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¿Naranja = rojo?: ¿El semáforo?

Diana Brown
16 de noviembre, 2021

Un nuevo vocabulario se impone a nivel mundial: aforo, burbuja, mascarilla, prueba de reacción en cadena de la polimerasa (PCR), prueba de antígeno, carga viral, hisopado, tablero de alerta sanitaria, sensibilidad, especificidad, tipos de anticuerpos, vacunas Pfizer, Moderna, Johnson, AstraZeneca, Sputnik V, y demás, términos que no fueron de uso cotidiano, y que actualmente se citan con naturaleza.

Cuando arribó COVID-19, no solo se aprendió nueva terminología, se cerró el país.  Marzo 2020, el desconocimiento reinaba, y la reacción preventiva inmediata, fue de cerrar; puertas y puertos, limitar locomoción, implementar protocolos basados en pandemias anteriores, en lo que se conocía el origen y desarrollo de la invisible y fulminante amenaza. Prevención fue la palabra clave.

Pos acuerdos ministeriales, disposiciones presidenciales y restricciones de locomoción establecidas como medidas de prevención, y posterior a conferencia de prensa en diciembre 2020 del entonces vigente COPRECOVID, se publicó el Acuerdo Ministerial (de Salud) 300-2020, en que se establecieron los protocolos ya acostumbrados, y el Tablero de Alerta Sanitaria para los centros educativos del sistema educativo nacional, el cual se comprende por los centros educativos públicos, privados y por cooperativa.

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¿Qué es el tablero de alerta sanitaria? Es una tabla que se refiera en una representación grafica en fuertes colores que indican las modalidades de asistencia en el aula, estableciendo parámetros específicos de aforos y burbujas, desde un cierre total del sistema educativo, aperturas parciales, y total apertura. Estos cierres y reaperturas, y aforos, dependen de las estadísticas oficiales quincenales basadas en pruebas y los resultados de estas, para así establecer el “color” de un municipio, y por ende, la aplicación de las restricciones. Ha habido fluctuaciones constantes.

¿Cómo define el Ministerio de Salud el sistema de alerta sanitaria?

Este Sistema de Alertas Sanitarias es un instrumento que permite medir cada quince días la incidencia de la enfermedad y define el nivel de riesgo por localidad clasificado en colores: rojo, anaranjado, amarillo y verde.

Es importante indicar que el Tablero evalúa tres criterios para determinar el color de alerta de cada uno de los 340 municipios del país. Las localidades se clasifican de acuerdo con el puntaje recibido de la siguiente manera…”

La medición en color rojo denota alta incidencia de contagio, sugiriendo un cierre de actividades. Sin embargo, la vida nacional, comercial, empresarial y social continua, indistintamente del color del “semáforo”, rojo incluido, únicamente observándose que en el sector de educación, se aplica la camisa de fuerza para el ingreso presencial a las aulas. Pues, en rojo y naranja se cierran las aulas, indistintamente de la vida en horario extra-aula; la educación forzosamente debe continuar a distancia, o por medio de la tecnología, u otras herramientas, o la entrega física de contenidos específicos.

La última estadística de salud (13 noviembre 2021) establece que el 49% de los municipios se encuentran en amarillo (116) y únicamente 58 municipios en rojo; por ahora no hay clases en el sistema educativo privado, finalizaron el 31 de octubre, y el sector público esta por finalizarse. El retorno a las aulas en enero está sin definirse.

El tablero de alerta sanitaria es una fuente de información, de consulta y referencia, para la población, quien con libertad, puede elegir la actividad que desea realizar. Los padres de familia tienen el derecho constitucional de enviar a sus hijos a las aulas presenciales. Esa libertad de decisión no debe restringirse, y se debe confiar en el buen juicio del padre de familia, y el estricto cumplimento a los protocolos de los centros educativos para un retorno prudente a las aulas.

El tablero de alerta sanitaria debe revisarse en su forma y aplicación; y los centros educativos deben poder abrir sus aulas, siempre y cuando se respetan los protocolos, y lo solicite el padre de familia, pues la falta a la vida escolar es también sumamente peligrosa.

No puede haber un tercer año escolar a distancia.

