Este artículo está dedicado a mi amigo Giancarlo Ibargüen. Trabajador incansable en el construcción de los valores y la fe en Guatemala. Los estúpidos estatistas apoyados por fuerzas internacionales no entienden de economía pero si de poder y latrocinio.
El último rector de las más prestigiosas casas de la libertad de Guatemala y del mundo entero, antes de su muerte fue sacado a patadas por el Consejo Directivo de la institución que tanto amo y propició vientos de cambio.
Su puesto lo ocupó un vendedor de imagen que destruyó en pocos meses una obra de incalculable valor para Guatemala. Entre sus últimos artículos de prensa, Giancarlo usando el más sencillo de los ejemplos compara la economía de Guatemala con una hamburguesa. Sus resultados sencillos poco complejos arrojan que el quetzal debe cotizarse alrededor de 3 x1 con el dólar.
Sin embargo el ciclo económico de Guatemala, siguiendo las tesis de Keynes tiende a una acelerada inflación y una deflación simultanea que solo pueden darse conjuntamente cuando la productividad tiende a fallar.
La persecución económica de Jimmy Morales, su nepotismo y las ambiciones de su vicepresidente dañaron los cimientos de la economía de Guatemala. La propiedad privada, la seguridad de los contratos fueron vulnerados y fortaleció el clientelismo de alcaldes, como el caso de Mixco y sus cónclaves dentro de dos períodos junto a las aspiraciones presidenciales del alcalde de Villa Nueva y arrinconar a la vieja guardia de Sandra Torres, Zury Ríos y fortalecer el nepotismo de Álvaro Arzú en las próximas elecciones. Entre múltiples ejemplos.
La deflación es buena, según Jesús Huerta de Soto, cuando la cadena productiva aumenta. Pero la inflación es síntoma de que la primera magistratura de la nación empieza a lucrar con sus nuevos mecenas en la más descarada readecuación del presupuesto fiscal de nuestra historia.
La reforma fiscal, instrumentalizada internacionalmente hace que en lugar del 3 X 1 tengamos un cambio del 7.15 X 1 en las más negras negociaciones del Banco de Guatemala para cumplir nepotismos, clientelismos, tráfico de influencias bajo el paraguas de los medios de comunicación de combate a la corrupción y más del 80% comprometido con parásitos estatales empezando por Joviel Acevedo.
Se han convertido en verdaderos abogados del diablo utilizando gente proba para amañar procesos usando como bandera la transparencia. Han deshumanizado al guatemalteco cuya naturaleza está en manos del terror de Estado. El Estado y los falsos empresarios que trajeron a la CICIG se han convertido en el gran desestabilizador de la economía manipulando los precios de la gasolina diariamente para tener dinero rápido aunque en el resto de países los combustibles tiendan a la baja como muchos productos de la canasta básica.
Los corruptores, falsos empresarios, compiten deslealmente en una pléyade de incertidumbre jurídica que cuestiona cualquier reforma fiscal colocando a un títere y tirano en la SAT para destruir la mejor economía de América.
República.gt es ajena a la opinión expresada en este artículo
Este artículo está dedicado a mi amigo Giancarlo Ibargüen. Trabajador incansable en el construcción de los valores y la fe en Guatemala. Los estúpidos estatistas apoyados por fuerzas internacionales no entienden de economía pero si de poder y latrocinio.
El último rector de las más prestigiosas casas de la libertad de Guatemala y del mundo entero, antes de su muerte fue sacado a patadas por el Consejo Directivo de la institución que tanto amo y propició vientos de cambio.
Su puesto lo ocupó un vendedor de imagen que destruyó en pocos meses una obra de incalculable valor para Guatemala. Entre sus últimos artículos de prensa, Giancarlo usando el más sencillo de los ejemplos compara la economía de Guatemala con una hamburguesa. Sus resultados sencillos poco complejos arrojan que el quetzal debe cotizarse alrededor de 3 x1 con el dólar.
Sin embargo el ciclo económico de Guatemala, siguiendo las tesis de Keynes tiende a una acelerada inflación y una deflación simultanea que solo pueden darse conjuntamente cuando la productividad tiende a fallar.
La persecución económica de Jimmy Morales, su nepotismo y las ambiciones de su vicepresidente dañaron los cimientos de la economía de Guatemala. La propiedad privada, la seguridad de los contratos fueron vulnerados y fortaleció el clientelismo de alcaldes, como el caso de Mixco y sus cónclaves dentro de dos períodos junto a las aspiraciones presidenciales del alcalde de Villa Nueva y arrinconar a la vieja guardia de Sandra Torres, Zury Ríos y fortalecer el nepotismo de Álvaro Arzú en las próximas elecciones. Entre múltiples ejemplos.
La deflación es buena, según Jesús Huerta de Soto, cuando la cadena productiva aumenta. Pero la inflación es síntoma de que la primera magistratura de la nación empieza a lucrar con sus nuevos mecenas en la más descarada readecuación del presupuesto fiscal de nuestra historia.
La reforma fiscal, instrumentalizada internacionalmente hace que en lugar del 3 X 1 tengamos un cambio del 7.15 X 1 en las más negras negociaciones del Banco de Guatemala para cumplir nepotismos, clientelismos, tráfico de influencias bajo el paraguas de los medios de comunicación de combate a la corrupción y más del 80% comprometido con parásitos estatales empezando por Joviel Acevedo.
Se han convertido en verdaderos abogados del diablo utilizando gente proba para amañar procesos usando como bandera la transparencia. Han deshumanizado al guatemalteco cuya naturaleza está en manos del terror de Estado. El Estado y los falsos empresarios que trajeron a la CICIG se han convertido en el gran desestabilizador de la economía manipulando los precios de la gasolina diariamente para tener dinero rápido aunque en el resto de países los combustibles tiendan a la baja como muchos productos de la canasta básica.
Los corruptores, falsos empresarios, compiten deslealmente en una pléyade de incertidumbre jurídica que cuestiona cualquier reforma fiscal colocando a un títere y tirano en la SAT para destruir la mejor economía de América.
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