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La victoria de Trump en las primarias Republicanas. Parte II de II.

Nicholas Virzi
18 de mayo, 2016

El ahora Republicano Donald Trump afronta mayores obstáculos para ganarle a Hillary Clinton, la presunta nominada para candidata para la presidencia de Estados Unidos de parte del partido Demócrata. Trump, el antes Demócrata convertido en Republicano, tiene altísimos retos que superar para ganarle a Hillary Clinton. Todos los modelos convencionales y análisis tradicionales indican que Hillary Clinton las tiene por ganar contra Trump en las elecciones generales. Ella lidera en la intención de voto general, y abrumadoramente entre las mujeres, los afro americanos, y los latinos, legalmente e ilegalmente en el país.

Mas alla de lo anterior, los Demócratas empiezan cualquier elección general con el casi monopolio de control sobre los medios masivos. Después de décadas de importación de votantes, los Demócratas tienen abrumadora ventaja en el colegio electoral de Estados Unidos, porque dominan los grandes estados como Nueva York y California.[1] Hillary misma tiene altísimo reconocimiento de nombre. Tiene la ventaja de poder llamarse la esposa de Bill Clinton, a quien se le recuerda por haber gobernado relativamente bien, desde el centro del espectro político Estadunidense.

Un problema que tiene Hillary Clinton es que ella no es popular. Las encuestas repetidamente señalan que la gente percibe a Hillary Clinton como deshonesta, corrupta, poco ética, y oportunista. Su apoyo político en verdad viene de las elites, de los intelectuales, los medios y las elites económicas del país. El paso Hillary Clinton por el Senado de Estados Unidos no produjo resultados concretos, mas que un voto por la guerra en Iraq, de la cual ella dice que se arrepienta. Su paso por la Secretaría de Estado de Estados Unidos fue a todas luces un desastre. Clinton fue la arquitecta de la política externa del gobierno de Obama, que se destaca por haber permitido el surgimiento del Estado Islámico, y la propagación del terrorismo islámico por todo el mundo.

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Hillary no es Bill. Hillary no es accesible con el pueblo votante. No es buena vendedora detallista en la política como lo fue el hombre con quien se casó formalmente. Hillary tiene, además, el gran problema de elegir el legado con el que va a correr en las elecciones generales. ¿Hillary se lanzará como el tercer mandato de Bill Clinton, un gobierno centrista?, o ¿como el tercer mandato de Barack Hussein Obama, un gobierno progresista radical? Será difícil para Hillary deshacerse del legado de la administración del Presidente Obama, un hombre que se ha dedicado a destruir todo el legado centrista de Bill Clinton en el partido Demócrata.

Regresando a Trump. A Trump se le ataca por ser tan ofensivo, agresivo, y fuera de los modales de la buena sociedad, que pareciera lo que siempre ha sido … un Demócrata. Cierto, Trump ha dicho cosas ofensivas, contra mexicanos y tal vez mujeres. Sin embargo, la indignación popular que ha resultado de eso es producto de una campaña de los medios, que jamás hablan de las mismísimas ofensas hechas por políticos de izquierda, activistas latinos, etc. Es común llamar a quien sea racista, sexista, homofóbico, ODIADOR, por la razón que sea, siempre y cuando uno no se hinca ante el altar del progresismo secular. De hecho, la popularidad de Trump se explica en gran parte a que existe una ira enorme en contra la corrección política, promulgada por los medios masivos, que se percibe que prohíbe que la gente (1) ofenda, pero también que prohíbe (2) que se hable la verdad de las cosas, y asimismo (3) encubre las mismas ofensas de parte de líderes Demócratas.

Trump ha ofendido a los latinos, es verdad. Sin embargo, es aun posible que gane suficientes votos entre las minorías como para ganar la Casa Blanca. Una manera de hacerlo sería nombrando un latino, o una latina, como su compañero de formula para el puesto de Vicepresidente. Otra manera, más preocupante, es atacar la estrategia Demócrata de manera frontal, poniendo latinos en contra de afroamericanos, quienes son los que más pierden ante la inmigración ilegal. No es poca cosa, ni poca oportunidad para una estrategia electoral tan maquiavélica como la que han practicado los Demócratas por años. Antes los afroamericanos eran la comunidad favorecida por los que abogan por el asistencialismo estatal, pero ahora son “noticias de ayer”, o “yesterdays´newspapers” como dicen los “gringos”. El resentimiento afroamericano al verse desplazados por los latinos, en una sola generación, es enorme. Trump es capaz de aprovecharse de eso. Dios salve a la República de las consecuencias de las políticas de identidad racial que empezaron los Demócratas.

Dentro de la próxima generación, la importación de votantes latinos eliminará cualquier ventaja Republicana en Texas y Florida, lo cual asegura que el país de cara al futuro tendrá casi siempre un Presidente Demócrata. Al mismo tiempo, la Presidencia se volverá cada vez más poderosa, dada una aceptación del concepto y el hecho de creación de leyes por el ejecutivo por la Corte Suprema del país.

