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La suma de todos los miedos

Carolina Castellanos
28 de junio, 2019

Tomo prestado el nombre de la película de 2,002 dirigida por Phil Alden Robinson, basada en el libro del mismo nombre escrito por Tom Clancy, para describir la situación actual en Guatemala. 

¡Fraude! Considero que es el temor más grande actualmente. Es el tema del momento gracias a la pésima actuación del Tribunal Supremo Electoral.  La incapacidad que han demostrado es monumental. Desde contratar a un jefe de informática que, obviamente, es igual de incapaz de ellos. ¿Cómo puede haber pruebas cuando ellos mismos no han sabido manejar la crisis ni poner orden? Sus comunicaciones al público son contradictorias, confusas e incoherentes.  Esto ha generado que se incrementen las sospechas de fraude. Ciertamente, no puedo asegurar que lo hubo pues no cuento con todas las pruebas. Al día de hoy, se han revisado menos de 50 actas, de más de 105,000 pero, al paso que van, será imposible comprobar fehacientemente si hubo, o no, fraude.

Amenazas a la libertad de expresión.  Por tercera vez, el TSE se atreve a hacerlo. Inició con la locura de intentar controlar los debates. Emitieron un acuerdo con instrucciones detalladas de cómo hacerlos. Fue tal la presión, que tuvieron que dar marcha atrás.  Después, emiten otro acuerdo instruyendo a los fiscales de mesas electorales que debían entregar sus teléfonos celulares y todo equipo electrónico al Presidente de mesa, antes de iniciar el conteo de votos. Nuevamente, la presión pública los hizo retractarse de tal medida.  Con total descaro, ahora llegan al extremo de amenazar a todo aquel que tenga la osadía de decir que hubo fraude sin tener las pruebas. La libertad de expresión es la más básica de todas. Sin ella, no tenemos nada.  

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Sandra Torres en el poder.  Mientras el TSE sigue revolviendo todo, la amenaza latente es la victoria de esta señora. Conocimos su forma de actuar y pensar cuando fue el poder detrás del trono de su entonces esposo, Álvaro Colom.  Sabemos que fue vicepresidenta de la Internacional Socialista. Ha regalado bolsas de comida durante estos últimos cuatro años, y los cuatro anteriores, para ganar la voluntad popular. La gran duda es de dónde ha salido tantísimo dinero. Sabemos cómo piensan los socialistas, cómo actúan, cómo destruyen países que fueron prósperos.  Y sabemos también que, una vez con el poder en las manos, no lo dejan ir y logran corromper el sistema para perpetuarse por tiempo indefinido.

Thelma Cabrera, la gran sorpresa de la noche electoral, sigue generando mucho temor.  El discurso de odio, de resentimiento, de lucha de clases es, por demás, destructivo de todo lo que alguna vez conocimos como convivencia. El descaro es increíble. No es posible creerle a alguien que dedica su vida a robar, escudándose en el “derecho humano” a la energía y, por ende, debe ser gratuita.  Por supuesto, sus intereses no son nada loables; como su colega socialista, corrompería todo para volverse otra millonaria más, con poderes absolutos y a perpetuidad en la presidencia.

El silencio de muchos genera temor, pues no se sabe si lo hacen para avalar todo lo que está sucediendo (a cambio de prebendas futuras), o si están amenazados, lo que les impide pronunciarse y actuar.  Hay muchos en silencio que prefieren “no meterse” en esta lucha sin cuartel por preservar nuestra vida en libertad.

El miedo más grande de miles de personas es dónde o cuándo conseguirá trabajo, o cómo hará para pagar educación, vivienda, comida, etc., de toda la familia. El miedo de las empresas, principalmente PYMES, es no poder sobrevivir a esta época de “vacas flacas” y tener que cerrar, como ya lo han hecho miles a nivel nacional.

¿Mi miedo? Que no haya suficiente presión de todos los guatemaltecos para poner en su lugar el TSE y que defina en pocos días si hubo o no fraude, si hay diputados electos que no les corresponde la curul, y de forma similar con los alcaldes electos.  Tengo temor en que muchos crean que una bolsa de comida vale más que su libertad y la de todos. Que la democracia, incipiente y defectuosa pero libre, quede como un recuerdo cuando vivamos en una tiranía, peor de la que tienen ahora muchísimos jueces, y no podamos comprar un pedazo de queso pues las empresas han sido expropiadas y el gobierno es incapaz de producir bienes y servicios.  

Tengo temor que el próximo gobierno no resuelva de raíz muchos de los problemas más apremiantes, y que las soluciones sean más de lo mismo: programas asistencialistas que no son sostenibles porque nunca habrá suficiente dinero para que lo sean.  Esto abrirá la puerta a que, dentro de cuatro años, estemos escogiendo entre izquierda y ultra izquierda, entre ser libres y pobres, y ser libres, pobres, despojados de lo mucho o poco que teníamos, sin trabajo, viviendo bajo el yugo de un todopoderoso que dispondrá de nuestra vida y de nuestro futuro.

Nuestro glorioso quetzal no puede vivir en cautiverio.  Todos los guatemaltecos de bien tampoco podemos. Nos toca luchar para evitarlo.


