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Paro, pero a la corrupción

Mario Winter
23 de septiembre, 2017

Apenas hace unos días la población guatemalteca puso de manifiesto su descontento con la corrupción haciendo un paro y yendo a manifestar a La Plaza. La verdad da un sentimiento extraño y muy lindo ver las imágenes, sentirse abrumado por los sonidos que adornan el lugar, pero sobre todo por la unión que se siente y ve entre los guatemaltecos.

Es cierto que las manifestaciones ciudadanas son una parte fundamental para exigir, además de nuestros derechos, el compromiso de nuestras autoridades para luchar junto con la población por un mejor país. Es como decirles: Miren nosotros estamos haciendo nuestra parte, ¿qué pasa con la de ustedes?

Es frustrante ver como algunos se esfuerzan día y noche para poder bridarle a su familia comida y servicios básicos, mientras otros pocos simplemente estiran su mano y ya tienen su sueldo acreditado. Es más frustrante ver como temas tan urgentes como la salud y educación quedan totalmente olvidados por los funcionarios. Además de como invisibilizan a varios sectores del país porque sus necesidades son muchas y la atención es poca.

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El problema que puedo ver desde aquí es que las manifestaciones van a dejar de tener sentido si la situación sigue como está. Si nuestras autoridades se hacen de oído sordos, no importa cuánto se grite, ni cuantos paros haya, lo que verdaderamente debe parar ya es la corrupción.

Por otro lado, creo que también depende de nosotros el paro a la corrupción. Nunca olvido esa vez que un catedrático preguntó en clase cuantos habían pagado para obtener su licencia de conducir. Y después de esta pregunta nos hizo reflexionar sobre cómo es asunto de todos detener la corrupción. Creemos que solo importa ser transparentes y éticos en decisiones grandes, pero lo cierto que en todo momento debemos de dejarnos guiar por el sentido crítico y la ética. Por más “pequeña” que sea la acción o decisión a punto de tomar, no podemos dejarnos empañar por eso mismo que tanto repudiamos.

En el día a día. Asumir nuestras responsabilidades, dar nuestro mejor esfuerzo en el trabajo o en los estudios, cumplir con nuestras obligaciones y sobre todo pensar en el prójimo; son de esas acciones que no importa ni la edad, ni el trabajo ni el sitio en el que estemos; son sencillas de realizar. Y además también ayudamos a construir un mejor país, donde sea que estemos. Jóvenes y adultos, maestros, alumnos, policías, taxistas, periodistas o dentistas; eso es lo de menos debemos desde el lugar donde estemos hacerle paro a la corrupción también.
Hay que darle paro a la corrupción desde donde sea que estemos. Las manifestaciones ciudadanas deben de ir acompañadas de acciones coherentes por parte de la población. Es así como nosotros y nuestras autoridades trabajamos hombro con hombro para hacer de Guatemala un mejor país.

República es ajena a la opinión expresada en este artículo

Paro, pero a la corrupción

Mario Winter
23 de septiembre, 2017

Apenas hace unos días la población guatemalteca puso de manifiesto su descontento con la corrupción haciendo un paro y yendo a manifestar a La Plaza. La verdad da un sentimiento extraño y muy lindo ver las imágenes, sentirse abrumado por los sonidos que adornan el lugar, pero sobre todo por la unión que se siente y ve entre los guatemaltecos.

Es cierto que las manifestaciones ciudadanas son una parte fundamental para exigir, además de nuestros derechos, el compromiso de nuestras autoridades para luchar junto con la población por un mejor país. Es como decirles: Miren nosotros estamos haciendo nuestra parte, ¿qué pasa con la de ustedes?

Es frustrante ver como algunos se esfuerzan día y noche para poder bridarle a su familia comida y servicios básicos, mientras otros pocos simplemente estiran su mano y ya tienen su sueldo acreditado. Es más frustrante ver como temas tan urgentes como la salud y educación quedan totalmente olvidados por los funcionarios. Además de como invisibilizan a varios sectores del país porque sus necesidades son muchas y la atención es poca.

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El problema que puedo ver desde aquí es que las manifestaciones van a dejar de tener sentido si la situación sigue como está. Si nuestras autoridades se hacen de oído sordos, no importa cuánto se grite, ni cuantos paros haya, lo que verdaderamente debe parar ya es la corrupción.

Por otro lado, creo que también depende de nosotros el paro a la corrupción. Nunca olvido esa vez que un catedrático preguntó en clase cuantos habían pagado para obtener su licencia de conducir. Y después de esta pregunta nos hizo reflexionar sobre cómo es asunto de todos detener la corrupción. Creemos que solo importa ser transparentes y éticos en decisiones grandes, pero lo cierto que en todo momento debemos de dejarnos guiar por el sentido crítico y la ética. Por más “pequeña” que sea la acción o decisión a punto de tomar, no podemos dejarnos empañar por eso mismo que tanto repudiamos.

En el día a día. Asumir nuestras responsabilidades, dar nuestro mejor esfuerzo en el trabajo o en los estudios, cumplir con nuestras obligaciones y sobre todo pensar en el prójimo; son de esas acciones que no importa ni la edad, ni el trabajo ni el sitio en el que estemos; son sencillas de realizar. Y además también ayudamos a construir un mejor país, donde sea que estemos. Jóvenes y adultos, maestros, alumnos, policías, taxistas, periodistas o dentistas; eso es lo de menos debemos desde el lugar donde estemos hacerle paro a la corrupción también.
Hay que darle paro a la corrupción desde donde sea que estemos. Las manifestaciones ciudadanas deben de ir acompañadas de acciones coherentes por parte de la población. Es así como nosotros y nuestras autoridades trabajamos hombro con hombro para hacer de Guatemala un mejor país.

República es ajena a la opinión expresada en este artículo