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Capitalismo, el ideal desconocido

Warren Orbaugh
20 de enero, 2020

A menudo oigo a personas bien intencionadas afirmar contradiciéndose que el sistema Capitalista es el origen de nuestra pobreza. Dicen, por ejemplo, que el sistema Capitalista ha expulsado a los centroamericanos que emigran a otras tierras. ¿Pero, hacia donde emigran? No se van hacia Venezuela o Cuba. Eligen ir a Estados Unidos de Norteamérica –un país bastante más capitalista que los nuestros. ¡Y no parecen darse cuenta que se contradicen cuando hacen tal afirmación!

Dicen también que lo que se necesita es un sistema no-capitalista que vaya mejorando las oportunidades, donde los jóvenes tengan trabajo, estudio, una vida más digna, aunque desde luego, dicen, no van a tener el nivel norteamericano (el del país más capitalista), pero si se puede empezar a tener una vida mejor. ¡Y no parecen darse cuenta que se contradicen cuando hacen tal afirmación!

Y aseveran que el sistema Capitalista no tiene ética, va por el dinero, no le importa la gente, se colude con los que tienen más dinero y a los pobres les da las sobras, no hay igualdad ni justa distribución de la riqueza y permite la acumulación de riqueza en pocas manos. La “justa distribución de la riqueza” consiste en robarle a unos para darle a otros ¡eso sí que es ético! Y ¿no es eso ir por el dinero? ¿Y quién califica como gente? Pues parece que las víctimas de la expoliación no califican, sólo los que se benefician de la misma. Y los que despojan a sus dueños de su propiedad y la reparten, ¿no son acaso lo que gozan del poder del uso de la fuerza y los que se quedan con la mayor parte del botín? ¿No es eso colusión con los que tienen más dinero, como hemos visto sucede en Venezuela y Cuba? ¡Y no parecen darse cuenta que se contradicen cuando hacen tal afirmación!

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Nunca ha sido más cierta la frase con que Ayn Rand intitula su libro sobre política: Capitalismo, el ideal desconocido. Quienes caen en las contradicciones citadas desconocen el significado del concepto ‘Capitalismo’ y por tanto no pueden comprender que es ese el sistema que si lo aplicaran podría resolver los inconvenientes aludidos. Su principal problema es pues, de naturaleza epistémica. El conocimiento por ser un producto mental, no se puede producir a partir de errores, aproximaciones vagas o fantasías. Para producir conocimiento se necesitan datos correctos y el método correcto de producción que consiste en el razonamiento lógico, que exige adherirse a los principios de identidad, de no contradicción, del tercio excluso, de razón suficiente, de objetividad y de razonabilidad. Un procedimiento mental es lógico si y sólo si, si se adhiere a la identidad del material proveído por la realidad, por medio de la observación perceptual, y si se da de acuerdo a los requerimientos de la cognición de ser contextual y jerárquico. 

El contexto, es el texto, o estructura, o conjunto, o entorno de textos del que depende el significado del enunciado que rodean. El significado es, por tanto, contextual. Sin contexto, uno no sabe cómo interpretar una palabra aislada, como la palabra “uno” en esta oración. Como todo hecho se relaciona con todo otro hecho, aunque sea remotamente, uno debe integrar su conocimiento en un todo no contradictorio. Ayn Rand expresó esa idea de la siguiente manera:

“Ningún concepto que forma el hombre es válido a menos que lo integre sin contradicción con la suma total de su conocimiento.” [Ayn Rand. La Rebelión de Atlas, 1016]

Para integrar algo en el conjunto total del conocimiento de uno, hay dos etapas. Primero, uno verifica la coherencia y consistencia del nuevo elemento con su “pariente más cercano” formando así su contexto inmediato. Uno debe preguntarse: ¿Cómo se relaciona esto con las cosas de la categoría subsiguiente más amplia, con su genus? Lo que uno busca son conexiones y verifica posibles contradicciones. Segundo, uno reconocer su particular identidad contrastándolo con sus parientes cercanos. Uno debe preguntarse: ¿Cómo se diferencia esto de las cosas en su categoría o genus, cuál es su differentia

