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No pida, no exija, seduzca El arte de persuadir

Jorge Alvarado
25 de octubre, 2017

Todos los seres humanos somos seductores por naturaleza y es en ese intento que nos convertimos en voceros de nuestro propio mensaje. Así comienza la historia de transmitir, de esparcir aportes y conocimiento al mundo, porque lo que has aprendido, necesitas invertirlo en otros. Todos tenemos la obligación de dar lo mejor a los demás, porque es necesario reducir la brecha del conocimiento. Si tú estás bien, debes hacer algo por alguien que está mal, llevar esperanza a las personas, así como otros nos traerán esperanza a nosotros.

El orden natural de las cosas es que siempre se busca atraer las cosas y en un sentido filosófico, la Metafísica o filosofía natural invita a cuestionar lo que cada uno hace en este mundo, tan bueno y tan perverso a la vez. Se trata de la construcción de la realidad, pero también de los fenómenos que no podemos explicar con facilidad. El mundo de lo intangible o de lo inmaterial, es producto de la profundidad con la que vemos el mundo.
Para salir rápidamente de esta fase técnica es importante mencionar que la Metafísica se apoya en dos elementos fundamentales que son: la ontología y la teleología. La ontología intenta responder a todos aquellos conflictos existenciales que tiene cada persona, es decir estudia el “ser”. Por otra parte, la teleología estudia los fines y propósitos de un ser, es decir la “realidad”. Desde este punto de vista podemos definir la seducción como “ser realista”.

Revisemos este título “No pida, no exija, seduzca”, porque pedir implica extender la mano y rogar para obtener algo. Podría pensarse que es negativo porque no es posible pedir a una persona que nos ame, porque el amor simplemente se da, fluye con naturalidad, aunque se cultive jamás florecerá si no existe la voluntad. Así que pedir puede ser visto como una forma de tratar de obtener algo. La diferencia entre el religioso malo y el bueno, es que el primero va a la iglesia a pedir, mientras que el segundo va a agradecer.

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Por otra parte, cuando se hace referencia a exigir, equivale a señalar con el dedo índice de forma enérgica. Exigir es condicionar y demandar algo, este acto se lleva a cabo con autoridad, con un tono de voz fuerte, y podría ser incluso abusivo, pesado, altanero o hasta prepotente.

Seducir involucra mover mis dos manos hacia adentro y atraer algo hacia mí, se dice muy fácil, pero requiere mover la voluntad, y en el sentido estratégico, inicia con gestionar esa voluntad cuando envías estímulos para que las personas reaccionen por impulso.

Entonces, seducir tiene que ver con la intencionalidad. La forma en que obtengo algo depende si he logrado seducir a mi entorno y generado las condiciones propicias para lograrlo, a través de mi esfuerzo y trabajo constante. Se trata de estar conectado todo el tiempo, de ganarse el respeto de los demás sin imposición, sino con educación, capacidad y asertividad.

Lograr el éxito en esta carrera depende de la capacidad de generar estímulos, pues las personas se sienten atraídas hacia quienes se interesan en ellas. Cualquiera se siente cautivado cuando le demuestras que es importante, que puede confiar en ti y que puedes ayudarle.

“En el pedir está el dar”, es cuestión seducción. La seducción es un juego que utiliza estrategias para ganar posiciones en el mundo real. Necesitamos convertirnos en un imán para atraer todas las cosas buenas que queremos que sucedan en nuestra vida.
El secreto de la seducción está en cómo nos comunicamos con los demás, cómo nos expresamos, nos movemos, miramos o simplemente la forma de encontramos, porque las relaciones tienen como base a la confianza, con esto quiero decir que la seducción no se trata sobre mí, se trata sobre las demás personas.

No se trata de crear la necesidad, sino de descubrirla; no hay que inventar la realidad, hay que interpretarla. Todos necesitamos ser intérpretes de nuestro entorno. Seducir tiene que ver con la comunicación asertiva, las personas siempre notarán cuando eres transparente y sincero, cuando lo que haces dice más de lo que dices. Hay un adagio que dice “Las personas no recordarán todo lo que dijiste, pero siempre recordarán cómo las hiciste sentir”, pues vivimos en el mundo de la comunicación y ésta se genera con base en la interacción, expectativas y percepciones.
Para darle valor a otros, primero tengo que valorarme a mí mismo, pues no puedo seducir si ni siquiera estoy bien conmigo mismo, porque la seducción implica confianza y seguridad. Primero me valoro como persona en todos los roles de mi vida, para llegar a ese estado de seducción que se convierta en un arma casi infalible.
Según Carlos Kasuga, la mejor forma de gobernar nuestra vida, seducirnos a nosotros mismos y a los demás tiene su base en 4 principios.

