Nos situamos en el lunes 12 de agosto de 2019. Ya pasaron las dos vueltas electorales y el resultado es fatídico. ¡Ha ganado un candidato de izquierda! Guatemala está al borde del colapso pues el futuro del país está condenado al fracaso, a la destrucción de todo lo bueno, a la pobreza generalizada, al desempleo y a tantas cosas más. Y todo porque un vividor del socialismo, que en realidad no cree en ese sistema sino que usa la retórica para vivir de lo que quita a otros, nos quitará nuestro sistema de vida en libertad.
Acaba de finalizar la primera conferencia de prensa del presidente electo. Ha anunciado lo que ya se esperaba, pues no es nada nuevo en el mundo socialista. Empezará su gobierno nacionalizando la energía eléctrica. Si bien CODECA desaparecerá pues ya no tendrá a quién robar energía (solo le quita al sector privado), también desaparecerán cientos de miles de empleos pues se retirarán las empresas privadas que habían construido todo el sistema, desde la generación, pasando por la distribución y comercialización.
El presidente nombró ya a su gabinete. El de agricultura procederá a repartir todas las tierras “ociosas” a los pobres campesinos que no tienen donde cultivar, les va a regalar semillas para que las siembren y también fertilizante. Su siguiente paso será expropiar tierras a los grandes terratenientes porque, según su visión, los invasores han tenido la razón pues ellos no tienen nada y otros tienen mucho.
El ministro de ambiente cerrará a todas las empresas que sospeche contaminan el ambiente. Iniciará por todas las que están cerca de las riberas de ríos y lagos, pues son las que contaminan el agua. Los empresarios le dijeron que son los pobladores que tiran basura y animales muertos, lavan ropa en los ríos con detergente de mala calidad. El ministro respondió que eso es orgánico y que no daña. Las hidroeléctricas, acusadas de contaminar el aguan, serán cerradas.
Quien se encargará de la cartera de educación, implementará en el currículo escolar toda la literatura de izquierda, pues es así como funcionará el país ahora. También instalará baños mixtos para que no haya discriminación hacia la comunidad LGBTIQ.
El ministerio de salud aprobará el aborto, promoverá el matrimonio entre personas del mismo sexo y dará preferencias en obtención de servicios de salud a los de la comunidad LGBTIQ.
La cartera de economía iniciará con la expropiación de empresas a nivel nacional, empezando por las más grandes y siguiendo con las de alimentos, pues es un derecho humano comer gratis.
Para dar el golpe final, de entrada al gobierno, el ministro de finanzas incrementará el impuesto sobre la renta, el IVA, los aranceles a productos importados y se retirará de los tratados de libre comercio. Impondrá impuestos a la producción y a la distribución de productos a nivel nacional e internacional.
La lucha contra la corrupción ya no tendrá sentido pues los nuevos gobernantes son los más corruptos. Quitan todo, lo reparten entre sus amigos y viven de la riqueza robada a otros. La palabra “corrupción” desaparecerá pues será prohibido su uso y el delito eliminado del orden jurídico.
¿Ya se asustó? ¿Cree que esto es una falacia, un invento, algo que no sucederá? No me lo he inventado yo. Esto es exactamente lo que sucede en los países donde los candidatos socialistas han logrado convencer a la mayoría de la población que son ellos los que resolverán todo pues los de la derecha son corruptos, explotadores y abusan de su dinero para tener poder sobre los políticos. No tiene que irse muy lejos para darse cuenta que ésta es la cruda realidad. Basta ver a Nicaragua y Venezuela para convencerse.
Seamos positivos y ubiquémonos nuevamente en el lunes 12 de agosto de 2019. Ha triunfado un candidato de derecha. Ha ofrecido apoyar el desarrollo empresarial, simplificar procesos, reducir el tamaño del gobierno, reducir impuestos, invertir en carreteras, hospitales y escuelas. Por sobre todo, va a atraer muchísima inversión extranjera para que haya desarrollo y, sobre todo mucha generación de empleos.
Piense, analice y medite. ¡Ni un solo voto a la izquierda!