La jerarquía del conocimiento es un orden de dependencia epistémica, es una estructura lógica, de razón, y no una estructura que existe en el mundo real independiente de la acción humana. La jerarquía cognitiva es el orden necesario para adquirir y formar conocimiento. Es la dependencia necesaria cuando para aprender B es prerrequisito saber A. La dependencia es una dependencia causal, pero no física, sino que epistemológica: de las operaciones cognitivas. La jerarquía es de como cierto conocimiento hace posible otro conocimiento. Por ejemplo, para formar el concepto de “abuela”, primero hay que formar el concepto de “madre”, y sólo después comprehende uno el de “abuela” como “madre de la madre”. La jerarquía, que es epistemológica es al revés de la secuencia existencial donde la mujer, que es abuela existe primero que la mujer que es hija, y luego madre. 

La mayoría de personas forman, en los niveles superiores o abstracciones de abstracciones, sólo conceptos aproximados sin tomar en cuenta la jerarquía necesaria, es decir, adoptan palabras que imitan el uso que otros les dan. Tales aproximaciones o conceptos semi-formados no se pueden aplicar con precisión a sus unidades. Rand los llama “abstracciones flotantes”, pues carecen de la jerarquía que las conecta a sus raíces perceptuales:

 “Partiendo del hábito mental de aprender palabras sin comprender su significado, las personas encuentran que les es imposible comprender abstracciones más elevadas. Su desarrollo conceptual consiste en condensar niebla sobre niebla, y estas en una niebla todavía más densa, hasta que la jerarquía estructural de los conceptos se quiebran en sus mentes y pierde toda relación con la realidad.”                                                                   [Ayn Rand. Introducción a la Epistemología Objetivista, 75]

Las “abstracciones flotantes” estropean la cognición y por tanto la acción eficaz. Al no tener claro un concepto no se puede buscar lo que más conviene. Veamos como ejemplo el caso de una persona que se inicia en el arte de la pintura y quiere comprar sus oleos, que deben ser blanco de titanio, carmín, amarillo cadmio limón, verde esmeralda, azul cobalto y azul de Prusia (los necesarios para pintar el color carne en un retrato).  Pero como aún no conoce dichos conceptos primarios, pues sólo sabe a qué género pertenecen, pero no las diferencias específicas, no puede distinguir entre rojos ni amarillos ni verdes ni azules y al comprar sus colores pide: blanco (sin saber si es titanio o plata o cinc), rojo (sin saber si es carmín o bermellón o laca de granza o rojo azo o siena tostada, etc.), amarillo (sin saber si es amarillo cadmio o indio o Nápoles), verde (sin saber si es verde esmeralda o veronés o vejiga o pino o de cromo o tierra u oliva, etc.), azul (sin saber si es ultramar o cobalto, o cerúleo o de Prusia o turquesa, etc.). Compra aquellos que no son los que requiere, y cuando hace sus mezclas, el resultado es un desastre. 

Lo mismo sucede con el concepto “Capitalismo”. Si para una persona, este es una abstracción flotante, no podrá diferenciarlo de mercantilismo, socialismo, fascismo o comunismo, como vemos que suele suceder. El Capitalismo pertenece al mismo género que el mercantilismo, socialismo fascismo y comunismo: todos son sistemas socio-políticos que pretenden indicar cuál es la conducta correcta en las interrelaciones humanas. En las definiciones usuales la conducta correcta se refiere en el sistema económico de cada una de ellas. Las diferencias consisten en que el sistema Capitalista está basado en la propiedad privada de los medios de producción; el mercantilismo está basado en el proteccionismo de alguna producción local por parte del Estado, de la competencia extranjera mediante creación de barreras arancelarias, subsidios a empresas y monopolios privilegiados e incremento de la oferta monetaria; el socialismo está basado en el control por parte de la sociedad organizada, de los medios de producción y de las diferentes fuerzas de trabajo aplicadas hacia los mismos; el fascismo está basado en la propiedad mixta de los medios de producción y el proteccionismo por parte del Estado de estas de la competencia extranjera mediante políticas intervencionistas; y el comunismo está basado en la propiedad en común de los medios de producción, la ausencia de propiedad privada así como por la inexistencia de clases sociales y de un Estado.

Continuará.