La suma de todos los miedos

Carolina Castellanos
28 de junio, 2019

Tomo prestado el nombre de la película de 2,002 dirigida por Phil Alden Robinson, basada en el libro del mismo nombre escrito por Tom Clancy, para describir la situación actual en Guatemala. 

¡Fraude! Considero que es el temor más grande actualmente. Es el tema del momento gracias a la pésima actuación del Tribunal Supremo Electoral.  La incapacidad que han demostrado es monumental. Desde contratar a un jefe de informática que, obviamente, es igual de incapaz de ellos. ¿Cómo puede haber pruebas cuando ellos mismos no han sabido manejar la crisis ni poner orden? Sus comunicaciones al público son contradictorias, confusas e incoherentes.  Esto ha generado que se incrementen las sospechas de fraude. Ciertamente, no puedo asegurar que lo hubo pues no cuento con todas las pruebas. Al día de hoy, se han revisado menos de 50 actas, de más de 105,000 pero, al paso que van, será imposible comprobar fehacientemente si hubo, o no, fraude.

Amenazas a la libertad de expresión.  Por tercera vez, el TSE se atreve a hacerlo. Inició con la locura de intentar controlar los debates. Emitieron un acuerdo con instrucciones detalladas de cómo hacerlos. Fue tal la presión, que tuvieron que dar marcha atrás.  Después, emiten otro acuerdo instruyendo a los fiscales de mesas electorales que debían entregar sus teléfonos celulares y todo equipo electrónico al Presidente de mesa, antes de iniciar el conteo de votos. Nuevamente, la presión pública los hizo retractarse de tal medida.  Con total descaro, ahora llegan al extremo de amenazar a todo aquel que tenga la osadía de decir que hubo fraude sin tener las pruebas. La libertad de expresión es la más básica de todas. Sin ella, no tenemos nada.  

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Sandra Torres en el poder.  Mientras el TSE sigue revolviendo todo, la amenaza latente es la victoria de esta señora. Conocimos su forma de actuar y pensar cuando fue el poder detrás del trono de su entonces esposo, Álvaro Colom.  Sabemos que fue vicepresidenta de la Internacional Socialista. Ha regalado bolsas de comida durante estos últimos cuatro años, y los cuatro anteriores, para ganar la voluntad popular. La gran duda es de dónde ha salido tantísimo dinero. Sabemos cómo piensan los socialistas, cómo actúan, cómo destruyen países que fueron prósperos.  Y sabemos también que, una vez con el poder en las manos, no lo dejan ir y logran corromper el sistema para perpetuarse por tiempo indefinido.

Thelma Cabrera, la gran sorpresa de la noche electoral, sigue generando mucho temor.  El discurso de odio, de resentimiento, de lucha de clases es, por demás, destructivo de todo lo que alguna vez conocimos como convivencia. El descaro es increíble. No es posible creerle a alguien que dedica su vida a robar, escudándose en el “derecho humano” a la energía y, por ende, debe ser gratuita.  Por supuesto, sus intereses no son nada loables; como su colega socialista, corrompería todo para volverse otra millonaria más, con poderes absolutos y a perpetuidad en la presidencia.

El silencio de muchos genera temor, pues no se sabe si lo hacen para avalar todo lo que está sucediendo (a cambio de prebendas futuras), o si están amenazados, lo que les impide pronunciarse y actuar.  Hay muchos en silencio que prefieren “no meterse” en esta lucha sin cuartel por preservar nuestra vida en libertad.

El miedo más grande de miles de personas es dónde o cuándo conseguirá trabajo, o cómo hará para pagar educación, vivienda, comida, etc., de toda la familia. El miedo de las empresas, principalmente PYMES, es no poder sobrevivir a esta época de “vacas flacas” y tener que cerrar, como ya lo han hecho miles a nivel nacional.

¿Mi miedo? Que no haya suficiente presión de todos los guatemaltecos para poner en su lugar el TSE y que defina en pocos días si hubo o no fraude, si hay diputados electos que no les corresponde la curul, y de forma similar con los alcaldes electos.  Tengo temor en que muchos crean que una bolsa de comida vale más que su libertad y la de todos. Que la democracia, incipiente y defectuosa pero libre, quede como un recuerdo cuando vivamos en una tiranía, peor de la que tienen ahora muchísimos jueces, y no podamos comprar un pedazo de queso pues las empresas han sido expropiadas y el gobierno es incapaz de producir bienes y servicios.  

Tengo temor que el próximo gobierno no resuelva de raíz muchos de los problemas más apremiantes, y que las soluciones sean más de lo mismo: programas asistencialistas que no son sostenibles porque nunca habrá suficiente dinero para que lo sean.  Esto abrirá la puerta a que, dentro de cuatro años, estemos escogiendo entre izquierda y ultra izquierda, entre ser libres y pobres, y ser libres, pobres, despojados de lo mucho o poco que teníamos, sin trabajo, viviendo bajo el yugo de un todopoderoso que dispondrá de nuestra vida y de nuestro futuro.

Nuestro glorioso quetzal no puede vivir en cautiverio.  Todos los guatemaltecos de bien tampoco podemos. Nos toca luchar para evitarlo.