com/Mda30

GIS -Grande Inteligente Sencillo-

María Dolores Arias
14 de marzo, 2016

El pasado 9 de marzo falleció Giancarlo Ibárgüen Segovia –GIS-, un gran ser humano. Mucho se ha escrito de él y creo que aún faltaría mucho por escribir, muchas historias, muchas anécdotas.

Giancarlo era un ser humano extraordinario, vivía la vida intensamente, era fiel a sus principios, era una persona benevolente y creía en la bondad humana. Imagino que por eso lograba, casi siempre, sacar lo mejor de quienes le rodeaban.

Conozco de buena fuente, la capacidad, casi infinita, que tenía de trabajo. Miles de proyectos surgían en su oficina, todos ellos visionarios. Con ese talento para sacar lo mejor de los demás, dejaba que el resto brillara y florecieran como seres humanos. Era un líder extraordinario. En la transición de la rectoría de la Universidad Francisco Marroquín –UFM-, de la que fue rector por diez años, dijo: “Ratifico mi agradecimiento a cada uno de ustedes, con quienes tuve el privilegio de trabajar estos años.  Todos contribuyeron a que mi trabajo fuera más fácil.  Los aplausos y los méritos son de ustedes.

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‘Nunca me sentí como un director de orquesta, que con su batuta da órdenes y les indica a los músicos lo que deben hacer, sino como un miembro más de un conjunto de jazz, que lo único que hace, con el resto del equipo, es marcar el ritmo.”

Giancarlo amaba la libertad y la promovía todos los días. En alguna ocasión dijo: “En una sociedad de personas libres todos tienen el derecho de vivir su vida como mejor les parezca. Deben respetar, eso sí, el derecho recíproco que los demás también tienen a vivir, la vida suya”

Vivía la vida intensamente, vivía la vida como si cada día fuera una misión. La Esclerosis Lateral Amiotrófica -ELA o ELS- que padecía, no fue un impedimento para dar lo mejor de sí. Era una prueba fehaciente de fortaleza. Era impresionante cómo era él quien nos daba ánimos para vivir la vida al máximo. Siempre te recibía con una sonrisa con los ojos iluminados de alegría, yo me conmovía al verlo en su silla de ruedas y él se conmovía por la belleza de la vida.

Tuve la fortuna de coincidir con él en este espacio de tiempo llamado vida. Tuve la oportunidad de conversar con él, de acudir a seminarios que organizaba y de escuchar varios de sus discursos en los que podía conocer de sus ideas y sus valores. Las palabras para los graduandos eran memorables.

“Que nadie les robe la pasión por lo que hacen, ni mucho menos por la vida misma. Caminen siempre con dignidad y con la frente en alto, sabiendo que viven una vida coherente con sus principios y sus valores morales. Que nadie les impida construir un mundo mejor” Giancarlo no sólo lo decía sino que vivía coherentemente.

Quiero agradecer a Isabel, su amada Dulcinea, a Sofía y Juande; a Sebastián y Carolina, a Cristóbal, fieles escuderos, así como a su madre Lilian, hermanos y nieto; por todo el apoyo que a su manera le dieron a Giancarlo. Gracias por darle el soporte, amor y fuerza para ser quien fue en nuestras vidas. Gracias por su generosidad con su tiempo, por su compresión y apoyo.

Hoy comprendo que Gianca, construyó un mundo mejor todos los días sacando lo mejor de cada persona que le conoció. Hoy comprendo que ese mundo mejor es posible. Hoy creo comprender la razón del porqué eligió la frase de la Rebelión de Atlas que está en la placa del Atlas Libertas en la UFM. Gracias GIS por todo lo bueno que hiciste en este mundo, gracias por ser un ejemplo del perfeccionamiento moral.

Son las anécdotas e historias de su actuar en el día a día los que demuestran la grandeza de un ser humano. Giancarlo era tan grande que a todos nos tocó un pedacito.

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