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Sigue el duelo en Washington

Betty Marroquin
13 de septiembre, 2018
Para empezar, es importante entender que tanto la izquierda como la derecha en Washington  y en Europa tienen claro que las decisiones del Presidente Jimmy Morales fueron soberanas y está en plena libertad de hacerlo. Sin embargo, la izquierda entiende pero no lo acepta. Entre los servidores públicos de Obama y los de Trump sigue la batalla en DC, y Guatemala sigue siendo un escenario más en el que esa se refleja.  Por un lado están las máximas autoridades que apoyan la decisión soberana del Presidente Jimmy Morales de que CICIG termine sus actividades en Guatemala en septiembre del 2019 luego de 11 años aquí y para quienes el nombramiento de un nuevo Comisionado es el siguiente paso lógico.  Son los mandos medios en el Congreso, INL y el Departamento de Estado quienes se empeñan junto con algunos congresistas demócratas en ver a Guatemala como una nación de ineptos incapaces de salir adelante por sí mismos. Curiosamente, algunos de los que más fuertemente  se oponen a la decisión del Presidente Morales tienen años de no venir, nunca han venido, o han venido y solo han hablado con la autoproclamada “sociedad civil”, por lo que ven a Guatemala bajo la lupa de WHOLA o Human Rights Watch.
Estos staffers, como llaman en Washington a los que trabajan con los congresistas, son mayormente quienes ven los temas de Guatemala y el Hemisferio Occidental para sus jefes congresistas y son quienes le dicen al jefe que firme las cartas, sacan los tweets y opinan. Son pocos los casos en los que el Congresista en sí es el que sabe siquiera dónde está Guatemala en el mapa mundi.  Es así que el debate en torno a sí se va la CICIG o no, ahora se ha tornado en un pulso de fuerza entre los staffers pro y los staffers contra la decision del Presidente Jimmy Morales. Enfrascados en un debate estéril  ya que parecieran olvidar que CICIG fue originalmente creada por un periodo de no más de 800 días y por eso no tenía incorporados mecanismos de control y fiscalización. Controles que hoy día le serán impuestos les guste o no, por los meses que le quedan.
En junio recién pasado hubo una reunión de staffers muy poderosos, porque sus jefes son poderosos, para decidir que harían con el problema de CICIG y de Iván Velasquez. A la reunión estaban convocados los staffers de relaciones internacionales y asignaciones de ambas cámaras.  A esa reunión se sumaron sin invitación los staffers de la Helsinki Commission del Senador Wicker y del Representante Chris Smith, y como quien organizó no podía negarse, participaron en la reunión.  En esa se decidió que CICIG debía continuar sin llegar a un acuerdo sobre hasta cuándo, pero con cambios urgentes de fondo y de forma, sin especificar qué o cómo serían esos cambios. Esa conclusión, a la que llegaron no solo los staffers demócratas que crearon CICIG sino también republicanos que dirigen los respectivos Comités de Asignaciones de ambas cámaras, del Comité de Relaciones Exteriores del Senado y el de Asuntos Internacionales de la Cámara de Representantes decidieron trasladarlo al Departamento de Estado, que entrega los fondos.
El Departamento de Estado accedió a lo planteado, inicialmente y aceptó darle forma. Luego la Embajadora Nikki Haley se enteró de otras gracias de don Iván y habló con el Secretario Pompeo y gente clave de Casa Blanca. Hechos como la supuesta asesoría al TSE que nada tienen que ver con la naturaleza misma de CICIG ya que el TSE no es un aparato clandestino de seguridad, ni un grupo al margen de la ley, ni nada similar enfureció a la gente del Presidente Trump. Cabe mencionar que en ese lapso cambiaron al personaje que veía los temas de Guatemala en el Consejo Nacional de Seguridad por ser del grupo obamanista de DC, importante porque también es un actor en este drama. Fue entonces que se decidió apoyar la decisión del Presidente Morales de no extender el mandato más allá de septiembre 2019 y de cambiar al Comisionado, además de imponerle como condición para liberar los fondos que la ONU (no CICIG, por lo que si es un ente de ONU) aceptara los cambios de fondo y de forma a CICIG.
