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Carlos Alvarado Cerezo

Redacción
21 de agosto, 2016

Es el Rector de la Universidad de San Carlos de Guatemala. También es político guatemalteco. Aunque de profesión cirujano dentista ha encontrado en la esfera de lo público su propia existencia. Secretario de la Facultad que lo graduó y luego Decano. Parece ser que lo público y su existencia perviven juntos. Cumple el modelo guatemalteco de identificar lo público con el líder que lo preside.

Siguiendo el modelo de un racionalismo constructivista lo público representado en la Universidad de San Carlos de Guatemala se produce de sus profesores y estudiantes. La mentalidad de la Universidad es el resultado de la interacción estudiantes y profesores. Sin embargo al politizarse su rector como reza el scariphare de uno de los muros de su facultad, lo público lo representa solo él y su circunstancia.

Se ha vuelto un decisionista que quiere hacer de la Universidad su estructura monolítica, aglutinante de perversos intereses, destruyendo toda esfera de lo académico arrinconando a la Universidad, en suma profesores y estudiantes no politizados, a la más férrea de las dictaduras que ha vivido Guatemala desde el Concordato de Guatemala propiciado por Rafael Carrera, Pedro de Aycinena, Juan José de Aycinena y Piñol, Jacobo Antonelli, el 7 de octubre de 1852.

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El rector ha eliminado la pluralidad que constituye una genuina democracia y a su vez ha permitido a decanos y directores convertirse en verdaderos déspotas hambreando como mozo de bacín a los recién egresados de esa casa de estudios.

La ontología social cayó su voz, negó las expresiones de Rousseau, la Universidad no puede ser representada, porque debe estar presente con el más alto grado posible de identidad.

La Universidad de San Carlos de Guatemala debe constituirse en un Landsgemeinde y tener verdadera presencia académica y no como ahora a través de murmullos aplastados bajo amenaza de Estado (entiéndase a toda esa maquinaria de destrucción de la dignidad del profesor universitario).

La tristeza del gobierno universitario de Hugo Alvarado Cerezo y su circunstancia no encarnan la voluntad de la Universidad (profesores y estudiantes) sino ese dominio de masas mediocres que han convertido el alma mater en un gran mercado donde se vende cualquier bisutería hasta vender el alma.

Hugo Alvarado Cerezo y su circunstancia han pretendido desde el inicio de su carrera política formar la voluntad del universitario y no partir de ella. Es hora de iniciar el cambio pero no de Reforma Universitaria sino de despolitizar el alma mater.

República.gt es ajena a la opinión expresada en este artículo

Carlos Alvarado Cerezo

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21 de agosto, 2016

Es el Rector de la Universidad de San Carlos de Guatemala. También es político guatemalteco. Aunque de profesión cirujano dentista ha encontrado en la esfera de lo público su propia existencia. Secretario de la Facultad que lo graduó y luego Decano. Parece ser que lo público y su existencia perviven juntos. Cumple el modelo guatemalteco de identificar lo público con el líder que lo preside.

Siguiendo el modelo de un racionalismo constructivista lo público representado en la Universidad de San Carlos de Guatemala se produce de sus profesores y estudiantes. La mentalidad de la Universidad es el resultado de la interacción estudiantes y profesores. Sin embargo al politizarse su rector como reza el scariphare de uno de los muros de su facultad, lo público lo representa solo él y su circunstancia.

Se ha vuelto un decisionista que quiere hacer de la Universidad su estructura monolítica, aglutinante de perversos intereses, destruyendo toda esfera de lo académico arrinconando a la Universidad, en suma profesores y estudiantes no politizados, a la más férrea de las dictaduras que ha vivido Guatemala desde el Concordato de Guatemala propiciado por Rafael Carrera, Pedro de Aycinena, Juan José de Aycinena y Piñol, Jacobo Antonelli, el 7 de octubre de 1852.

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El rector ha eliminado la pluralidad que constituye una genuina democracia y a su vez ha permitido a decanos y directores convertirse en verdaderos déspotas hambreando como mozo de bacín a los recién egresados de esa casa de estudios.

La ontología social cayó su voz, negó las expresiones de Rousseau, la Universidad no puede ser representada, porque debe estar presente con el más alto grado posible de identidad.

La Universidad de San Carlos de Guatemala debe constituirse en un Landsgemeinde y tener verdadera presencia académica y no como ahora a través de murmullos aplastados bajo amenaza de Estado (entiéndase a toda esa maquinaria de destrucción de la dignidad del profesor universitario).

La tristeza del gobierno universitario de Hugo Alvarado Cerezo y su circunstancia no encarnan la voluntad de la Universidad (profesores y estudiantes) sino ese dominio de masas mediocres que han convertido el alma mater en un gran mercado donde se vende cualquier bisutería hasta vender el alma.

Hugo Alvarado Cerezo y su circunstancia han pretendido desde el inicio de su carrera política formar la voluntad del universitario y no partir de ella. Es hora de iniciar el cambio pero no de Reforma Universitaria sino de despolitizar el alma mater.

República.gt es ajena a la opinión expresada en este artículo