El primer paso es el bien ser, es decir ser honestos, puntuales, educados, disciplinados, trabajadores, estudiosos. La segunda tiene que ver con el bien hacer o sea, todo lo que hagas, hazlo bien, si vas a barrer el piso, hazlo bien; si vas a jugar futbol, hazlo bien, si vas a hacer el amor, hazlo bien. El tercer paso tiene que ver con el bien estar, esto se refiere al sentimiento que lo has dejado todo en todo lo que has hecho, diste lo mejor en tu trabajo, a tu sociedad, a tus hijos, a tus amigos, diste lo mejor a tu esposa. No hay nada que te hayas guardado, lo diste todo. Ese sentimiento es indescriptible y tiene que ver con la satisfacción y armonía del equilibrio. El cuarto paso tiene que ver con el bien tener, y se refiere a que todo lo que tienes es resultado de los tres pasos anteriores, lo mucho o poco que tienes te hace sentir bien, jamás busques tener algo sin hacerlo bien y sin sentirte bien.

Debemos creer en nosotros mismos, necesitamos transmitir a los demás todos los mensajes positivos posibles, afectar a todas las personas de forma positiva y para esto necesitamos implementar las tres lógicas de la seducción que son: el razonamiento, algo que sabemos; la emoción, algo que sentimos, y la acción, algo que hacemos. Las personas pueden escuchar o no tus palabras, pero perciben tu actitud, pues al final tu público no se queda convencido de lo que dices, sino de lo que entienden de tus acciones, es decir la construcción de la realidad. Recuerda siempre, No pida, no exija, seduzca.

República es ajena a la opinión expresada en este artículo

No pida, no exija, seduzca El arte de persuadir

Jorge Alvarado
25 de octubre, 2017

Todos los seres humanos somos seductores por naturaleza y es en ese intento que nos convertimos en voceros de nuestro propio mensaje. Así comienza la historia de transmitir, de esparcir aportes y conocimiento al mundo, porque lo que has aprendido, necesitas invertirlo en otros. Todos tenemos la obligación de dar lo mejor a los demás, porque es necesario reducir la brecha del conocimiento. Si tú estás bien, debes hacer algo por alguien que está mal, llevar esperanza a las personas, así como otros nos traerán esperanza a nosotros.

El orden natural de las cosas es que siempre se busca atraer las cosas y en un sentido filosófico, la Metafísica o filosofía natural invita a cuestionar lo que cada uno hace en este mundo, tan bueno y tan perverso a la vez. Se trata de la construcción de la realidad, pero también de los fenómenos que no podemos explicar con facilidad. El mundo de lo intangible o de lo inmaterial, es producto de la profundidad con la que vemos el mundo.
Para salir rápidamente de esta fase técnica es importante mencionar que la Metafísica se apoya en dos elementos fundamentales que son: la ontología y la teleología. La ontología intenta responder a todos aquellos conflictos existenciales que tiene cada persona, es decir estudia el “ser”. Por otra parte, la teleología estudia los fines y propósitos de un ser, es decir la “realidad”. Desde este punto de vista podemos definir la seducción como “ser realista”.

Revisemos este título “No pida, no exija, seduzca”, porque pedir implica extender la mano y rogar para obtener algo. Podría pensarse que es negativo porque no es posible pedir a una persona que nos ame, porque el amor simplemente se da, fluye con naturalidad, aunque se cultive jamás florecerá si no existe la voluntad. Así que pedir puede ser visto como una forma de tratar de obtener algo. La diferencia entre el religioso malo y el bueno, es que el primero va a la iglesia a pedir, mientras que el segundo va a agradecer.