Capitalismo, el ideal desconocido

Warren Orbaugh
20 de enero, 2020

A menudo oigo a personas bien intencionadas afirmar contradiciéndose que el sistema Capitalista es el origen de nuestra pobreza. Dicen, por ejemplo, que el sistema Capitalista ha expulsado a los centroamericanos que emigran a otras tierras. ¿Pero, hacia donde emigran? No se van hacia Venezuela o Cuba. Eligen ir a Estados Unidos de Norteamérica –un país bastante más capitalista que los nuestros. ¡Y no parecen darse cuenta que se contradicen cuando hacen tal afirmación!

Dicen también que lo que se necesita es un sistema no-capitalista que vaya mejorando las oportunidades, donde los jóvenes tengan trabajo, estudio, una vida más digna, aunque desde luego, dicen, no van a tener el nivel norteamericano (el del país más capitalista), pero si se puede empezar a tener una vida mejor. ¡Y no parecen darse cuenta que se contradicen cuando hacen tal afirmación!

Y aseveran que el sistema Capitalista no tiene ética, va por el dinero, no le importa la gente, se colude con los que tienen más dinero y a los pobres les da las sobras, no hay igualdad ni justa distribución de la riqueza y permite la acumulación de riqueza en pocas manos. La “justa distribución de la riqueza” consiste en robarle a unos para darle a otros ¡eso sí que es ético! Y ¿no es eso ir por el dinero? ¿Y quién califica como gente? Pues parece que las víctimas de la expoliación no califican, sólo los que se benefician de la misma. Y los que despojan a sus dueños de su propiedad y la reparten, ¿no son acaso lo que gozan del poder del uso de la fuerza y los que se quedan con la mayor parte del botín? ¿No es eso colusión con los que tienen más dinero, como hemos visto sucede en Venezuela y Cuba? ¡Y no parecen darse cuenta que se contradicen cuando hacen tal afirmación!

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Nunca ha sido más cierta la frase con que Ayn Rand intitula su libro sobre política: Capitalismo, el ideal desconocido. Quienes caen en las contradicciones citadas desconocen el significado del concepto ‘Capitalismo’ y por tanto no pueden comprender que es ese el sistema que si lo aplicaran podría resolver los inconvenientes aludidos. Su principal problema es pues, de naturaleza epistémica. El conocimiento por ser un producto mental, no se puede producir a partir de errores, aproximaciones vagas o fantasías. Para producir conocimiento se necesitan datos correctos y el método correcto de producción que consiste en el razonamiento lógico, que exige adherirse a los principios de identidad, de no contradicción, del tercio excluso, de razón suficiente, de objetividad y de razonabilidad. Un procedimiento mental es lógico si y sólo si, si se adhiere a la identidad del material proveído por la realidad, por medio de la observación perceptual, y si se da de acuerdo a los requerimientos de la cognición de ser contextual y jerárquico. 

El contexto, es el texto, o estructura, o conjunto, o entorno de textos del que depende el significado del enunciado que rodean. El significado es, por tanto, contextual. Sin contexto, uno no sabe cómo interpretar una palabra aislada, como la palabra “uno” en esta oración. Como todo hecho se relaciona con todo otro hecho, aunque sea remotamente, uno debe integrar su conocimiento en un todo no contradictorio. Ayn Rand expresó esa idea de la siguiente manera:

“Ningún concepto que forma el hombre es válido a menos que lo integre sin contradicción con la suma total de su conocimiento.” [Ayn Rand. La Rebelión de Atlas, 1016]

Para integrar algo en el conjunto total del conocimiento de uno, hay dos etapas. Primero, uno verifica la coherencia y consistencia del nuevo elemento con su “pariente más cercano” formando así su contexto inmediato. Uno debe preguntarse: ¿Cómo se relaciona esto con las cosas de la categoría subsiguiente más amplia, con su genus? Lo que uno busca son conexiones y verifica posibles contradicciones. Segundo, uno reconocer su particular identidad contrastándolo con sus parientes cercanos. Uno debe preguntarse: ¿Cómo se diferencia esto de las cosas en su categoría o genus, cuál es su differentia

