Entre tanto desmadre, en serio que duele Guatemala. Duele porque somos un país de gente echada para adelante, emprendedora y trabajadora, y estamos divididos por criterios, estrategias, ambiciones desmedidas, individuos que no serán eternos en sus cargos, aunque la gran mayoría deseamos lo mismo: una Guatemala próspera para TODOS los guatemaltecos.

La gran mayoría no vivimos de resarcimientos, no vivimos de ONGs, no vivimos de la política, ni de los partidos. La gran mayoría que trabaja tiene un empleo, algunos un negocio, nos levantamos todas las mañanas pensando en hacer las cosas bien, en trabajar y ser gente positiva.

El marco legal y el sistema que tenemos no serán perfectos, están lejos de serlo, pero no es con violencia que cambiaremos las leyes sobre las cuales se cimientan partidos sólidos, políticos decentes y reglas claras. El Congreso se columpió la semana pasada, tratando de pasar las reformas que si bien son necesarias no eran las idóneas al problema del financiamiento de partidos. Se sacaron el odio generalizado por su típica manía de hacer todo calladito y sin discutirlo, como queriendo meterle un gol al pueblo. Pareciera que no quisieran entender que para que el pueblo crea en ellos deben debatir las propuestas legislativas, deben dialogar, informar al pueblo sobre sus distintas posiciones, con transparencia. Pero no sólo el Congreso se ha columpiado. La CC y la CSJ han demostrado que las leyes son sumamente elásticas, y los debidos procesos pueden ser sholcos a conveniencia. Con amparos hasta por voltear a ver, aprobados al rayo, sin los usuales procedimientos y tiempos ordinarios, me parece que son un abuso de poder. El MP, que debiera tener a varios de sus cabezas en la cárcel acusados de sedición, olvidando su rol en el sistema, se comportaron como juez y jurado, cual viejas chismosas, basando sus acusaciones en falacias y aprovechándose del poder que tienen.

En medio de todo eso, resulta que ha sido el Presiente el único que al final no se ha extralimitado. Se lo comieron vivo por mandar la declaración de non grato sólo con su firma, olvidando que hasta la aceptación y renovación de la CICIG tienen sólo la firma del Presidente de turno. Tiene el apoyo de la mayoría de guatemaltecos (vistas las poco apoteósicas manifestaciones en contra de él), las encuestas en redes que demuestran gran mayoría a su favor, el apoyo de los alcaldes que mal que bien representan a sus comunidades, de la mayoría del Congreso y de todo su Gabinete. Los ganaderos, la gremial de empresas de seguridad, la gremial de productos alimenticios, y hasta la Conferencia Episcopal unida a los líderes de la Comunidad Judía y a las Iglesias Cristianas hicieron un llamado al mantenimiento del orden constitucional, del Estado de Derecho, y sobre todo, a la unión y a la cordura.

Quienes quieren que se quede don Iván tienen buen chance de que eso suceda, al menos por un tiempo, mientras negocian una “salida digna” e institucional para él. Claro está, a menos que la ONU decida respetar al Presidente de la República y mandar substituto a la mayor brevedad, pero siendo el Secretario General de la ONU un ex Presidente de la Internacional Socialista (que ahora cuenta con Sandra Torres como su flamante Vice Presidenta), difícil saber que esperar. Creo, sin embargo, que ahora el Comisionado, visto el resultado de su insistencia en permanecer en nuestro país, que definitivamente no es el suyo, tendrá más cuidado ya que no estamos felices todos de tenerlo, estamos claros que no nos gobierna, deberá cumplir con el mandato y aplicarlo parejo, igual para todos, incluyendo sus amigos. O bien, vendrá sus substituto y tendrá que funcionar en ese marco. Queremos una lucha frontal contra la corrupción pero aplicada a absolutamente TODOS LOS SECTORES, incluyendo quienes militan en la Internacional Socialista.

Quienes hemos dicho SI a la CICIG, pero preferimos otro Comisionado, pues ni modo. No tenemos el poder de decisión, y sólo queda claro que en esta democracia aunque la mayoría diga blanco, harán negro quienes tienen los poderes político y económico, hasta dónde les sea permitido. Ya hasta el Presidente Donald Trump le jaló las orejas bien jaladas a la ONU, y dónde más le duele a ese ente, en el bolsillo.

Lo más chocante es que cuando uno pregunta a la gente de a pié, ni saben ni les interesa la crisis política en la que estamos. Hablan con respeto del Presidente, y muestran en su humilde perspectiva, una visión mucho más practica de la Guatemala que desean. Quieren trabajo, sustento, techo seguro, medicina y educación. Así de simple. Esa gente, como todos, merecen que Guatemala no caiga y que quienes luchamos por que la libertad se mantenga, porque es lo más preciado que tenemos. Toca esperar a ver que sucede, y seguir creyendo en una Guatemala digna que al final, es lo que casi todos deseamos.

República es ajena a la opinión expresada en este artículo