La sobresimplificación ideologizada de un fenómeno social tan complejo como la migración en los últimos días, me hizo pensar más detenidamente que nunca sobre el tema. Y creo que, en donde algunos invierten sus emociones en busca de soluciones a los problemas económicos del país, en este espacio preferimos proponer, estratégicamente, el establecimiento de dos modelos concretos de emprendimiento en el país: el Modelo de Emprendimiento Preventivo y el Modelo de Emprendimiento Inclusivo.
Los introduzco.
Modelo de Emprendimiento Preventivo: con perspectiva joven
Voy a empezar ofreciendo dos puntos de referencia respecto a la importancia de las remesas familiares para nuestra economía. Hace un lustro, en 2016, la Organización Internacional para las Migraciones realizó en el país la Encuesta sobre Migración y Remesas y encontró que el volumen de remesas que entraron al país ese año fue estimado en unos 7,250 millones de dólares, más o menos el 11% del PIB, desde entonces ya una exageración. En 2020, año sui generis –el cuál combinó una caída general en el PIB con un aumento de las remesas– éstas habrían aumentado a hasta casi el 15% del PIB – unos 10,500 millones de dólares, casi lo mismo que el total de exportaciones (¡!).
Y si decimos que las remesas familiares se constituyen como uno de los principales motores de nuestra economía, esto es una señal que se trata de una economía local insuficiente y en gran parte artificial, por lo que en lugar de celebrarlo – promoviendo de paso el tercermundismo, la dependencia, la criminalidad y la migración ilegal (como hacen algunos ideólogos, inexplicablemente)– debemos configurar un ecosistema de oportunidades propio, a través de modelos preventivos de emprendimiento, enfocados en las juventudes nacionales.
La idea es ofrecer una serie de salidas técnicas, económicas y culturales atractivas a una sección marginada de la población joven nacional para que contribuyan a la economía real y legítima del Estado de Guatemala y desestimen opciones menos lícitas y más destructivas para el tejido social y el Estado de derecho. Es decir, concretamente, que, para evitar la fuga de talentos, la migración ilegal y el engrosamiento de estructuras criminales –pandillas, redes de extorsión, narcomenudeo—es preciso ofrecer, con una perspectiva deliberada de prevención, amplios y fáciles accesos a sistemas de emprendimiento en áreas urbanas marginales (particularmente) y áreas rurales poco desarrolladas.
Modelo de Emprendimiento Inclusivo: perspectiva de grupos desfavorecidos
Íntimamente relacionado con lo anterior, pero con un enfoque más orientado a la mujer que sale del maltrato, las poblaciones indígenas y las personas con capacidades especiales, este modelo –más curativo que preventivo– busca facilitar emprendimientos a estos grupos que han sufrido especiales dificultades a lo largo de su vida y que han sobrevivido en gran medida excluidos de los mercados laborales y financieros, además de mantenerse en la periferia de la toma de decisiones políticas en sus comunidades.
De hecho, ya se ha echado a andar un proyecto de cafeterías para mujeres emprendedoras en situación de violencia. Sabrán más de esto muy pronto.
Metodología transversal: colaboración público-privada
Se propone, además, la habilitación de espacios de capacitación y actividad emprendedora –tanto inclusiva como preventiva— a través de seis rutas complementarias, como parte esencial de este método-base, permanente y replicable:
- La recanalización de bienes ociosos del Estado. Es sabido que algunas de las donaciones de equipos, tecnologías y bienes muebles provenientes de la cooperación internacional, muchas veces encuentran destino que, por la razón que sea, se interrumpe de manera abrupta y son enviados a bodegas, en donde su capacidad creadora y productiva se despilfarra. A través de un esfuerzo interinstitucional bien coordinado por delegados locales para el emprendimiento (¿y dirigidos por un comisionado nacional?) se crearía una base de datos y una reserva de bienes ociosos con pertinencia emprendedora que esperarían su turno para ser reciclados y puestos a producir con gran impacto en índices de desarrollo social.
- La procuración de sponsorships y donaciones de la iniciativa privada, a través de sus estructuras gremiales, de bienes muebles y tecnologías que complementen los bienes del inciso anterior y terminen de investir de viabilidad a estos espacios de actividad económica emprendedora.
- La contribución, aunque sea simbólica, de los beneficiarios mismos para completar sus inventarios, materias primas y equipos para montar sus nuevos emprendimientos. Está más que probado por la psicología social que cuando algo no cuesta nada no es suficientemente apreciado.
