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Sin consuelo

Adriana Lopez
18 de marzo, 2016

Los consejos para no accidentarse son básicos: no use el celular, concéntrese, no pelee la vía, sea prudente o maneje despacio. Pero para evitar un accidente en las calles de Guatemala los consejos van más allá; porque las señales de tránsito, los semáforos y los límites de velocidad no se respetan.

Digamos que, si uno logra mantener todos éstos consejos bajo control, está siendo un ciudadano que procura conservar su vida. Pero desafortunadamente no todos piensan así. Justos pagan por pecadores y estamos sin consuelo. Déjenme explicarles.

No sé cómo es la cosa en todo el país, pero puedo hablar de las calles que conozco y transito todos los días. El camino a la universidad la mayoría del tiempo es tranquilo y sin peligros. Las calles están en buen estado, no hay curvas peligrosas o intersecciones complicadas. Pero por más seguro que sea todo el recorrido… hay un día que manejar en un radio de 3 kilómetros de la universidad, es todo un acto de fe y valentía.

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Sucede que el viernes, es el día escogido. Es el momento, la oportunidad, ese tiempo de la semana que los universitarios fielmente dedican para gastar el dinero de sus padres en bebidas alcohólicas, marihuana y cigarros. Cual rito, cada viernes de la semana la universidad se vacía y dar un paso afuera del campus significa sentir las bocanadas de viento en donde se cuela el olor a cigarro, el constante retumbar de la música y egos que se ven elevados hasta el cielo por estar en el lugar en donde la definición de popularidad se reúne y hace de las suyas.

Hay maneras más interesantes de destruirse, amigos. Existen guilty pleasures más baratos y menos tóxicos. Pero si esa es la manera que eligieron para arruinarse la vida, qué le vamos a hacer. Lo único que les suplico es que entiendan que hasta para hacer cosas malas, hay que pensar bien.

Los últimos viernes, han sido testigos de accidentes que surgieron de manera absurda y cortesía de conductores ebrios. Aquí y en Budapest se sabe que manejar ebrio no es una buena idea. Y no se vale que a los demás conductores que transitamos por esa área, nos toque que andar con muchísimo cuidado porque nunca se sabe si el que va en el carro de al lado está en sus cabales o desequilibrado. No nos dejen estar sin consuelo. Piensen antes de actuar y por favor, elijan o contraten a alguien. pero que sea siempre un sobrio el que va al volante.

Sin consuelo

Adriana Lopez
18 de marzo, 2016

Los consejos para no accidentarse son básicos: no use el celular, concéntrese, no pelee la vía, sea prudente o maneje despacio. Pero para evitar un accidente en las calles de Guatemala los consejos van más allá; porque las señales de tránsito, los semáforos y los límites de velocidad no se respetan.

Digamos que, si uno logra mantener todos éstos consejos bajo control, está siendo un ciudadano que procura conservar su vida. Pero desafortunadamente no todos piensan así. Justos pagan por pecadores y estamos sin consuelo. Déjenme explicarles.

No sé cómo es la cosa en todo el país, pero puedo hablar de las calles que conozco y transito todos los días. El camino a la universidad la mayoría del tiempo es tranquilo y sin peligros. Las calles están en buen estado, no hay curvas peligrosas o intersecciones complicadas. Pero por más seguro que sea todo el recorrido… hay un día que manejar en un radio de 3 kilómetros de la universidad, es todo un acto de fe y valentía.

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Sucede que el viernes, es el día escogido. Es el momento, la oportunidad, ese tiempo de la semana que los universitarios fielmente dedican para gastar el dinero de sus padres en bebidas alcohólicas, marihuana y cigarros. Cual rito, cada viernes de la semana la universidad se vacía y dar un paso afuera del campus significa sentir las bocanadas de viento en donde se cuela el olor a cigarro, el constante retumbar de la música y egos que se ven elevados hasta el cielo por estar en el lugar en donde la definición de popularidad se reúne y hace de las suyas.

Hay maneras más interesantes de destruirse, amigos. Existen guilty pleasures más baratos y menos tóxicos. Pero si esa es la manera que eligieron para arruinarse la vida, qué le vamos a hacer. Lo único que les suplico es que entiendan que hasta para hacer cosas malas, hay que pensar bien.

Los últimos viernes, han sido testigos de accidentes que surgieron de manera absurda y cortesía de conductores ebrios. Aquí y en Budapest se sabe que manejar ebrio no es una buena idea. Y no se vale que a los demás conductores que transitamos por esa área, nos toque que andar con muchísimo cuidado porque nunca se sabe si el que va en el carro de al lado está en sus cabales o desequilibrado. No nos dejen estar sin consuelo. Piensen antes de actuar y por favor, elijan o contraten a alguien. pero que sea siempre un sobrio el que va al volante.