Política
Política
Empresa
Empresa
Investigación y Análisis
Investigación y Análisis
Internacional
Internacional
Opinión
Opinión
Inmobiliaria
Inmobiliaria
Agenda Empresarial
Agenda Empresarial

Dramas que llaman a reflexionar y a actuar

Redacción
31 de marzo, 2016

Por Lesly Veliz

Resulta contradictorio que en plena semana de Pascua, cuando se celebra la vida, historias de dolor hayan conmocionado al país. Diecinueve personas murieron al embarrancarse un bus en Nahualá; un bebé de 11 meses de edad, Maikol David, dejó de respirar en los brazos de su madre, en plena vía pública; el mismo día, una mujer indigente dio a luz en una fría acera a un bebé que apenas vivió unas horas, y el miércoles, un estudiante de 13 años, Edward Aldana, fue hallado sin vida en la piscina de un establecimiento educativo.

Las redes sociales canalizaron los comentarios de indignación, dolor y frustración que cada uno de estos dramas representó para la sociedad guatemalteca. No es para menos. Cada año debemos observar impotentes cómo personas trabajadoras pierden la vida por la irresponsabilidad de un conductor de bus. Día tras día vemos cómo el deterioro del sistema de salud pública compromete a familias enteras que no tienen posibilidad de atenderse en una clínica privada. Vivimos en un país que está en deuda con sus niños, porque no puede proveerles educación ni garantizarles respeto a sus derechos. Tenemos un sistema que no es capaz de asegurar la justicia pronta y cumplida.

SUSCRIBITE A NUESTRO NEWSLETTER

Sí. Pareciera un panorama desalentador que obliga a pensar que no queda más que resignarse. Sin embargo, no es así. Los protagonistas de cada historia no deben quedar en el olvido; cada uno de ellos ejemplifica los males del sistema y que urge corregir. El Gobierno, así como cada sector de la sociedad, debe comprometerse a dar lo mejor de sí para que esta situación cambie.

Ahora más que nunca debe brillar más el mensaje dela Resurrección, que apenas el domingo celebrábamos: el triunfo del bien sobre el mal. Por ello, en medio del luto que todo el país lleva en el corazón por estas lamentables muertes, debemos permitir que brille la esperanza.

Yo, al menos, me consuelo al pensar en que Maikol, Edward, el recién nacido y todos los que perecieron en el busazo, están ahora resucitados en una nueva vida con Dios, muy distinta a la que aquí tenemos. Pero también reconozco que no basta con la fe, sino también es necesario poner manos a la obra para hacer que esta realidad cambie.

La defensa de la verdad, el combate a la corrupción, el respeto al Estado de Derecho y el uso adecuado de los recursos del Estado son acciones inmediatas que harán justicia a las víctimas.

Dramas que llaman a reflexionar y a actuar

Redacción
31 de marzo, 2016

Por Lesly Veliz

Resulta contradictorio que en plena semana de Pascua, cuando se celebra la vida, historias de dolor hayan conmocionado al país. Diecinueve personas murieron al embarrancarse un bus en Nahualá; un bebé de 11 meses de edad, Maikol David, dejó de respirar en los brazos de su madre, en plena vía pública; el mismo día, una mujer indigente dio a luz en una fría acera a un bebé que apenas vivió unas horas, y el miércoles, un estudiante de 13 años, Edward Aldana, fue hallado sin vida en la piscina de un establecimiento educativo.

Las redes sociales canalizaron los comentarios de indignación, dolor y frustración que cada uno de estos dramas representó para la sociedad guatemalteca. No es para menos. Cada año debemos observar impotentes cómo personas trabajadoras pierden la vida por la irresponsabilidad de un conductor de bus. Día tras día vemos cómo el deterioro del sistema de salud pública compromete a familias enteras que no tienen posibilidad de atenderse en una clínica privada. Vivimos en un país que está en deuda con sus niños, porque no puede proveerles educación ni garantizarles respeto a sus derechos. Tenemos un sistema que no es capaz de asegurar la justicia pronta y cumplida.

SUSCRIBITE A NUESTRO NEWSLETTER

Sí. Pareciera un panorama desalentador que obliga a pensar que no queda más que resignarse. Sin embargo, no es así. Los protagonistas de cada historia no deben quedar en el olvido; cada uno de ellos ejemplifica los males del sistema y que urge corregir. El Gobierno, así como cada sector de la sociedad, debe comprometerse a dar lo mejor de sí para que esta situación cambie.

Ahora más que nunca debe brillar más el mensaje dela Resurrección, que apenas el domingo celebrábamos: el triunfo del bien sobre el mal. Por ello, en medio del luto que todo el país lleva en el corazón por estas lamentables muertes, debemos permitir que brille la esperanza.

Yo, al menos, me consuelo al pensar en que Maikol, Edward, el recién nacido y todos los que perecieron en el busazo, están ahora resucitados en una nueva vida con Dios, muy distinta a la que aquí tenemos. Pero también reconozco que no basta con la fe, sino también es necesario poner manos a la obra para hacer que esta realidad cambie.

La defensa de la verdad, el combate a la corrupción, el respeto al Estado de Derecho y el uso adecuado de los recursos del Estado son acciones inmediatas que harán justicia a las víctimas.