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Terrorismo en el Siglo XXI

Betty Marroquin
25 de julio, 2016

En el siglo XX el terrorismo constituyó un elemento del diario vivir en todos los continentes. Desde las células que operaban constantemente en países como Guatemala, El Salvador, Perú, y tantos otros escenarios, hasta ataques famosos y terribles, si bien esporádicos, en Munich, Roma o París. Algunos hubiéramos esperado que particularmente los Europeos hubieran aprendido la lección, que en éste siglo XXI tuvieran algo de visión y hubieran prevenido la escalada que están viviendo hoy día. Es obvio que la consigna de Muamar el Gadafi de conquistar Europa por medio de la inmigración se está haciendo realidad. Ni los más de 700 heridos en el ataque de Londres del 7 de julio del 2005 fueron suficientes.

Cuando pensamos en la forma en que los Europeos conquistaron Africa y Medio Oriente, resulta risible que ahora vengan a querer imponer sus mentalidades de políticamente correcto en nuestros países, para tratar de obligarnos a vivir y manejar nuestras vidas como según ellos debiéramos hacerlo, sin molestarse en comprender como funciona nuestra sociedad realmente, y dando más bien la impresión de querer apaciguar sus sentimientos de culpa. Gracias a ellos en Africa y Medio Oriente, dividiendo las regiones a su sabor y antojo, como en la antigua Yugoslavia, comunidades antagónicas fueron obligadas a convivir bajo una misma bandera. Gracias a eso en muchos casos terminaron en matanzas de proporciones épicas. En el caso de Guatemala, nos han acusado de genocidas, de asesinos, de bárbaros, de inhumanos y de tantas otras cosas, por combatir el terror con terror y ellos, ¿qué eran cuando trataban a los negros como esclavos? Conforme aumenten los ataques en Europa, quisiera ver como abordarán el tema. En Suiza ya iniciaron por multar con la módica suma de Euros 9200 a las mujeres que salgan con Burka, porque no es “suizo” vestir de esa manera. ¿Intolerancia? Por supuesto. El problema es que creo que han perdido el norte de como balancear ser tolerantes con quienes son distintos, sin perder su identidad nacional.

En 6 meses hemos visto tres ataques en Alemania, cuatro en Francia (París, Valence, Paris y Niza) y uno en Bruselas. Sólo entre el de Bélgica y el de Niza pasaron los 600 heridos. Si contamos los del 2015, sólo el de noviembre en París dejó 368 heridos. Nos preguntamos entonces hasta dónde deben llegar los extremistas islámicos para que Europa despierte. Cuantos heridos y cuantos muertos deben tener para comprender lo que nosotros hemos vivido en Guatemala por 36 años. Combatir terrorismo con te y galletitas es absurdo. Estamos hablando de guerra de guerrillas, de choque de culturas, de proteger la identidad nacional ante la imposición de costumbres no naturales de ese continente. En Guatemala el elemento cultural no fue tan dramático, el tema era ideológico y socioeconómico. En Europa es querer tomar el poder para imponer una forma de vida radicalmente distinta: el radicalismo islámico como comprendido por ISIS. Seguramente no será por la buena, sentados conversando y tratándolos como gente de bien que las autoridades lograrán obtener valiosa información sobre potenciales ataques, sobre células durmientes, sobre nuevos kamikazes, sobre sus próximos planes. No será por la buena, eso sin duda.

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Los estadounidenses produjeron su “Patriot Act” como resultado del ataque del 11 de septiembre del 2001 a las Torres Gemelas y al Pentágono. Será interesante ver si gana la mentalidad del políticamente correcto de la Clinton o los temores que impulsan a cambios aún más radicales y drásticos en materia de los partidarios de Trump. En cuanto a Europa, ¿será que harán algo para defenderse con estas dosis de la medicina que hemos tenido en Guatemala por años? La verdad, la veo difícil. Los noruegos no reaccionaron ni siquiera ante los 209 heridos en los ataques que sufrieron en su país en el 2011.

El mundo ha cambiado, nos guste o no. El terrorismo es cosa de todos los días. Si no es en Europa, es en Iraq, en Turquía, en cualquiera de los polvorines en Africa, en Paquistán, en India, y no tardan en pasar a otros destinos. América Latina es nueva zona de trampolín que los musulmanes usan para llegar al gran Satán, como cariñosamente llaman a los Estados Unidos.

Una cosa que me parece absurda es ver la cantidad de gente que se conmueve cuando mueren en un destino Occidental, pero casi nadie se inmuta cuando es Kenya, o Siria, Iraq o Paquistán. La crueldad de esta gente no conoce raza, ni edad, ni clase social, ni nacionalidad, ni etnia. Ellos, sin duda no discriminan.

Sea quien sea que gane las elecciones en ese país, policía del mundo, esperemos tenga la claridad y los pantalones de hacer lo que debe de hacer para mantener a esos psicópatas fanáticos neutralizados.