Este cambio en la postura del Ejecutivo propició la carta que enviaran hace algunos días los Senadores Corcker y Menéndez, del Comité de Relaciones Exteriores del Senado y los Representantes Royce y Elliot, del Comité de Asuntos Internacionales de la Cámara de Representantes, al Secretario Pompeo. Estos cuatro personajes obedecen a sus staffers que tienen la obsesión de que Guatemala es un país de ineptos incapaces de resolver sus propios problemas y como la auto proclamada “sociedad civil” los cabildea todas las semanas con su persuasivo y persistente labia (qué sabrá Dios quien lo financia…) es eso lo que ha moldeado la visión que tienen estos personajes sobre nuestro país.
Los auto proclamados “representantes de la sociedad civil” han pintado al sector productivo como una partida de corruptos, prepotentes, señores feudales que se han hecho millonarios manipulando todo a su sabor y antojo y se han aprovechado de los pobres; a los militares los han pintado cómo narcos y matones y a los políticos cómo ladrones, entonces Guatemala está en la desesperada necesidad de “rescate”. Esa es la razón por la cual al sol de hoy hay quienes quieren imponernos su decisión y su criterio. Ahora son estos cuántos staffers los que quieren que como condición a tener un nuevo Comisionado, el Presidente Morales se retracte y permita que CICIG siga en Guatemala por la eternidad. O sea, ellos deciden el futuro de un país que no es el suyo.
Afortunadamente, el Departamento de Estado y muchos otros Senadores y Representantes no están de acuerdo con esa condición. Ven con buenos ojos que Guatemala quiera finalmente tomar responsabilidad de su futuro y comportarse como una democracia real, también que sea el Departamento de Justicia o INL el que apoye a Guatemala profesionalizando a sus operadores de justicia, una cooperación sin venir a ordenarnos cómo actuar.
Mientras tanto cabe mencionar que los fondos siguen congelados ya que la ONU no ha dado respuesta a las condiciones impuestas por los Estados Unidos.
Dicen los staffers de ese puñado de congresistas que si el Presidente Morales no acepta e insiste en que se cierre CICIG en septiembre del 2019, nos van a quitar la ayuda. Importante destacar que nos están queriendo asustar con el petate del muerto porque da la casualidad que quienes llevan la batuta en ese grupusculo del Congreso dejarán sus curules este año, tanto en el Comité de Relaciones Exteriores como en el de Asuntos Internacionales habrá nuevo Presidente y el del Senado, que es el más poderoso de los dos, será un Senador sumamente conservador, pro Trump y por ende, anti CICIG y toda esta patraña. Obvio, si ganan los Republicanos. Si ganan los demócratas tocará colocarle altar a San Iván en todas las esquinas.
Además, que nos cancelen la ayuda sólo significaría que USAID dejaría de dar dinero a las ONGs de Guatemala y uno que otro programa de asistencia, que francamente podríamos pedir nos ayuden de otros países. Del Plan de la alianza para la Prosperidad lo que nos entrará es menos de 30 millones de dólares. Las ONGs pegarian el grito en el cielo pero el país en sí, ¿qué tanto se beneficia de esa ayuda? Ayuda a Codeca y compañia  limitada, es de averiguar.  En lo que respecta a apoyo a la lucha contra el narco y crimen organizado no cesaría porque los Estados Unidos no se van a “dar un tiro en el pie” quitando la ayuda que es esencial para sus intereses en la región: reducir la inmigración ilegal y el crimen organizado.
Así que esperemos quienes somos partidarios de la decisión del Presidente Morales que siga firme y no se pliegue a las presiones de ese grupito. Hay que seguir martillando en la ONU y con la ayuda de la más que fenomenal Embajadora Nikki Haley seguramente lograremos más temprano que tarde que la ONU nombre un nuevo Comisionado, con Vicecomisionado (o como le quieran llamar) y todos los cambios de fondo y de forma al mandato para cerrar operaciones en septiembre 2019.