La jerarquía del conocimiento es un orden de dependencia epistémica, es una estructura lógica, de razón, y no una estructura que existe en el mundo real independiente de la acción humana. La jerarquía cognitiva es el orden necesario para adquirir y formar conocimiento. Es la dependencia necesaria cuando para aprender B es prerrequisito saber A. La dependencia es una dependencia causal, pero no física, sino que epistemológica: de las operaciones cognitivas. La jerarquía es de como cierto conocimiento hace posible otro conocimiento. Por ejemplo, para formar el concepto de “abuela”, primero hay que formar el concepto de “madre”, y sólo después comprehende uno el de “abuela” como “madre de la madre”. La jerarquía, que es epistemológica es al revés de la secuencia existencial donde la mujer, que es abuela existe primero que la mujer que es hija, y luego madre. 

La mayoría de personas forman, en los niveles superiores o abstracciones de abstracciones, sólo conceptos aproximados sin tomar en cuenta la jerarquía necesaria, es decir, adoptan palabras que imitan el uso que otros les dan. Tales aproximaciones o conceptos semi-formados no se pueden aplicar con precisión a sus unidades. Rand los llama “abstracciones flotantes”, pues carecen de la jerarquía que las conecta a sus raíces perceptuales:

 “Partiendo del hábito mental de aprender palabras sin comprender su significado, las personas encuentran que les es imposible comprender abstracciones más elevadas. Su desarrollo conceptual consiste en condensar niebla sobre niebla, y estas en una niebla todavía más densa, hasta que la jerarquía estructural de los conceptos se quiebran en sus mentes y pierde toda relación con la realidad.”                                                                   [Ayn Rand. Introducción a la Epistemología Objetivista, 75]

Las “abstracciones flotantes” estropean la cognición y por tanto la acción eficaz. Al no tener claro un concepto no se puede buscar lo que más conviene. Veamos como ejemplo el caso de una persona que se inicia en el arte de la pintura y quiere comprar sus oleos, que deben ser blanco de titanio, carmín, amarillo cadmio limón, verde esmeralda, azul cobalto y azul de Prusia (los necesarios para pintar el color carne en un retrato).  Pero como aún no conoce dichos conceptos primarios, pues sólo sabe a qué género pertenecen, pero no las diferencias específicas, no puede distinguir entre rojos ni amarillos ni verdes ni azules y al comprar sus colores pide: blanco (sin saber si es titanio o plata o cinc), rojo (sin saber si es carmín o bermellón o laca de granza o rojo azo o siena tostada, etc.), amarillo (sin saber si es amarillo cadmio o indio o Nápoles), verde (sin saber si es verde esmeralda o veronés o vejiga o pino o de cromo o tierra u oliva, etc.), azul (sin saber si es ultramar o cobalto, o cerúleo o de Prusia o turquesa, etc.). Compra aquellos que no son los que requiere, y cuando hace sus mezclas, el resultado es un desastre. 

Lo mismo sucede con el concepto “Capitalismo”. Si para una persona, este es una abstracción flotante, no podrá diferenciarlo de mercantilismo, socialismo, fascismo o comunismo, como vemos que suele suceder. El Capitalismo pertenece al mismo género que el mercantilismo, socialismo fascismo y comunismo: todos son sistemas socio-políticos que pretenden indicar cuál es la conducta correcta en las interrelaciones humanas. En las definiciones usuales la conducta correcta se refiere en el sistema económico de cada una de ellas. Las diferencias consisten en que el sistema Capitalista está basado en la propiedad privada de los medios de producción; el mercantilismo está basado en el proteccionismo de alguna producción local por parte del Estado, de la competencia extranjera mediante creación de barreras arancelarias, subsidios a empresas y monopolios privilegiados e incremento de la oferta monetaria; el socialismo está basado en el control por parte de la sociedad organizada, de los medios de producción y de las diferentes fuerzas de trabajo aplicadas hacia los mismos; el fascismo está basado en la propiedad mixta de los medios de producción y el proteccionismo por parte del Estado de estas de la competencia extranjera mediante políticas intervencionistas; y el comunismo está basado en la propiedad en común de los medios de producción, la ausencia de propiedad privada así como por la inexistencia de clases sociales y de un Estado.

Continuará.