Terrorismo en el Siglo XXI

Betty Marroquin
25 de julio, 2016

En el siglo XX el terrorismo constituyó un elemento del diario vivir en todos los continentes. Desde las células que operaban constantemente en países como Guatemala, El Salvador, Perú, y tantos otros escenarios, hasta ataques famosos y terribles, si bien esporádicos, en Munich, Roma o París. Algunos hubiéramos esperado que particularmente los Europeos hubieran aprendido la lección, que en éste siglo XXI tuvieran algo de visión y hubieran prevenido la escalada que están viviendo hoy día. Es obvio que la consigna de Muamar el Gadafi de conquistar Europa por medio de la inmigración se está haciendo realidad. Ni los más de 700 heridos en el ataque de Londres del 7 de julio del 2005 fueron suficientes.

Cuando pensamos en la forma en que los Europeos conquistaron Africa y Medio Oriente, resulta risible que ahora vengan a querer imponer sus mentalidades de políticamente correcto en nuestros países, para tratar de obligarnos a vivir y manejar nuestras vidas como según ellos debiéramos hacerlo, sin molestarse en comprender como funciona nuestra sociedad realmente, y dando más bien la impresión de querer apaciguar sus sentimientos de culpa. Gracias a ellos en Africa y Medio Oriente, dividiendo las regiones a su sabor y antojo, como en la antigua Yugoslavia, comunidades antagónicas fueron obligadas a convivir bajo una misma bandera. Gracias a eso en muchos casos terminaron en matanzas de proporciones épicas. En el caso de Guatemala, nos han acusado de genocidas, de asesinos, de bárbaros, de inhumanos y de tantas otras cosas, por combatir el terror con terror y ellos, ¿qué eran cuando trataban a los negros como esclavos? Conforme aumenten los ataques en Europa, quisiera ver como abordarán el tema. En Suiza ya iniciaron por multar con la módica suma de Euros 9200 a las mujeres que salgan con Burka, porque no es “suizo” vestir de esa manera. ¿Intolerancia? Por supuesto. El problema es que creo que han perdido el norte de como balancear ser tolerantes con quienes son distintos, sin perder su identidad nacional.

En 6 meses hemos visto tres ataques en Alemania, cuatro en Francia (París, Valence, Paris y Niza) y uno en Bruselas. Sólo entre el de Bélgica y el de Niza pasaron los 600 heridos. Si contamos los del 2015, sólo el de noviembre en París dejó 368 heridos. Nos preguntamos entonces hasta dónde deben llegar los extremistas islámicos para que Europa despierte. Cuantos heridos y cuantos muertos deben tener para comprender lo que nosotros hemos vivido en Guatemala por 36 años. Combatir terrorismo con te y galletitas es absurdo. Estamos hablando de guerra de guerrillas, de choque de culturas, de proteger la identidad nacional ante la imposición de costumbres no naturales de ese continente. En Guatemala el elemento cultural no fue tan dramático, el tema era ideológico y socioeconómico. En Europa es querer tomar el poder para imponer una forma de vida radicalmente distinta: el radicalismo islámico como comprendido por ISIS. Seguramente no será por la buena, sentados conversando y tratándolos como gente de bien que las autoridades lograrán obtener valiosa información sobre potenciales ataques, sobre células durmientes, sobre nuevos kamikazes, sobre sus próximos planes. No será por la buena, eso sin duda.

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Los estadounidenses produjeron su “Patriot Act” como resultado del ataque del 11 de septiembre del 2001 a las Torres Gemelas y al Pentágono. Será interesante ver si gana la mentalidad del políticamente correcto de la Clinton o los temores que impulsan a cambios aún más radicales y drásticos en materia de los partidarios de Trump. En cuanto a Europa, ¿será que harán algo para defenderse con estas dosis de la medicina que hemos tenido en Guatemala por años? La verdad, la veo difícil. Los noruegos no reaccionaron ni siquiera ante los 209 heridos en los ataques que sufrieron en su país en el 2011.

El mundo ha cambiado, nos guste o no. El terrorismo es cosa de todos los días. Si no es en Europa, es en Iraq, en Turquía, en cualquiera de los polvorines en Africa, en Paquistán, en India, y no tardan en pasar a otros destinos. América Latina es nueva zona de trampolín que los musulmanes usan para llegar al gran Satán, como cariñosamente llaman a los Estados Unidos.

Una cosa que me parece absurda es ver la cantidad de gente que se conmueve cuando mueren en un destino Occidental, pero casi nadie se inmuta cuando es Kenya, o Siria, Iraq o Paquistán. La crueldad de esta gente no conoce raza, ni edad, ni clase social, ni nacionalidad, ni etnia. Ellos, sin duda no discriminan.

Sea quien sea que gane las elecciones en ese país, policía del mundo, esperemos tenga la claridad y los pantalones de hacer lo que debe de hacer para mantener a esos psicópatas fanáticos neutralizados.