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Empiece por su metro cuadrado

Betty Marroquin
15 de enero, 2019

En estos días se ha agudizado el malestar y alebrestado las pasiones. Todo mundo que tiene redes sociales opina, vocifera, generalmente sin leer ni instruirse antes de hacerlo. Por ejemplo, me decía una amiga que tiene su empresa, que cuida de su familia, responsable, emprendedora y excelente ciudadana respetuosa de la Ley, que en el chat de las madres de grado de sus hijos las señoras se han descosido a atacar unas en favor y otras en contra la decisión del Presidente de la República. Está super bien que la gente se desahogue. Se vale. Pero me pregunto si enojarse con quién opina diferente realmente vale la pena. 

Los que están en favor difícilmente cambiarán de opinión, ni los que están en contra. Cada quién mira la situación según su perspectiva, o según sus intereses. Tristemente, aprovechándose de que la gran mayoría de la población no lee la Constitución ni se informa, por años nos vendieron que quién estaba en contra de cicig era corrupto. Los pocos que nos hemos molestado en hacerlo, en entenderla, hemos consultado con los expertos juristas que han dedicado su vida a la formación y aplicación de la Ley, que la han creado, que la han estudiado y analizado hasta la saciedad, antes de emitir opiniones.

La cicig, que con todo lo que ahora sé más bien llamo “el reducto guerrillero en la zona 14”, se acabó. Guterres dijo que no era parte de la ONU, el terrorista colombiano le reporta a Guterres, se contradicen a cada rato, parecen novios que no se definen. Hoy sí, mañana no… Lo que está claro es que con su carta se limpió en los fiscales y los jueces que servilmente sirvieron a sus propósitos, y que serán quienes enfrenten el peso de la Ley tarde o temprano, en los 20 años que faltan antes de que prescriban sus crímenes. En su carta a Guterres culpa de los allanamientos en los que participó al MP y al Organismo Judicial, culpa del abuso de la prisión preventiva a los abogados y jueces (y se hace el loco cuando cicig con su abogado Alfonso Carrillo (abogado de Cutino International, de cicig, del banco ruso…) presentaba amparos hasta por voltear a ver), admite indirectamente que se ha violado la Convención sobre Derechos Humanos. Mal paga el diablo a quién le sirve…

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Así que aunque insistan CODECA, CUC, CONIC, la USAC, el PDH, la Mack (si no está en su hogar en Costa Rica), Gutiérrez (si está sobrio), y todos sus peones se rasguen las vestiduras, se corten las venas, protesten y dañen la economía y a la clase trabajadora, peguen de alaridos, y vociferen en los Fake News de Guatevisión, Prensa Libre (ardidos por los 100 millones que el Presidente Morales les quitó desde que entró al gobierno, porque sobrevaloraban la impresión de libros para el Mineduc, que ahora los hacen en Costa Rica y cobran 35 millones), La Hora que es afín a la guerrilla representada por la URNG y Winaq, El Periódico cuyo dueño vive en Miami y tiene sendas propiedades millonarias en Miami (de dónde habrá sacado tanta plata… algunos se han quejado de haber sido extorcionados para no salir en esa basura que conocemos como el peladero), Emisoras Unidas, CNN y otros en decir que la cicig se queda, la realidad es que se va. Los donantes, todos, han admitido que terminó. Los europeos podrán pegar de gritos porque ven irse su posibilidad de entrar a controlar los yacimientos mineros en Guatemala, histéricos tendrán que ir a fastidiar a otro lado. Y esperamos el Presidente Donald Trump, que tiene clara la foto, corte la ayuda a las ONGs que viene a través de USAID.

Con todo esto, creo que lo más inteligente que podemos hacer los ciudadanos que no estamos directamente en el rollo, quienes si trabajamos para vivir, es arreglar nuestro metro cuadrado. Pelearnos, alegar y vociferar es un desahogo, un tanto absurdo y sin duda, estéril. Así que propongo y los invito a que cada uno de nosotros cuide su metro cuadrado. Es decir, cumpla con la Ley, pague sus impuestos puntualmente, trabaje, produzca, ocupe su creatividad en algo positivo en beneficio propio y de sus familias y entorno. Sea buen empleador y buen empleado, sin columpiarse ni aprovecharse de su posición para fregar al otro. Haga buen uso de su libertad, sabiendo que la suya termina dónde empieza la libertad del otro, con responsabilidad. Dé lo mejor de sí mismo, y no se deje llevar por sus bajas pasiones o malos hábitos. Trate bien a su familia y amigos, al vecino, a la gente que se cruza en su camino. No sea vulgar ni patán con el prójimo. Respete. 