República es ajena a la opinión expresada en este artículo

Sigue el duelo en Washington

Betty Marroquin
13 de septiembre, 2018
Para empezar, es importante entender que tanto la izquierda como la derecha en Washington  y en Europa tienen claro que las decisiones del Presidente Jimmy Morales fueron soberanas y está en plena libertad de hacerlo. Sin embargo, la izquierda entiende pero no lo acepta. Entre los servidores públicos de Obama y los de Trump sigue la batalla en DC, y Guatemala sigue siendo un escenario más en el que esa se refleja.  Por un lado están las máximas autoridades que apoyan la decisión soberana del Presidente Jimmy Morales de que CICIG termine sus actividades en Guatemala en septiembre del 2019 luego de 11 años aquí y para quienes el nombramiento de un nuevo Comisionado es el siguiente paso lógico.  Son los mandos medios en el Congreso, INL y el Departamento de Estado quienes se empeñan junto con algunos congresistas demócratas en ver a Guatemala como una nación de ineptos incapaces de salir adelante por sí mismos. Curiosamente, algunos de los que más fuertemente  se oponen a la decisión del Presidente Morales tienen años de no venir, nunca han venido, o han venido y solo han hablado con la autoproclamada “sociedad civil”, por lo que ven a Guatemala bajo la lupa de WHOLA o Human Rights Watch.
Estos staffers, como llaman en Washington a los que trabajan con los congresistas, son mayormente quienes ven los temas de Guatemala y el Hemisferio Occidental para sus jefes congresistas y son quienes le dicen al jefe que firme las cartas, sacan los tweets y opinan. Son pocos los casos en los que el Congresista en sí es el que sabe siquiera dónde está Guatemala en el mapa mundi.  Es así que el debate en torno a sí se va la CICIG o no, ahora se ha tornado en un pulso de fuerza entre los staffers pro y los staffers contra la decision del Presidente Jimmy Morales. Enfrascados en un debate estéril  ya que parecieran olvidar que CICIG fue originalmente creada por un periodo de no más de 800 días y por eso no tenía incorporados mecanismos de control y fiscalización. Controles que hoy día le serán impuestos les guste o no, por los meses que le quedan.
En junio recién pasado hubo una reunión de staffers muy poderosos, porque sus jefes son poderosos, para decidir que harían con el problema de CICIG y de Iván Velasquez. A la reunión estaban convocados los staffers de relaciones internacionales y asignaciones de ambas cámaras.  A esa reunión se sumaron sin invitación los staffers de la Helsinki Commission del Senador Wicker y del Representante Chris Smith, y como quien organizó no podía negarse, participaron en la reunión.  En esa se decidió que CICIG debía continuar sin llegar a un acuerdo sobre hasta cuándo, pero con cambios urgentes de fondo y de forma, sin especificar qué o cómo serían esos cambios. Esa conclusión, a la que llegaron no solo los staffers demócratas que crearon CICIG sino también republicanos que dirigen los respectivos Comités de Asignaciones de ambas cámaras, del Comité de Relaciones Exteriores del Senado y el de Asuntos Internacionales de la Cámara de Representantes decidieron trasladarlo al Departamento de Estado, que entrega los fondos.
El Departamento de Estado accedió a lo planteado, inicialmente y aceptó darle forma. Luego la Embajadora Nikki Haley se enteró de otras gracias de don Iván y habló con el Secretario Pompeo y gente clave de Casa Blanca. Hechos como la supuesta asesoría al TSE que nada tienen que ver con la naturaleza misma de CICIG ya que el TSE no es un aparato clandestino de seguridad, ni un grupo al margen de la ley, ni nada similar enfureció a la gente del Presidente Trump. Cabe mencionar que en ese lapso cambiaron al personaje que veía los temas de Guatemala en el Consejo Nacional de Seguridad por ser del grupo obamanista de DC, importante porque también es un actor en este drama. Fue entonces que se decidió apoyar la decisión del Presidente Morales de no extender el mandato más allá de septiembre 2019 y de cambiar al Comisionado, además de imponerle como condición para liberar los fondos que la ONU (no CICIG, por lo que si es un ente de ONU) aceptara los cambios de fondo y de forma a CICIG.