La victoria de Trump en las primarias Republicanas. Parte II de II.

Nicholas Virzi
18 de mayo, 2016

El ahora Republicano Donald Trump afronta mayores obstáculos para ganarle a Hillary Clinton, la presunta nominada para candidata para la presidencia de Estados Unidos de parte del partido Demócrata. Trump, el antes Demócrata convertido en Republicano, tiene altísimos retos que superar para ganarle a Hillary Clinton. Todos los modelos convencionales y análisis tradicionales indican que Hillary Clinton las tiene por ganar contra Trump en las elecciones generales. Ella lidera en la intención de voto general, y abrumadoramente entre las mujeres, los afro americanos, y los latinos, legalmente e ilegalmente en el país.

Mas alla de lo anterior, los Demócratas empiezan cualquier elección general con el casi monopolio de control sobre los medios masivos. Después de décadas de importación de votantes, los Demócratas tienen abrumadora ventaja en el colegio electoral de Estados Unidos, porque dominan los grandes estados como Nueva York y California.[1] Hillary misma tiene altísimo reconocimiento de nombre. Tiene la ventaja de poder llamarse la esposa de Bill Clinton, a quien se le recuerda por haber gobernado relativamente bien, desde el centro del espectro político Estadunidense.

Un problema que tiene Hillary Clinton es que ella no es popular. Las encuestas repetidamente señalan que la gente percibe a Hillary Clinton como deshonesta, corrupta, poco ética, y oportunista. Su apoyo político en verdad viene de las elites, de los intelectuales, los medios y las elites económicas del país. El paso Hillary Clinton por el Senado de Estados Unidos no produjo resultados concretos, mas que un voto por la guerra en Iraq, de la cual ella dice que se arrepienta. Su paso por la Secretaría de Estado de Estados Unidos fue a todas luces un desastre. Clinton fue la arquitecta de la política externa del gobierno de Obama, que se destaca por haber permitido el surgimiento del Estado Islámico, y la propagación del terrorismo islámico por todo el mundo.

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Hillary no es Bill. Hillary no es accesible con el pueblo votante. No es buena vendedora detallista en la política como lo fue el hombre con quien se casó formalmente. Hillary tiene, además, el gran problema de elegir el legado con el que va a correr en las elecciones generales. ¿Hillary se lanzará como el tercer mandato de Bill Clinton, un gobierno centrista?, o ¿como el tercer mandato de Barack Hussein Obama, un gobierno progresista radical? Será difícil para Hillary deshacerse del legado de la administración del Presidente Obama, un hombre que se ha dedicado a destruir todo el legado centrista de Bill Clinton en el partido Demócrata.

Regresando a Trump. A Trump se le ataca por ser tan ofensivo, agresivo, y fuera de los modales de la buena sociedad, que pareciera lo que siempre ha sido … un Demócrata. Cierto, Trump ha dicho cosas ofensivas, contra mexicanos y tal vez mujeres. Sin embargo, la indignación popular que ha resultado de eso es producto de una campaña de los medios, que jamás hablan de las mismísimas ofensas hechas por políticos de izquierda, activistas latinos, etc. Es común llamar a quien sea racista, sexista, homofóbico, ODIADOR, por la razón que sea, siempre y cuando uno no se hinca ante el altar del progresismo secular. De hecho, la popularidad de Trump se explica en gran parte a que existe una ira enorme en contra la corrección política, promulgada por los medios masivos, que se percibe que prohíbe que la gente (1) ofenda, pero también que prohíbe (2) que se hable la verdad de las cosas, y asimismo (3) encubre las mismas ofensas de parte de líderes Demócratas.

Trump ha ofendido a los latinos, es verdad. Sin embargo, es aun posible que gane suficientes votos entre las minorías como para ganar la Casa Blanca. Una manera de hacerlo sería nombrando un latino, o una latina, como su compañero de formula para el puesto de Vicepresidente. Otra manera, más preocupante, es atacar la estrategia Demócrata de manera frontal, poniendo latinos en contra de afroamericanos, quienes son los que más pierden ante la inmigración ilegal. No es poca cosa, ni poca oportunidad para una estrategia electoral tan maquiavélica como la que han practicado los Demócratas por años. Antes los afroamericanos eran la comunidad favorecida por los que abogan por el asistencialismo estatal, pero ahora son “noticias de ayer”, o “yesterdays´newspapers” como dicen los “gringos”. El resentimiento afroamericano al verse desplazados por los latinos, en una sola generación, es enorme. Trump es capaz de aprovecharse de eso. Dios salve a la República de las consecuencias de las políticas de identidad racial que empezaron los Demócratas.

Dentro de la próxima generación, la importación de votantes latinos eliminará cualquier ventaja Republicana en Texas y Florida, lo cual asegura que el país de cara al futuro tendrá casi siempre un Presidente Demócrata. Al mismo tiempo, la Presidencia se volverá cada vez más poderosa, dada una aceptación del concepto y el hecho de creación de leyes por el ejecutivo por la Corte Suprema del país.