A pesar de habernos peleado, alegado, vociferado, y protestado en redes y reuniones sociales, a pesar de tener diferencias, ahora toca construir país. En realidad, todo eso es mucho más productivo para el país, que pelearse en redes sociales. Opinar se vale, pero con respeto. Si nosotros nos dedicamos más bien a cuidar nuestro metro cuadrado, juntos podemos construir una mejor Guatemala. Desde ser cortés en el tráfico y respetar las señales de tránsito, hasta exigir a las autoridades que se cumpla la Ley a cabalidad, que hagan su trabajo los tres Organismos del Estado (que son Ejecutivo, Legislativo y Judicial… la CC es únicamente garante de que se respete la Constitución), exigir que se mejore la infraestructura, los hospitales, la educación y la salud, sabiendo que para ello deben ser usados nuestros impuestos. Y nunca más permitir que los funcionarios abusen de la autoridad que los cargos (que son temporales) les confieren. 

Ánimo compatriotas, Guatemala siempre ha florecido porque ha sido, es y será siempre, el país de la eterna primavera.


República es ajena a la opinión expresada en este artículo

Empiece por su metro cuadrado

Betty Marroquin
15 de enero, 2019

En estos días se ha agudizado el malestar y alebrestado las pasiones. Todo mundo que tiene redes sociales opina, vocifera, generalmente sin leer ni instruirse antes de hacerlo. Por ejemplo, me decía una amiga que tiene su empresa, que cuida de su familia, responsable, emprendedora y excelente ciudadana respetuosa de la Ley, que en el chat de las madres de grado de sus hijos las señoras se han descosido a atacar unas en favor y otras en contra la decisión del Presidente de la República. Está super bien que la gente se desahogue. Se vale. Pero me pregunto si enojarse con quién opina diferente realmente vale la pena. 

Los que están en favor difícilmente cambiarán de opinión, ni los que están en contra. Cada quién mira la situación según su perspectiva, o según sus intereses. Tristemente, aprovechándose de que la gran mayoría de la población no lee la Constitución ni se informa, por años nos vendieron que quién estaba en contra de cicig era corrupto. Los pocos que nos hemos molestado en hacerlo, en entenderla, hemos consultado con los expertos juristas que han dedicado su vida a la formación y aplicación de la Ley, que la han creado, que la han estudiado y analizado hasta la saciedad, antes de emitir opiniones.

La cicig, que con todo lo que ahora sé más bien llamo “el reducto guerrillero en la zona 14”, se acabó. Guterres dijo que no era parte de la ONU, el terrorista colombiano le reporta a Guterres, se contradicen a cada rato, parecen novios que no se definen. Hoy sí, mañana no… Lo que está claro es que con su carta se limpió en los fiscales y los jueces que servilmente sirvieron a sus propósitos, y que serán quienes enfrenten el peso de la Ley tarde o temprano, en los 20 años que faltan antes de que prescriban sus crímenes. En su carta a Guterres culpa de los allanamientos en los que participó al MP y al Organismo Judicial, culpa del abuso de la prisión preventiva a los abogados y jueces (y se hace el loco cuando cicig con su abogado Alfonso Carrillo (abogado de Cutino International, de cicig, del banco ruso…) presentaba amparos hasta por voltear a ver), admite indirectamente que se ha violado la Convención sobre Derechos Humanos. Mal paga el diablo a quién le sirve…

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Con todo esto, creo que lo más inteligente que podemos hacer los ciudadanos que no estamos directamente en el rollo, quienes si trabajamos para vivir, es arreglar nuestro metro cuadrado. Pelearnos, alegar y vociferar es un desahogo, un tanto absurdo y sin duda, estéril. Así que propongo y los invito a que cada uno de nosotros cuide su metro cuadrado. Es decir, cumpla con la Ley, pague sus impuestos puntualmente, trabaje, produzca, ocupe su creatividad en algo positivo en beneficio propio y de sus familias y entorno. Sea buen empleador y buen empleado, sin columpiarse ni aprovecharse de su posición para fregar al otro. Haga buen uso de su libertad, sabiendo que la suya termina dónde empieza la libertad del otro, con responsabilidad. Dé lo mejor de sí mismo, y no se deje llevar por sus bajas pasiones o malos hábitos. Trate bien a su familia y amigos, al vecino, a la gente que se cruza en su camino. No sea vulgar ni patán con el prójimo. Respete. 

A pesar de habernos peleado, alegado, vociferado, y protestado en redes y reuniones sociales, a pesar de tener diferencias, ahora toca construir país. En realidad, todo eso es mucho más productivo para el país, que pelearse en redes sociales. Opinar se vale, pero con respeto. Si nosotros nos dedicamos más bien a cuidar nuestro metro cuadrado, juntos podemos construir una mejor Guatemala. Desde ser cortés en el tráfico y respetar las señales de tránsito, hasta exigir a las autoridades que se cumpla la Ley a cabalidad, que hagan su trabajo los tres Organismos del Estado (que son Ejecutivo, Legislativo y Judicial… la CC es únicamente garante de que se respete la Constitución), exigir que se mejore la infraestructura, los hospitales, la educación y la salud, sabiendo que para ello deben ser usados nuestros impuestos. Y nunca más permitir que los funcionarios abusen de la autoridad que los cargos (que son temporales) les confieren. 

Ánimo compatriotas, Guatemala siempre ha florecido porque ha sido, es y será siempre, el país de la eterna primavera.


República es ajena a la opinión expresada en este artículo