¿Naranja = rojo?: ¿El semáforo?

Diana Brown
16 de noviembre, 2021

Un nuevo vocabulario se impone a nivel mundial: aforo, burbuja, mascarilla, prueba de reacción en cadena de la polimerasa (PCR), prueba de antígeno, carga viral, hisopado, tablero de alerta sanitaria, sensibilidad, especificidad, tipos de anticuerpos, vacunas Pfizer, Moderna, Johnson, AstraZeneca, Sputnik V, y demás, términos que no fueron de uso cotidiano, y que actualmente se citan con naturaleza.

Cuando arribó COVID-19, no solo se aprendió nueva terminología, se cerró el país.  Marzo 2020, el desconocimiento reinaba, y la reacción preventiva inmediata, fue de cerrar; puertas y puertos, limitar locomoción, implementar protocolos basados en pandemias anteriores, en lo que se conocía el origen y desarrollo de la invisible y fulminante amenaza. Prevención fue la palabra clave.

Pos acuerdos ministeriales, disposiciones presidenciales y restricciones de locomoción establecidas como medidas de prevención, y posterior a conferencia de prensa en diciembre 2020 del entonces vigente COPRECOVID, se publicó el Acuerdo Ministerial (de Salud) 300-2020, en que se establecieron los protocolos ya acostumbrados, y el Tablero de Alerta Sanitaria para los centros educativos del sistema educativo nacional, el cual se comprende por los centros educativos públicos, privados y por cooperativa.

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¿Qué es el tablero de alerta sanitaria? Es una tabla que se refiera en una representación grafica en fuertes colores que indican las modalidades de asistencia en el aula, estableciendo parámetros específicos de aforos y burbujas, desde un cierre total del sistema educativo, aperturas parciales, y total apertura. Estos cierres y reaperturas, y aforos, dependen de las estadísticas oficiales quincenales basadas en pruebas y los resultados de estas, para así establecer el “color” de un municipio, y por ende, la aplicación de las restricciones. Ha habido fluctuaciones constantes.

¿Cómo define el Ministerio de Salud el sistema de alerta sanitaria?

Este Sistema de Alertas Sanitarias es un instrumento que permite medir cada quince días la incidencia de la enfermedad y define el nivel de riesgo por localidad clasificado en colores: rojo, anaranjado, amarillo y verde.

Es importante indicar que el Tablero evalúa tres criterios para determinar el color de alerta de cada uno de los 340 municipios del país. Las localidades se clasifican de acuerdo con el puntaje recibido de la siguiente manera…”

La medición en color rojo denota alta incidencia de contagio, sugiriendo un cierre de actividades. Sin embargo, la vida nacional, comercial, empresarial y social continua, indistintamente del color del “semáforo”, rojo incluido, únicamente observándose que en el sector de educación, se aplica la camisa de fuerza para el ingreso presencial a las aulas. Pues, en rojo y naranja se cierran las aulas, indistintamente de la vida en horario extra-aula; la educación forzosamente debe continuar a distancia, o por medio de la tecnología, u otras herramientas, o la entrega física de contenidos específicos.

La última estadística de salud (13 noviembre 2021) establece que el 49% de los municipios se encuentran en amarillo (116) y únicamente 58 municipios en rojo; por ahora no hay clases en el sistema educativo privado, finalizaron el 31 de octubre, y el sector público esta por finalizarse. El retorno a las aulas en enero está sin definirse.

El tablero de alerta sanitaria es una fuente de información, de consulta y referencia, para la población, quien con libertad, puede elegir la actividad que desea realizar. Los padres de familia tienen el derecho constitucional de enviar a sus hijos a las aulas presenciales. Esa libertad de decisión no debe restringirse, y se debe confiar en el buen juicio del padre de familia, y el estricto cumplimento a los protocolos de los centros educativos para un retorno prudente a las aulas.

El tablero de alerta sanitaria debe revisarse en su forma y aplicación; y los centros educativos deben poder abrir sus aulas, siempre y cuando se respetan los protocolos, y lo solicite el padre de familia, pues la falta a la vida escolar es también sumamente peligrosa.

No puede haber un tercer año escolar a distancia.