- La gestión de subvenciones, becas y otras aportaciones para el impulso del emprendimiento, el desarrollo socia y la recuperación económica, proveniente de la cooperación internacional amiga de Guatemala, que no es poca.
- Políticas de desburocratización de procedimientos para echar a andar nuevos emprendimientos en armonía con estímulos fiscales favorables al nuevo emprendedor.
- Se propone, por último, que, además de los habituales centros de incubación de ideas innovadoras e iniciativas productivas, se abran espacios de emprendimiento en instalaciones de oficinas públicas ya en lugar, de tal manera que operen estos modelos, efectivamente, a través de subvenciones de rentas comerciales a la población que más lo necesita, que ha cursado capacitaciones especializadas y que demuestre disciplina, honradez y deseos de trabajar.
Esta última es, en verdad, una excelente idea del presidente de la República que llegó a mi conocimiento. Al César lo que es del César. Desde luego, la intención es que estos emprendimientos prevengan, incluyan y generen –no solo empleo digno y el aumento de los ingresos familiares– sino toda una cultura de innovación que sea útil y funcional. Por eso se insiste en la convergencia de actores importantes de los sectores públicos y privados, con objetivos comunes bien organizados
Para terminar, el emprendedor es él y sus circunstancias: la praxis emprendedora en un nuevo normal que apenas estamos interpretando
Desde hace más o menos una década, el emprendimiento, como disciplina propia y como política válida, se ha convertido en casi todo el mundo en un foco de atención y optimismo en pro del desarrollo económico innovador, ético y sostenible. Hoy es habitual que las agendas gubernamentales de países democráticos incluyan políticas de emprendimiento para impulsar el empleo digno, el desarrollo local y el crecimiento económico inclusivo. En ese sentido, este 2021 ofrece la oportunidad única de apelar a la creatividad y la imaginación para configurar medidas que faciliten un entorno emprendedor a nivel país. Debemos, ciertamente, hacer un esfuerzo adicional por procurar la vinculación efectiva entre actores académicos, internacionales, públicos y privados con programas en los que cada uno de ellos sienta que tiene algo qué ganar y de los que pueda ser parte central.
Y es que, amigos, pareciera que para todas nuestras preguntas relevantes la respuest es: emprendé.
La sobresimplificación ideologizada de un fenómeno social tan complejo como la migración en los últimos días, me hizo pensar más detenidamente que nunca sobre el tema. Y creo que, en donde algunos invierten sus emociones en busca de soluciones a los problemas económicos del país, en este espacio preferimos proponer, estratégicamente, el establecimiento de dos modelos concretos de emprendimiento en el país: el Modelo de Emprendimiento Preventivo y el Modelo de Emprendimiento Inclusivo.
Los introduzco.
Modelo de Emprendimiento Preventivo: con perspectiva joven
Voy a empezar ofreciendo dos puntos de referencia respecto a la importancia de las remesas familiares para nuestra economía. Hace un lustro, en 2016, la Organización Internacional para las Migraciones realizó en el país la Encuesta sobre Migración y Remesas y encontró que el volumen de remesas que entraron al país ese año fue estimado en unos 7,250 millones de dólares, más o menos el 11% del PIB, desde entonces ya una exageración. En 2020, año sui generis –el cuál combinó una caída general en el PIB con un aumento de las remesas– éstas habrían aumentado a hasta casi el 15% del PIB – unos 10,500 millones de dólares, casi lo mismo que el total de exportaciones (¡!).
Y si decimos que las remesas familiares se constituyen como uno de los principales motores de nuestra economía, esto es una señal que se trata de una economía local insuficiente y en gran parte artificial, por lo que en lugar de celebrarlo – promoviendo de paso el tercermundismo, la dependencia, la criminalidad y la migración ilegal (como hacen algunos ideólogos, inexplicablemente)– debemos configurar un ecosistema de oportunidades propio, a través de modelos preventivos de emprendimiento, enfocados en las juventudes nacionales.
La idea es ofrecer una serie de salidas técnicas, económicas y culturales atractivas a una sección marginada de la población joven nacional para que contribuyan a la economía real y legítima del Estado de Guatemala y desestimen opciones menos lícitas y más destructivas para el tejido social y el Estado de derecho. Es decir, concretamente, que, para evitar la fuga de talentos, la migración ilegal y el engrosamiento de estructuras criminales –pandillas, redes de extorsión, narcomenudeo—es preciso ofrecer, con una perspectiva deliberada de prevención, amplios y fáciles accesos a sistemas de emprendimiento en áreas urbanas marginales (particularmente) y áreas rurales poco desarrolladas.