Este cambio en la postura del Ejecutivo propició la carta que enviaran hace algunos días los Senadores Corcker y Menéndez, del Comité de Relaciones Exteriores del Senado y los Representantes Royce y Elliot, del Comité de Asuntos Internacionales de la Cámara de Representantes, al Secretario Pompeo. Estos cuatro personajes obedecen a sus staffers que tienen la obsesión de que Guatemala es un país de ineptos incapaces de resolver sus propios problemas y como la auto proclamada “sociedad civil” los cabildea todas las semanas con su persuasivo y persistente labia (qué sabrá Dios quien lo financia…) es eso lo que ha moldeado la visión que tienen estos personajes sobre nuestro país.
Los auto proclamados “representantes de la sociedad civil” han pintado al sector productivo como una partida de corruptos, prepotentes, señores feudales que se han hecho millonarios manipulando todo a su sabor y antojo y se han aprovechado de los pobres; a los militares los han pintado cómo narcos y matones y a los políticos cómo ladrones, entonces Guatemala está en la desesperada necesidad de “rescate”. Esa es la razón por la cual al sol de hoy hay quienes quieren imponernos su decisión y su criterio. Ahora son estos cuántos staffers los que quieren que como condición a tener un nuevo Comisionado, el Presidente Morales se retracte y permita que CICIG siga en Guatemala por la eternidad. O sea, ellos deciden el futuro de un país que no es el suyo.
Afortunadamente, el Departamento de Estado y muchos otros Senadores y Representantes no están de acuerdo con esa condición. Ven con buenos ojos que Guatemala quiera finalmente tomar responsabilidad de su futuro y comportarse como una democracia real, también que sea el Departamento de Justicia o INL el que apoye a Guatemala profesionalizando a sus operadores de justicia, una cooperación sin venir a ordenarnos cómo actuar.
Mientras tanto cabe mencionar que los fondos siguen congelados ya que la ONU no ha dado respuesta a las condiciones impuestas por los Estados Unidos.
Dicen los staffers de ese puñado de congresistas que si el Presidente Morales no acepta e insiste en que se cierre CICIG en septiembre del 2019, nos van a quitar la ayuda. Importante destacar que nos están queriendo asustar con el petate del muerto porque da la casualidad que quienes llevan la batuta en ese grupusculo del Congreso dejarán sus curules este año, tanto en el Comité de Relaciones Exteriores como en el de Asuntos Internacionales habrá nuevo Presidente y el del Senado, que es el más poderoso de los dos, será un Senador sumamente conservador, pro Trump y por ende, anti CICIG y toda esta patraña. Obvio, si ganan los Republicanos. Si ganan los demócratas tocará colocarle altar a San Iván en todas las esquinas.
Además, que nos cancelen la ayuda sólo significaría que USAID dejaría de dar dinero a las ONGs de Guatemala y uno que otro programa de asistencia, que francamente podríamos pedir nos ayuden de otros países. Del Plan de la alianza para la Prosperidad lo que nos entrará es menos de 30 millones de dólares. Las ONGs pegarian el grito en el cielo pero el país en sí, ¿qué tanto se beneficia de esa ayuda? Ayuda a Codeca y compañia  limitada, es de averiguar.  En lo que respecta a apoyo a la lucha contra el narco y crimen organizado no cesaría porque los Estados Unidos no se van a “dar un tiro en el pie” quitando la ayuda que es esencial para sus intereses en la región: reducir la inmigración ilegal y el crimen organizado.
Así que esperemos quienes somos partidarios de la decisión del Presidente Morales que siga firme y no se pliegue a las presiones de ese grupito. Hay que seguir martillando en la ONU y con la ayuda de la más que fenomenal Embajadora Nikki Haley seguramente lograremos más temprano que tarde que la ONU nombre un nuevo Comisionado, con Vicecomisionado (o como le quieran llamar) y todos los cambios de fondo y de forma al mandato para cerrar operaciones en septiembre 2019.
República es ajena a la opinión expresada en este artículo