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Por otra parte, cuando se hace referencia a exigir, equivale a señalar con el dedo índice de forma enérgica. Exigir es condicionar y demandar algo, este acto se lleva a cabo con autoridad, con un tono de voz fuerte, y podría ser incluso abusivo, pesado, altanero o hasta prepotente.

Seducir involucra mover mis dos manos hacia adentro y atraer algo hacia mí, se dice muy fácil, pero requiere mover la voluntad, y en el sentido estratégico, inicia con gestionar esa voluntad cuando envías estímulos para que las personas reaccionen por impulso.

Entonces, seducir tiene que ver con la intencionalidad. La forma en que obtengo algo depende si he logrado seducir a mi entorno y generado las condiciones propicias para lograrlo, a través de mi esfuerzo y trabajo constante. Se trata de estar conectado todo el tiempo, de ganarse el respeto de los demás sin imposición, sino con educación, capacidad y asertividad.

Lograr el éxito en esta carrera depende de la capacidad de generar estímulos, pues las personas se sienten atraídas hacia quienes se interesan en ellas. Cualquiera se siente cautivado cuando le demuestras que es importante, que puede confiar en ti y que puedes ayudarle.

“En el pedir está el dar”, es cuestión seducción. La seducción es un juego que utiliza estrategias para ganar posiciones en el mundo real. Necesitamos convertirnos en un imán para atraer todas las cosas buenas que queremos que sucedan en nuestra vida.
El secreto de la seducción está en cómo nos comunicamos con los demás, cómo nos expresamos, nos movemos, miramos o simplemente la forma de encontramos, porque las relaciones tienen como base a la confianza, con esto quiero decir que la seducción no se trata sobre mí, se trata sobre las demás personas.

No se trata de crear la necesidad, sino de descubrirla; no hay que inventar la realidad, hay que interpretarla. Todos necesitamos ser intérpretes de nuestro entorno. Seducir tiene que ver con la comunicación asertiva, las personas siempre notarán cuando eres transparente y sincero, cuando lo que haces dice más de lo que dices. Hay un adagio que dice “Las personas no recordarán todo lo que dijiste, pero siempre recordarán cómo las hiciste sentir”, pues vivimos en el mundo de la comunicación y ésta se genera con base en la interacción, expectativas y percepciones.
Para darle valor a otros, primero tengo que valorarme a mí mismo, pues no puedo seducir si ni siquiera estoy bien conmigo mismo, porque la seducción implica confianza y seguridad. Primero me valoro como persona en todos los roles de mi vida, para llegar a ese estado de seducción que se convierta en un arma casi infalible.
Según Carlos Kasuga, la mejor forma de gobernar nuestra vida, seducirnos a nosotros mismos y a los demás tiene su base en 4 principios.

El primer paso es el bien ser, es decir ser honestos, puntuales, educados, disciplinados, trabajadores, estudiosos. La segunda tiene que ver con el bien hacer o sea, todo lo que hagas, hazlo bien, si vas a barrer el piso, hazlo bien; si vas a jugar futbol, hazlo bien, si vas a hacer el amor, hazlo bien. El tercer paso tiene que ver con el bien estar, esto se refiere al sentimiento que lo has dejado todo en todo lo que has hecho, diste lo mejor en tu trabajo, a tu sociedad, a tus hijos, a tus amigos, diste lo mejor a tu esposa. No hay nada que te hayas guardado, lo diste todo. Ese sentimiento es indescriptible y tiene que ver con la satisfacción y armonía del equilibrio. El cuarto paso tiene que ver con el bien tener, y se refiere a que todo lo que tienes es resultado de los tres pasos anteriores, lo mucho o poco que tienes te hace sentir bien, jamás busques tener algo sin hacerlo bien y sin sentirte bien.

Debemos creer en nosotros mismos, necesitamos transmitir a los demás todos los mensajes positivos posibles, afectar a todas las personas de forma positiva y para esto necesitamos implementar las tres lógicas de la seducción que son: el razonamiento, algo que sabemos; la emoción, algo que sentimos, y la acción, algo que hacemos. Las personas pueden escuchar o no tus palabras, pero perciben tu actitud, pues al final tu público no se queda convencido de lo que dices, sino de lo que entienden de tus acciones, es decir la construcción de la realidad. Recuerda siempre, No pida, no exija, seduzca.

República es ajena a la opinión expresada en este artículo