Sin dudarlo la COVID 19 y el confinamiento han provocado una serie de cambios de conductas y también exponen a la niñez a peligros muchas veces invisibles y presentes en el manejo de la tecnología, situación que incluso puede recaer en la trata de personas y la explotación infantil, aspectos que han motivado el aumento de denuncias en comparación a 2019.
Sobre esto creo que vale la pena añadir que sabemos que mediante herramientas digitales se dan delitos de trata de personas y explotación infantil, que demuestran la vulnerabilidad y mas en el contexto de confinamiento y que se vuelven vulnerables los niños y niñas por pasar tiempo en sus dispositivos electrónicos donde pueden ser victimas de cualquier tipo de acoso y explotación vía electrónica.
Es necesario que al supervisar a nuestros niños estemos muy atentos al uso que ellos le dan al internet que ahora se hace elemental para realizar sus actividades académicas.
Es por ello que debemos estar atentos a nuestros niños a niñas y a fortalecer las medidas de cuidado que debemos mantener en el hogar.
Este evento mundial como la pandemia ha demostrado que al estar en un ambiente de confinamiento, no todos lo vivimos igual, y que existe la necesidad de establecer los mecanismos de control para que los más vulnerables de nuestro entorno no sean afectados.
Recordemos que la explotación mediante el uso de herramientas digitales es un delito no solo abominable, sino de muchas repercusiones para una sociedad como la nuestra.
El confinamiento debe ponernos a pensar que si bien estamos expuestos a un virus mortal que tienen semi paralizado al mundo, también nos debe llevar a la reflexión sobre cómo debemos lidiar con nuevas formas y más especializadas de explotación que pueden ocurrir con los grupos vulnerables a la trata de personas.
La estructura estatal debe concentrar esfuerzos en la lucha contra estos delitos, ya que las consecuencias a futuro son catastróficas, para quienes lo sufren en su condición como persona y con la lógica clara de que sus derechos humanos fundamentales son denigrados hasta las últimas consecuencias.
El llamado a buscar condiciones idóneas para nuestros niños y niñas es un reto para las autoridades.
Debemos entender que no solo se deben empeñar en realizar una construcción de una plataforma que sostenga todas las condiciones que lleven a mejorar los instrumentos de investigación que lleven a sancionar a quienes hacen este delito.
Nos encontramos en una situación muy difícil para todo el mundo, la de convivir con un virus y una pandemia que nos ha llevado al confinamiento.
Lo anterior por supuesto nos está llevando a nuevos modelos de delinquir, y en este caso en la explotación de los grupos vulnerables y es por eso que debemos estar atentos a lo que ocurra a nuestro alrededor.
Sin dudarlo la COVID 19 y el confinamiento han provocado una serie de cambios de conductas y también exponen a la niñez a peligros muchas veces invisibles y presentes en el manejo de la tecnología, situación que incluso puede recaer en la trata de personas y la explotación infantil, aspectos que han motivado el aumento de denuncias en comparación a 2019.
Sobre esto creo que vale la pena añadir que sabemos que mediante herramientas digitales se dan delitos de trata de personas y explotación infantil, que demuestran la vulnerabilidad y mas en el contexto de confinamiento y que se vuelven vulnerables los niños y niñas por pasar tiempo en sus dispositivos electrónicos donde pueden ser victimas de cualquier tipo de acoso y explotación vía electrónica.
Es necesario que al supervisar a nuestros niños estemos muy atentos al uso que ellos le dan al internet que ahora se hace elemental para realizar sus actividades académicas.
Es por ello que debemos estar atentos a nuestros niños a niñas y a fortalecer las medidas de cuidado que debemos mantener en el hogar.
Este evento mundial como la pandemia ha demostrado que al estar en un ambiente de confinamiento, no todos lo vivimos igual, y que existe la necesidad de establecer los mecanismos de control para que los más vulnerables de nuestro entorno no sean afectados.
Recordemos que la explotación mediante el uso de herramientas digitales es un delito no solo abominable, sino de muchas repercusiones para una sociedad como la nuestra.
El confinamiento debe ponernos a pensar que si bien estamos expuestos a un virus mortal que tienen semi paralizado al mundo, también nos debe llevar a la reflexión sobre cómo debemos lidiar con nuevas formas y más especializadas de explotación que pueden ocurrir con los grupos vulnerables a la trata de personas.
La estructura estatal debe concentrar esfuerzos en la lucha contra estos delitos, ya que las consecuencias a futuro son catastróficas, para quienes lo sufren en su condición como persona y con la lógica clara de que sus derechos humanos fundamentales son denigrados hasta las últimas consecuencias.
El llamado a buscar condiciones idóneas para nuestros niños y niñas es un reto para las autoridades.
Debemos entender que no solo se deben empeñar en realizar una construcción de una plataforma que sostenga todas las condiciones que lleven a mejorar los instrumentos de investigación que lleven a sancionar a quienes hacen este delito.
Nos encontramos en una situación muy difícil para todo el mundo, la de convivir con un virus y una pandemia que nos ha llevado al confinamiento.
Lo anterior por supuesto nos está llevando a nuevos modelos de delinquir, y en este caso en la explotación de los grupos vulnerables y es por eso que debemos estar atentos a lo que ocurra a nuestro alrededor.