Nos situamos en el lunes 12 de agosto de 2019. Ya pasaron las dos vueltas electorales y el resultado es fatídico. ¡Ha ganado un candidato de izquierda! Guatemala está al borde del colapso pues el futuro del país está condenado al fracaso, a la destrucción de todo lo bueno, a la pobreza generalizada, al desempleo y a tantas cosas más. Y todo porque un vividor del socialismo, que en realidad no cree en ese sistema sino que usa la retórica para vivir de lo que quita a otros, nos quitará nuestro sistema de vida en libertad.
Acaba de finalizar la primera conferencia de prensa del presidente electo. Ha anunciado lo que ya se esperaba, pues no es nada nuevo en el mundo socialista. Empezará su gobierno nacionalizando la energía eléctrica. Si bien CODECA desaparecerá pues ya no tendrá a quién robar energía (solo le quita al sector privado), también desaparecerán cientos de miles de empleos pues se retirarán las empresas privadas que habían construido todo el sistema, desde la generación, pasando por la distribución y comercialización.
El presidente nombró ya a su gabinete. El de agricultura procederá a repartir todas las tierras “ociosas” a los pobres campesinos que no tienen donde cultivar, les va a regalar semillas para que las siembren y también fertilizante. Su siguiente paso será expropiar tierras a los grandes terratenientes porque, según su visión, los invasores han tenido la razón pues ellos no tienen nada y otros tienen mucho.
El ministro de ambiente cerrará a todas las empresas que sospeche contaminan el ambiente. Iniciará por todas las que están cerca de las riberas de ríos y lagos, pues son las que contaminan el agua. Los empresarios le dijeron que son los pobladores que tiran basura y animales muertos, lavan ropa en los ríos con detergente de mala calidad. El ministro respondió que eso es orgánico y que no daña. Las hidroeléctricas, acusadas de contaminar el aguan, serán cerradas.
Quien se encargará de la cartera de educación, implementará en el currículo escolar toda la literatura de izquierda, pues es así como funcionará el país ahora. También instalará baños mixtos para que no haya discriminación hacia la comunidad LGBTIQ.
El ministerio de salud aprobará el aborto, promoverá el matrimonio entre personas del mismo sexo y dará preferencias en obtención de servicios de salud a los de la comunidad LGBTIQ.
La cartera de economía iniciará con la expropiación de empresas a nivel nacional, empezando por las más grandes y siguiendo con las de alimentos, pues es un derecho humano comer gratis.
Para dar el golpe final, de entrada al gobierno, el ministro de finanzas incrementará el impuesto sobre la renta, el IVA, los aranceles a productos importados y se retirará de los tratados de libre comercio. Impondrá impuestos a la producción y a la distribución de productos a nivel nacional e internacional.
La lucha contra la corrupción ya no tendrá sentido pues los nuevos gobernantes son los más corruptos. Quitan todo, lo reparten entre sus amigos y viven de la riqueza robada a otros. La palabra “corrupción” desaparecerá pues será prohibido su uso y el delito eliminado del orden jurídico.
¿Ya se asustó? ¿Cree que esto es una falacia, un invento, algo que no sucederá? No me lo he inventado yo. Esto es exactamente lo que sucede en los países donde los candidatos socialistas han logrado convencer a la mayoría de la población que son ellos los que resolverán todo pues los de la derecha son corruptos, explotadores y abusan de su dinero para tener poder sobre los políticos. No tiene que irse muy lejos para darse cuenta que ésta es la cruda realidad. Basta ver a Nicaragua y Venezuela para convencerse.
Seamos positivos y ubiquémonos nuevamente en el lunes 12 de agosto de 2019. Ha triunfado un candidato de derecha. Ha ofrecido apoyar el desarrollo empresarial, simplificar procesos, reducir el tamaño del gobierno, reducir impuestos, invertir en carreteras, hospitales y escuelas. Por sobre todo, va a atraer muchísima inversión extranjera para que haya desarrollo y, sobre todo mucha generación de empleos.
Piense, analice y medite. ¡Ni un solo voto a la izquierda!