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Es indispensable rescatar la institucionalidad del TSE

César Sigüenza
05 de julio, 2019

Este proceso electoral nos ha dejado un mal sabor de boca, sobretodo porquela institución encargada de organizar las elecciones parece que no cuenta conla capacidad necesaria para sacar esta importante tarea adelante. El TribunalSupremo Electoral y la tardanza en la inscripción de candidatos; en laconfirmación de los resultados electorales; las fallas en su sistemainformático y la lenta reacción que se tuvo a los conflictos que surgieron eldía de las elecciones, generaron un ambiente de falta de certeza alrededor delproceso electoral, cosa que, a su vez llevó a algunas voces a cuestionar lalegitimidad del proceso.

Lo anterior demuestra que dentro de las reformas institucionales que sonurgentes se deben incluir algunas para fortalecer específicamente al TribunalSupremo Electoral de Guatemala. Este es una institución clave que garantiza elpleno ejercicio de la democracia y, por lo tanto, debe ser una institución fuerte,independiente y confiable, con la capacidad institucional y humana paraafrontar cualquier adversidad que surja en procesos electorales futuros. Nopodríamos continuar teniendo democracia sin una institución encargada deresguardarla correctamente. Para lograr esto, es necesario generar reformas aesta institución en 3 pilares fundamentales.

Primero debemos evaluar la forma de integración del pleno de magistradosdel TSE, lo que incluye hacer un análisis de la forma mediante la cual sonelectos y si esta efectivamente garantiza que quiénes lleguen al puesto tenganla capacidad y aptitudes necesarias para desempeñarlo y no estén sujetos acompromisos políticos. Además, sería necesario ampliar su período de funciones,pues los periodos más largos en el cargo promueven mayor grado deindependencia, y permiten adquirir experiencia para el desempeño de susfunciones. Aunado a lo anterior, también ayudaría que los nombramientos de losmagistrados se hicieran escalonados, pues de esta forma el tribunal se iríarenovando progresivamente, lo cual aporta a mantener la unidad de criterios deun tribunal y evita que existan cambios abruptos en la interpretación de la leyque hace y en su jurisprudencia.

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En segundo lugar, es necesario generar separación de funciones dentro delórgano encargado de las elecciones. Esta separación debe enfocarse sobre todoen disgregar las funciones jurisdiccionales de las administrativas. De esta formalos magistrados pueden enfocarse en impartir justicia en materia electoral yresolver impugnaciones sin mayores atrasos, pues las funciones administrativasde organización de las elecciones las llevarán acabo otras instancias técnicasinternas.

Por último, habría que generar una reestructuración de todo el organismo,creando una dirección general que vea los aspectos administrativos, unainstancia que organice eventos electorales y otra unidad con independenciatécnica que se encargue de la fiscalización de organizaciones políticas. Lacorrecta y clara división de funciones es indispensable para que cualquierinstitución funcione con eficiencia.

Debemos ver este proceso electoral como una oportunidad para aprender delos errores cometidos. Que nos ayude a observar las debilidades institucionalesque existen en nuestro sistema electoral y que lo mismo nos inspire a promoververdaderos cambios y reformas que ayuden a su fortalecimiento.  Ninguna reforma material o procedimental sesostendrá si no existe una estructura institucional que la sostenga y la hagavaler.

Es indispensable rescatar la institucionalidad del TSE

César Sigüenza
05 de julio, 2019

Este proceso electoral nos ha dejado un mal sabor de boca, sobretodo porquela institución encargada de organizar las elecciones parece que no cuenta conla capacidad necesaria para sacar esta importante tarea adelante. El TribunalSupremo Electoral y la tardanza en la inscripción de candidatos; en laconfirmación de los resultados electorales; las fallas en su sistemainformático y la lenta reacción que se tuvo a los conflictos que surgieron eldía de las elecciones, generaron un ambiente de falta de certeza alrededor delproceso electoral, cosa que, a su vez llevó a algunas voces a cuestionar lalegitimidad del proceso.

Lo anterior demuestra que dentro de las reformas institucionales que sonurgentes se deben incluir algunas para fortalecer específicamente al TribunalSupremo Electoral de Guatemala. Este es una institución clave que garantiza elpleno ejercicio de la democracia y, por lo tanto, debe ser una institución fuerte,independiente y confiable, con la capacidad institucional y humana paraafrontar cualquier adversidad que surja en procesos electorales futuros. Nopodríamos continuar teniendo democracia sin una institución encargada deresguardarla correctamente. Para lograr esto, es necesario generar reformas aesta institución en 3 pilares fundamentales.

Primero debemos evaluar la forma de integración del pleno de magistradosdel TSE, lo que incluye hacer un análisis de la forma mediante la cual sonelectos y si esta efectivamente garantiza que quiénes lleguen al puesto tenganla capacidad y aptitudes necesarias para desempeñarlo y no estén sujetos acompromisos políticos. Además, sería necesario ampliar su período de funciones,pues los periodos más largos en el cargo promueven mayor grado deindependencia, y permiten adquirir experiencia para el desempeño de susfunciones. Aunado a lo anterior, también ayudaría que los nombramientos de losmagistrados se hicieran escalonados, pues de esta forma el tribunal se iríarenovando progresivamente, lo cual aporta a mantener la unidad de criterios deun tribunal y evita que existan cambios abruptos en la interpretación de la leyque hace y en su jurisprudencia.

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En segundo lugar, es necesario generar separación de funciones dentro delórgano encargado de las elecciones. Esta separación debe enfocarse sobre todoen disgregar las funciones jurisdiccionales de las administrativas. De esta formalos magistrados pueden enfocarse en impartir justicia en materia electoral yresolver impugnaciones sin mayores atrasos, pues las funciones administrativasde organización de las elecciones las llevarán acabo otras instancias técnicasinternas.

Por último, habría que generar una reestructuración de todo el organismo,creando una dirección general que vea los aspectos administrativos, unainstancia que organice eventos electorales y otra unidad con independenciatécnica que se encargue de la fiscalización de organizaciones políticas. Lacorrecta y clara división de funciones es indispensable para que cualquierinstitución funcione con eficiencia.

Debemos ver este proceso electoral como una oportunidad para aprender delos errores cometidos. Que nos ayude a observar las debilidades institucionalesque existen en nuestro sistema electoral y que lo mismo nos inspire a promoververdaderos cambios y reformas que ayuden a su fortalecimiento.  Ninguna reforma material o procedimental sesostendrá si no existe una estructura institucional que la sostenga y la hagavaler.