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Los sistemas de previsión social

Redacción
02 de abril, 2016

En Guatemala la idea de que la previsión de “mi” vejez es algo que los demás tienen que pagar. Quizás algunos sí son responsables por prever para su vejez, aunque parece que son los menos. Algunos hasta tienen la idea que los hijos están para mantenerlos cuando lleguen a viejos. Con esa idea se empieza a crear planes de previsión “obligatorios” y en muchos casos, sufragados por terceros que no tienen nada que ver con el beneficiado. Situación bastante injusta, ¿no creen?

Tenemos sistemas de previsión por todos lados. El IGSS, el del periodista, del artista, de los colegios profesionales, del empleado público, del organismo judicial, del empleado municipal.

Todos tienen básicamente la misma estructura:

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  • Paga el empleado actual un porcentaje de su sueldo;
  • Paga el empleador un porcentaje sobre la planilla;
  • Si no es empleado, paga el cliente o un tercero que no tiene ni idea, como el plan de previsión del periodista, del artista o gremios profesionales, que paga alguien que no tiene nada que ver con la vejez del luego beneficiado.
  • Hay un número de años mínimos de colaboración;
  • Hay un monto máximo de pensión a recibir, que es independiente del monto de dinero que aportó o de su salario al momento de jubilarse.

Todos esos planes gozan de los mismos problemas.

  • Dependen de un nivel de contribuciones más alto que las erogaciones por jubilaciones.
  • Las pensiones solo se pueden pagar de los rendimientos financieros del capital y gastarse el capital puede hacerse con muy estrictos estudios actuariales, que son hecho bajo una serie de presupuestos que van variando en el tiempo.
  • Las pensiones tienen, por lo anterior, un tope de pago. Cualquier aumento requiere aumento de las contribuciones.
  • La base de contribuyentes activos frente a los jubilados, está destinada a invertirse en el tiempo.
  • Las condiciones financieras son altamente variables y nuestro mercado financiero acá en Guatemala es muy precario como para proporcionar opciones rentables.
  • Con esa fórmula previsible, todo plan en esta modalidad está destinado al fracaso.

La solución va más encaminada a generar planes de capitalización individual que le permitan a quienes contribuyan recibir al momento de su jubilación los beneficios directos de su contribución, más que los residuos. Estos sistemas permiten una mayor rentabilidad y mayores beneficios futuros, asignan el resultado (la pensión) al esfuerzo del que contribuye y no depende de una base de activos mayor a los jubilados. Es triste ver que con certeza, la cantidad de empleados activos de hoy no tendrá la posibilidad de recibir pensión alguna que le permita vivir de ello en su vejez. Es triste que lo único que vemos son absurdas acciones de reducir edades de jubilación y aumentar pensiones “porque pobrecitos, no les alcanza”, cuando eso es en sí mismo contrario y resultado de malas decisiones  pasadas y de un sistema que nació con el gen del fracaso desde su diseño.

Los planes de capitalización individual, institucionalizados, presentan las posibilidades de mejorar nuestro incipiente mercado financiero. Estos fondos de pensiones son los responsables en los países desarrollados de invertir en mercados de acciones, bonos, certificados y hasta tener porcentajes como “venture capital”, lo que les permite balancear de mejor manera riesgo y rentabilidad.

En nuestro país las opciones son únicamente entre bonos del Estado y certificados de depósito. Mercados que van de 0% a 7% de interés anual, pero tenemos una inflación de 3-4% anual… Es decir, no hay más que posibilidades de 3-4% de rendimiento anual… Eso nos termina de crucificar el futuro de los planes de pensiones actuales. La actual generación de empleados tiene un futuro muy oscuro por delante.

Los sistemas de previsión social

Redacción
02 de abril, 2016

En Guatemala la idea de que la previsión de “mi” vejez es algo que los demás tienen que pagar. Quizás algunos sí son responsables por prever para su vejez, aunque parece que son los menos. Algunos hasta tienen la idea que los hijos están para mantenerlos cuando lleguen a viejos. Con esa idea se empieza a crear planes de previsión “obligatorios” y en muchos casos, sufragados por terceros que no tienen nada que ver con el beneficiado. Situación bastante injusta, ¿no creen?

Tenemos sistemas de previsión por todos lados. El IGSS, el del periodista, del artista, de los colegios profesionales, del empleado público, del organismo judicial, del empleado municipal.

Todos tienen básicamente la misma estructura:

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  • Paga el empleado actual un porcentaje de su sueldo;
  • Paga el empleador un porcentaje sobre la planilla;
  • Si no es empleado, paga el cliente o un tercero que no tiene ni idea, como el plan de previsión del periodista, del artista o gremios profesionales, que paga alguien que no tiene nada que ver con la vejez del luego beneficiado.
  • Hay un número de años mínimos de colaboración;
  • Hay un monto máximo de pensión a recibir, que es independiente del monto de dinero que aportó o de su salario al momento de jubilarse.

Todos esos planes gozan de los mismos problemas.

  • Dependen de un nivel de contribuciones más alto que las erogaciones por jubilaciones.
  • Las pensiones solo se pueden pagar de los rendimientos financieros del capital y gastarse el capital puede hacerse con muy estrictos estudios actuariales, que son hecho bajo una serie de presupuestos que van variando en el tiempo.
  • Las pensiones tienen, por lo anterior, un tope de pago. Cualquier aumento requiere aumento de las contribuciones.
  • La base de contribuyentes activos frente a los jubilados, está destinada a invertirse en el tiempo.
  • Las condiciones financieras son altamente variables y nuestro mercado financiero acá en Guatemala es muy precario como para proporcionar opciones rentables.
  • Con esa fórmula previsible, todo plan en esta modalidad está destinado al fracaso.

La solución va más encaminada a generar planes de capitalización individual que le permitan a quienes contribuyan recibir al momento de su jubilación los beneficios directos de su contribución, más que los residuos. Estos sistemas permiten una mayor rentabilidad y mayores beneficios futuros, asignan el resultado (la pensión) al esfuerzo del que contribuye y no depende de una base de activos mayor a los jubilados. Es triste ver que con certeza, la cantidad de empleados activos de hoy no tendrá la posibilidad de recibir pensión alguna que le permita vivir de ello en su vejez. Es triste que lo único que vemos son absurdas acciones de reducir edades de jubilación y aumentar pensiones “porque pobrecitos, no les alcanza”, cuando eso es en sí mismo contrario y resultado de malas decisiones  pasadas y de un sistema que nació con el gen del fracaso desde su diseño.

Los planes de capitalización individual, institucionalizados, presentan las posibilidades de mejorar nuestro incipiente mercado financiero. Estos fondos de pensiones son los responsables en los países desarrollados de invertir en mercados de acciones, bonos, certificados y hasta tener porcentajes como “venture capital”, lo que les permite balancear de mejor manera riesgo y rentabilidad.

En nuestro país las opciones son únicamente entre bonos del Estado y certificados de depósito. Mercados que van de 0% a 7% de interés anual, pero tenemos una inflación de 3-4% anual… Es decir, no hay más que posibilidades de 3-4% de rendimiento anual… Eso nos termina de crucificar el futuro de los planes de pensiones actuales. La actual generación de empleados tiene un futuro muy oscuro por delante.