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Robo con P de Presupuesto

María Dolores Arias
31 de mayo, 2016

Hace algunos años a manera de broma, existía un programa donde una secretaria, Lupita, le pasaba llamadas a su jefe y le decía la línea a la que le transfería la llamada. El diálogo era más o menos así:
Lupita: Licenciado, le paso su llamada a la línea P de robo
Licenciado: Pero Lupita ¿y dónde está la P en robo?
Lupita: pues en el presupuesto, licenciado, en el presupuesto
Licenciado: Pues tiene razón, Lupita

Pues bien, el robo del presupuesto que se dio a conocer la semana pasada corre a cargo de algunos diputados y exdiputados, al parecer, en contubernio con personal administrativo del Congreso. El Ministerio Público –MP- y la Comisión Internacional en Contra de la Impunidad en Guatemala –CICIG- los acusan de haber contratado de forma arbitraria al personal, así como de simular contrataciones, entre otras cosas.

Según las investigaciones del MP los expresidentes del Congreso, Arístides Crespo y Luis Rabbé durante sus presidencias autorizaron la contratación de personal innecesario y de plazas para fantasmas. Además acusaron a los demás miembros de la Junta Directiva de ponerse de acuerdo para saquear las finanzas.

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Los miembros de la Junta Directiva del Congreso –JDC- de 2014, contrataron a 131 empleados con el aval del director legislativo Luis Mijangos, sin que fueran necesarios y mucho menos cumpliendo con los requisitos del puesto. Estas plazas se las distribuían entre todos y con ellas pagaban ofrecimientos de campaña a sus partidarios o se quedaban con una buena parte del salario, como la acusación al exdiputado Pedro Muadi.

Según declaraciones del actual presidente del Congreso, Mario Taracena, el contratar personal innecesario, incapaz e inexistente es parte de la “costumbre” en el Congreso y existen mafias alrededor de este “negocio”.

Este caso de corrupción refuerza, una vez más, que nuestro problema en las finanzas públicas nunca ha sido de ingresos sino de gastos. El robo de nuestro dinero con cada caso de corrupción nos da argumentos para concluir que dinero hay, lo que no hay es decencia en quienes lo administran.

La solicitud de plazas para amigos, partidarios, familiares o fantasmas es una práctica recurrente de muchos diputados, no sólo en el Congreso, sino también en cuanto Ministerio o dependencia de gobierno sea posible; basta recordar el caso de los exdiputados de Líder, Mirza Arreaga y Luis Chávez, que trataron de extorsionar a un ministro al solicitarle “ingresitos extras” con la ejecución de proyectos.

Las plazas son sólo una de las variantes que utilizan estos sinvergüenzas para robarse el dinero de los tributarios, las obras del listado geográfico es un gran botín para quienes viven de expoliar la riqueza ajena. El alquiler de equipo que no se utiliza, el dragado de ríos que nunca se hace, el mantenimiento del césped de canchas deportivas de tierra, de patrullas en talleres en un segundo piso y así podría seguir enumerando las diversas formas, unas más creativas que otras, para robarse el dinero.

Estos diputados “transeros” se cuelan, a veces por años, debido a la forma cómo se elige a los diputados en el Congreso. Las listas cerradas impiden al ciudadano ejercer su poder de mandante y castigar a quien no hace un buen trabajo. Lo obligan a tomarse el purgante que le ofrecen sin oportunidad, ni esperanzas, de cambiar la receta.

Los diputados en la presidencia y junta directiva del Congreso contratan personal innecesario porque tienen el poder, porque no hay consecuencias penales, hasta ahora, y porque al final con este método pueden reelegir cuantas veces quieran.

Es importante que esto nos sirva de reflexión respecto al poder que tienen algunos burócratas para disponer de nuestro dinero, robárselo y salir impunes. Es importante revisar cada reforma, cada ley y pasarla por el filtro del poder y preguntarnos si le quita poder a los políticos para devolvérselo al ciudadano o si, por el contrario, nos convertimos cada vez más en los vasallos del señor feudal.

Así, cuando nos llegue el momento de que Lupita nos pase la llamada sea por la línea LM de ciudadanos, y si le pregunta en dónde está la LM en ciudadanos, le contestará en libres y mandantes.