Modelo de Emprendimiento Inclusivo: perspectiva de grupos desfavorecidos
Íntimamente relacionado con lo anterior, pero con un enfoque más orientado a la mujer que sale del maltrato, las poblaciones indígenas y las personas con capacidades especiales, este modelo –más curativo que preventivo– busca facilitar emprendimientos a estos grupos que han sufrido especiales dificultades a lo largo de su vida y que han sobrevivido en gran medida excluidos de los mercados laborales y financieros, además de mantenerse en la periferia de la toma de decisiones políticas en sus comunidades.
De hecho, ya se ha echado a andar un proyecto de cafeterías para mujeres emprendedoras en situación de violencia. Sabrán más de esto muy pronto.
Metodología transversal: colaboración público-privada
Se propone, además, la habilitación de espacios de capacitación y actividad emprendedora –tanto inclusiva como preventiva— a través de seis rutas complementarias, como parte esencial de este método-base, permanente y replicable:
- La recanalización de bienes ociosos del Estado. Es sabido que algunas de las donaciones de equipos, tecnologías y bienes muebles provenientes de la cooperación internacional, muchas veces encuentran destino que, por la razón que sea, se interrumpe de manera abrupta y son enviados a bodegas, en donde su capacidad creadora y productiva se despilfarra. A través de un esfuerzo interinstitucional bien coordinado por delegados locales para el emprendimiento (¿y dirigidos por un comisionado nacional?) se crearía una base de datos y una reserva de bienes ociosos con pertinencia emprendedora que esperarían su turno para ser reciclados y puestos a producir con gran impacto en índices de desarrollo social.
- La procuración de sponsorships y donaciones de la iniciativa privada, a través de sus estructuras gremiales, de bienes muebles y tecnologías que complementen los bienes del inciso anterior y terminen de investir de viabilidad a estos espacios de actividad económica emprendedora.
- La contribución, aunque sea simbólica, de los beneficiarios mismos para completar sus inventarios, materias primas y equipos para montar sus nuevos emprendimientos. Está más que probado por la psicología social que cuando algo no cuesta nada no es suficientemente apreciado.
- La gestión de subvenciones, becas y otras aportaciones para el impulso del emprendimiento, el desarrollo socia y la recuperación económica, proveniente de la cooperación internacional amiga de Guatemala, que no es poca.
- Políticas de desburocratización de procedimientos para echar a andar nuevos emprendimientos en armonía con estímulos fiscales favorables al nuevo emprendedor.
- Se propone, por último, que, además de los habituales centros de incubación de ideas innovadoras e iniciativas productivas, se abran espacios de emprendimiento en instalaciones de oficinas públicas ya en lugar, de tal manera que operen estos modelos, efectivamente, a través de subvenciones de rentas comerciales a la población que más lo necesita, que ha cursado capacitaciones especializadas y que demuestre disciplina, honradez y deseos de trabajar.
Esta última es, en verdad, una excelente idea del presidente de la República que llegó a mi conocimiento. Al César lo que es del César. Desde luego, la intención es que estos emprendimientos prevengan, incluyan y generen –no solo empleo digno y el aumento de los ingresos familiares– sino toda una cultura de innovación que sea útil y funcional. Por eso se insiste en la convergencia de actores importantes de los sectores públicos y privados, con objetivos comunes bien organizados
Para terminar, el emprendedor es él y sus circunstancias: la praxis emprendedora en un nuevo normal que apenas estamos interpretando
Desde hace más o menos una década, el emprendimiento, como disciplina propia y como política válida, se ha convertido en casi todo el mundo en un foco de atención y optimismo en pro del desarrollo económico innovador, ético y sostenible. Hoy es habitual que las agendas gubernamentales de países democráticos incluyan políticas de emprendimiento para impulsar el empleo digno, el desarrollo local y el crecimiento económico inclusivo. En ese sentido, este 2021 ofrece la oportunidad única de apelar a la creatividad y la imaginación para configurar medidas que faciliten un entorno emprendedor a nivel país. Debemos, ciertamente, hacer un esfuerzo adicional por procurar la vinculación efectiva entre actores académicos, internacionales, públicos y privados con programas en los que cada uno de ellos sienta que tiene algo qué ganar y de los que pueda ser parte central.
Y es que, amigos, pareciera que para todas nuestras preguntas relevantes la respuest es: emprendé.