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¡Hasta (en) el fondo!

Luis Felipe Garrán
20 de septiembre, 2017

Lo que ni el Canelo ni Golovkin lograron hacer el sábado pasado, o sea, derribar a su adversario, lo hizo una fiscal del Ministerio Público con un anciano discapacitado, enfundado en la bandera nacional, frente al edificio del Congreso. Sea cual sea el trasfondo, porque al momento de escribir estas líneas el video que circula por las redes sociales aún no se traduce a las más de mil palabras que debería, es el reflejo del nerviosismo y de la tensión que se vive en el país. Ya no es por aquellos que deberían estar tras las rejas, sino por quienes ya están dentro de un recinto, el de la 8ª Avenida.
“El fuero para el gran ladrón, la cárcel para el que roba un pan”, decía el chileno Pablo Neruda. El problema es que en Guatemala hemos llegado a un punto en el que prácticamente hemos puesto esa frase del revés.

Con esto no pretendo decir que las mega redes de corrupción que se han destapado, sobre todo pero no únicamente, en las últimas dos legislaturas no han de ser castigadas con el peso de la ley y la indignación del pueblo, pero tampoco nos podemos cegar ante los pequeños actos de corrupción que, día a día, van haciendo del vicio una regla general.
Justamente el sábado, día del Canelo-Golovkin, fui a Panajachel. Antes de llegar al pintoresco pueblo lacustre, hay que cruzar Sololá (que increíblemente es cabecera departamental). A la salida de esa capital occidental, en el camino que lleva a Pana, la policía municipal estaba haciendo un cobro de Q10 a todo el que pasaba. ¿Cómo!

Ni nos estacionamos, ni consumimos nada en Sololá; estuvimos más de diez minutos solamente porque el manejo que la propia policía tiene sobre el tráfico es incomprensible. Y aún así, había que soltar un billete con la cara de García Granados. “Si es legal, jefe, es para darle buenos caminos”.
Si por buenos caminos se refiere a calles, no emparchadas, sino bacheadas, algunas de tierra, otras de una mezcla de asfalto y adoquín, todas intransitables (al menos de forma civilizada), por supuesto que sí, esos Q10 están perfectamente invertidos. Es una pena que, dado lo visto a pie de acera, parece ser que el liberal tintado de rojo termina en carteras que no corresponde.
¡Ah! Por cierto, en Panajachel también hay que pagar Q10 y, a diferencia de Antigua, no te incluye parqueo…

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Estoy totalmente de acuerdo con las protestas populares; a fin de cuentas, si no lo hace el pueblo, ¿quién lo hará? Sin embargo, no hay que olvidar que aquella frase de “los peores ladrones visten de traje” ha perdido validez, para quedar en “los peores ladrones no son solo los que visten de traje”. Corrupción es corrupción, véase donde se vea.
¡Salud!

República es ajena a la opinión expresada en este artículo

¡Hasta (en) el fondo!

Luis Felipe Garrán
20 de septiembre, 2017

Lo que ni el Canelo ni Golovkin lograron hacer el sábado pasado, o sea, derribar a su adversario, lo hizo una fiscal del Ministerio Público con un anciano discapacitado, enfundado en la bandera nacional, frente al edificio del Congreso. Sea cual sea el trasfondo, porque al momento de escribir estas líneas el video que circula por las redes sociales aún no se traduce a las más de mil palabras que debería, es el reflejo del nerviosismo y de la tensión que se vive en el país. Ya no es por aquellos que deberían estar tras las rejas, sino por quienes ya están dentro de un recinto, el de la 8ª Avenida.
“El fuero para el gran ladrón, la cárcel para el que roba un pan”, decía el chileno Pablo Neruda. El problema es que en Guatemala hemos llegado a un punto en el que prácticamente hemos puesto esa frase del revés.

Con esto no pretendo decir que las mega redes de corrupción que se han destapado, sobre todo pero no únicamente, en las últimas dos legislaturas no han de ser castigadas con el peso de la ley y la indignación del pueblo, pero tampoco nos podemos cegar ante los pequeños actos de corrupción que, día a día, van haciendo del vicio una regla general.
Justamente el sábado, día del Canelo-Golovkin, fui a Panajachel. Antes de llegar al pintoresco pueblo lacustre, hay que cruzar Sololá (que increíblemente es cabecera departamental). A la salida de esa capital occidental, en el camino que lleva a Pana, la policía municipal estaba haciendo un cobro de Q10 a todo el que pasaba. ¿Cómo!

Ni nos estacionamos, ni consumimos nada en Sololá; estuvimos más de diez minutos solamente porque el manejo que la propia policía tiene sobre el tráfico es incomprensible. Y aún así, había que soltar un billete con la cara de García Granados. “Si es legal, jefe, es para darle buenos caminos”.
Si por buenos caminos se refiere a calles, no emparchadas, sino bacheadas, algunas de tierra, otras de una mezcla de asfalto y adoquín, todas intransitables (al menos de forma civilizada), por supuesto que sí, esos Q10 están perfectamente invertidos. Es una pena que, dado lo visto a pie de acera, parece ser que el liberal tintado de rojo termina en carteras que no corresponde.
¡Ah! Por cierto, en Panajachel también hay que pagar Q10 y, a diferencia de Antigua, no te incluye parqueo…

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Estoy totalmente de acuerdo con las protestas populares; a fin de cuentas, si no lo hace el pueblo, ¿quién lo hará? Sin embargo, no hay que olvidar que aquella frase de “los peores ladrones visten de traje” ha perdido validez, para quedar en “los peores ladrones no son solo los que visten de traje”. Corrupción es corrupción, véase donde se vea.
¡Salud!

República es ajena a la opinión expresada en este artículo