@Md30
Facebook.com/Mda30

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María Dolores Arias
31 de mayo, 2016

Hace algunos años a manera de broma, existía un programa donde una secretaria, Lupita, le pasaba llamadas a su jefe y le decía la línea a la que le transfería la llamada. El diálogo era más o menos así:
Lupita: Licenciado, le paso su llamada a la línea P de robo
Licenciado: Pero Lupita ¿y dónde está la P en robo?
Lupita: pues en el presupuesto, licenciado, en el presupuesto
Licenciado: Pues tiene razón, Lupita

Pues bien, el robo del presupuesto que se dio a conocer la semana pasada corre a cargo de algunos diputados y exdiputados, al parecer, en contubernio con personal administrativo del Congreso. El Ministerio Público –MP- y la Comisión Internacional en Contra de la Impunidad en Guatemala –CICIG- los acusan de haber contratado de forma arbitraria al personal, así como de simular contrataciones, entre otras cosas.

Según las investigaciones del MP los expresidentes del Congreso, Arístides Crespo y Luis Rabbé durante sus presidencias autorizaron la contratación de personal innecesario y de plazas para fantasmas. Además acusaron a los demás miembros de la Junta Directiva de ponerse de acuerdo para saquear las finanzas.

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Los miembros de la Junta Directiva del Congreso –JDC- de 2014, contrataron a 131 empleados con el aval del director legislativo Luis Mijangos, sin que fueran necesarios y mucho menos cumpliendo con los requisitos del puesto. Estas plazas se las distribuían entre todos y con ellas pagaban ofrecimientos de campaña a sus partidarios o se quedaban con una buena parte del salario, como la acusación al exdiputado Pedro Muadi.

Según declaraciones del actual presidente del Congreso, Mario Taracena, el contratar personal innecesario, incapaz e inexistente es parte de la “costumbre” en el Congreso y existen mafias alrededor de este “negocio”.

Este caso de corrupción refuerza, una vez más, que nuestro problema en las finanzas públicas nunca ha sido de ingresos sino de gastos. El robo de nuestro dinero con cada caso de corrupción nos da argumentos para concluir que dinero hay, lo que no hay es decencia en quienes lo administran.

La solicitud de plazas para amigos, partidarios, familiares o fantasmas es una práctica recurrente de muchos diputados, no sólo en el Congreso, sino también en cuanto Ministerio o dependencia de gobierno sea posible; basta recordar el caso de los exdiputados de Líder, Mirza Arreaga y Luis Chávez, que trataron de extorsionar a un ministro al solicitarle “ingresitos extras” con la ejecución de proyectos.

Las plazas son sólo una de las variantes que utilizan estos sinvergüenzas para robarse el dinero de los tributarios, las obras del listado geográfico es un gran botín para quienes viven de expoliar la riqueza ajena. El alquiler de equipo que no se utiliza, el dragado de ríos que nunca se hace, el mantenimiento del césped de canchas deportivas de tierra, de patrullas en talleres en un segundo piso y así podría seguir enumerando las diversas formas, unas más creativas que otras, para robarse el dinero.

Estos diputados “transeros” se cuelan, a veces por años, debido a la forma cómo se elige a los diputados en el Congreso. Las listas cerradas impiden al ciudadano ejercer su poder de mandante y castigar a quien no hace un buen trabajo. Lo obligan a tomarse el purgante que le ofrecen sin oportunidad, ni esperanzas, de cambiar la receta.

Los diputados en la presidencia y junta directiva del Congreso contratan personal innecesario porque tienen el poder, porque no hay consecuencias penales, hasta ahora, y porque al final con este método pueden reelegir cuantas veces quieran.

Es importante que esto nos sirva de reflexión respecto al poder que tienen algunos burócratas para disponer de nuestro dinero, robárselo y salir impunes. Es importante revisar cada reforma, cada ley y pasarla por el filtro del poder y preguntarnos si le quita poder a los políticos para devolvérselo al ciudadano o si, por el contrario, nos convertimos cada vez más en los vasallos del señor feudal.

Así, cuando nos llegue el momento de que Lupita nos pase la llamada sea por la línea LM de ciudadanos, y si le pregunta en dónde está la LM en ciudadanos, le contestará en libres y mandantes.

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