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La Declaración de Great Barrington

Carlos Díaz-Durán
15 de octubre, 2020

El 4 de octubre pasado un grupo de epidemiólogos de enfermedades infecciosas y científicos de salud pública liderados por el Dr. Martin Kulldorff, epidemiólogo experto en brotes de enfermedades infecciosas y profesor de medicina de la Universidad de Harvard; la Dra. Suneptra Gupta, epidemióloga experta en inmunología, desarrollo de vacunas y modelación matemática de enfermedades infecciosas y profesora de la Universidad de Oxford; y, el Dr. Jay Battacharya, epidemiólogo, economista de la salud, experto en políticas de salud pública con enfoque en enfermedades infecciosas para poblaciones vulnerables y profesor de la Universidad de Stanford, firmaron en la ciudad de Great Barrington, Massachussets, EEUU, una declaración en la que como expertos expresan su preocupación por los impactos a la salud física y mental que han provocado las políticas de confinamiento y otras medidas drásticas que han implementado los gobiernos con relación al COVID-19. 

El grupo de expertos, quienes se reconocen como “provenientes tanto de izquierda como de derecha, y de distintas partes del mundo”, aborda los efectos en la salud pública que tienen en el mediano y corto plazo las medidas de confinamiento, entre los que menciona el empeoramiento en resultados de enfermedades cardiovasculares, menores detecciones de cáncer y deterioro de la salud mental, los cuales califica de devastadores. La declaración hace énfasis en que los efectos negativos de las medidas de confinamiento afectan especialmente a los jóvenes y a los menos privilegiados. 

En contraposición a las políticas de confinamiento, los firmantes de la declaración proponen un enfoque focalizado de resguardo a los más vulnerables, especialmente ancianos. Asimismo, mencionan que la manera “más humana de abordarlo” es permitir que los que están con mínimo riesgo vivan sus vidas con normalidad para alcanzar la inmunidad a través de la infección natural. La declaración incluso va más allá y exhorta a que, adoptando medidas sencillas de higiene como lavarse las manos y quedarse en casa cuando se esté enfermo, se reanuden actividades como clases presenciales en universidades y escuelas, actividades deportivas, actividades culturales, musicales,  entre otros. 

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Los efectos negativos de las medidas de confinamiento han sido especialmente ciertos en países como Guatemala. El golpe a la salud por otras afecciones que no han podido ser tratadas con normalidad, el deterioro de la salud mental y las consecuencias económicas provocadas por el cierre de muchas actividades productivas son sensibles y han afectado a gran parte del país. Tras 15 días de haber finalizado el estado de calamidad, la reactivación económica continúa y las actividades poco a poco parecen regresar a la normalidad.

Por el momento, afortunadamente no parece estar entre los planes del gobierno declarar nuevamente estado de calamidad ni cerrar la actividad económica. El país debe mantenerse abierto para que continuemos con la reactivación económica y así evitar que se causen aún más daños y se puedan empezar a reparar algunos de los que ya se han causado. 

La Declaración de Great Barrington

Carlos Díaz-Durán
15 de octubre, 2020

El 4 de octubre pasado un grupo de epidemiólogos de enfermedades infecciosas y científicos de salud pública liderados por el Dr. Martin Kulldorff, epidemiólogo experto en brotes de enfermedades infecciosas y profesor de medicina de la Universidad de Harvard; la Dra. Suneptra Gupta, epidemióloga experta en inmunología, desarrollo de vacunas y modelación matemática de enfermedades infecciosas y profesora de la Universidad de Oxford; y, el Dr. Jay Battacharya, epidemiólogo, economista de la salud, experto en políticas de salud pública con enfoque en enfermedades infecciosas para poblaciones vulnerables y profesor de la Universidad de Stanford, firmaron en la ciudad de Great Barrington, Massachussets, EEUU, una declaración en la que como expertos expresan su preocupación por los impactos a la salud física y mental que han provocado las políticas de confinamiento y otras medidas drásticas que han implementado los gobiernos con relación al COVID-19. 

El grupo de expertos, quienes se reconocen como “provenientes tanto de izquierda como de derecha, y de distintas partes del mundo”, aborda los efectos en la salud pública que tienen en el mediano y corto plazo las medidas de confinamiento, entre los que menciona el empeoramiento en resultados de enfermedades cardiovasculares, menores detecciones de cáncer y deterioro de la salud mental, los cuales califica de devastadores. La declaración hace énfasis en que los efectos negativos de las medidas de confinamiento afectan especialmente a los jóvenes y a los menos privilegiados. 

En contraposición a las políticas de confinamiento, los firmantes de la declaración proponen un enfoque focalizado de resguardo a los más vulnerables, especialmente ancianos. Asimismo, mencionan que la manera “más humana de abordarlo” es permitir que los que están con mínimo riesgo vivan sus vidas con normalidad para alcanzar la inmunidad a través de la infección natural. La declaración incluso va más allá y exhorta a que, adoptando medidas sencillas de higiene como lavarse las manos y quedarse en casa cuando se esté enfermo, se reanuden actividades como clases presenciales en universidades y escuelas, actividades deportivas, actividades culturales, musicales,  entre otros. 

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Los efectos negativos de las medidas de confinamiento han sido especialmente ciertos en países como Guatemala. El golpe a la salud por otras afecciones que no han podido ser tratadas con normalidad, el deterioro de la salud mental y las consecuencias económicas provocadas por el cierre de muchas actividades productivas son sensibles y han afectado a gran parte del país. Tras 15 días de haber finalizado el estado de calamidad, la reactivación económica continúa y las actividades poco a poco parecen regresar a la normalidad.

Por el momento, afortunadamente no parece estar entre los planes del gobierno declarar nuevamente estado de calamidad ni cerrar la actividad económica. El país debe mantenerse abierto para que continuemos con la reactivación económica y así evitar que se causen aún más daños y se puedan empezar a reparar algunos de los que ya se han causado.