Se cuentan las semanas para el arribo de Navidad; se calendarizan reuniones, celebraciones, momentos de intercambio fraternal, y merecidos momentos de compartir sonrisas, abrazos y risas.
Otro conteo importante: faltan seis semanas para el inicio del año escolar, asumiendo que la dinámica del 2021 se continúe en que la educación privada principia durante la primera quincena de enero. La educación publica esta aun en funciones, a terminarse en noviembre, y de igual manera del calendario 2021, se podría iniciar en febrero 2022.
¿Como será este inicio? Es la constante pregunta, ¿se regresa virtual, se regresa hibrido, o se regresa presencial?
Se lee en medios de comunicación el comentario del ejecutivo, que si se logra la vacunación de la población escolar, comprendiendo esta desde la primaria hasta diversificado, se puede retornar a las aulas, en la modalidad hibrida, con aforos y burbujas, en febrero 2022.
El condicionante es la vacunación; ¿y si no hay vacunas? Se observa en los medios de comunicación: “Tortuosa búsqueda de vacuna para adolescentes” el Periódico, 30 octubre 2021; “Menores se quedan sin segunda dosis” Prensa Libre, 7 noviembre 2021, y mas. Estas son las vacunas para adolescentes, y ¿las vacunas para estudiantes del nivel de primaria? Se habló de la aplicación de la Moderna, sin embargo en Estados Unidos de Norte América, se ha suspendido su aplicación esperando completar más estudios para aseverar su seguridad. En ese país del norte, se aplica Pfizer para las edades de cinco a once años, se están esperando donaciones de esa marca para poder vacunar localmente.
Y se está a seis semanas de iniciar el año escolar 2022.
Las planeaciones estratégicas deben contemplar varios escenarios, para así estar preparados a responder a retos, imprevistos y necesidades. Estableciendo que los estudiantes no deben pasar un tercer año con educación a distancia; estableciendo que los efectos de la ausencia en las aulas crean complejos retos en el estado socioemocional, que es el filtro para la adquisición del aprendizaje; estableciendo que antes de la posibilidad de la vacunación infantil y juvenil, que es un gran avance, se había regresado a las aulas, en modalidad hibrida, con el mínimo de contagio, el regreso es posible con el modelo de un respeto estricto a los protocolos, los que toda la población conoce, uso de mascarillas, distanciamiento físico, lavado frecuente de manos y el uso de alcohol en gel.
El retorno a las aulas, con o sin vacunas, es posible con acatar estrictamente los protocolos. Existen lineamientos oficiales, acordados por los Ministerios, Salud y Educación, para la apertura de un centro educativo, siempre y cuando el padre de familia lo solicite. Los establecimientos que cumplen con los requerimientos, indistinto del sector a que pertenece, púbico, privado, por cooperativo o municipal, deben poder abrir sus puertas y recibir a la población escolar lo antes posible para evitar la profundización de las brechas, que llegarán a ser una caverna sin posibilidad de escape.
La juventud, indistinto del color del tablero de alerta sanitaria, fuera de las aulas está viviendo una relativa vida regular. Asiste a reuniones, centros de recreo, centros comerciales, viajes grupales, sin aforos, sin burbujas. En estas instancias de relajamiento vital, se corre el peligro del contagio, no en un centro educativo que cumple con los protocolos establecidos. Si, la vida continua, y así debe ser.
Se confía que la pandemia va en descenso; este depende del compromiso ciudadano de la vacunación y acatamiento de los protocolos. Pueda haber alzas de nuevo, o se continúa la merma, predecir el comportamiento de un virus, con sus adaptaciones y nuevas sepas, es imposible. Si es indiscutible que habrá que vivir una adaptación en el estilo de vida con la inclusión de nuevos hábitos, creativas metas, un enfoque innovador.
El retorno a las aulas es imperativo, un retorno responsable, con la participación de la comunidad educativa de cada centro escolar: padres de familia, docentes, alumnos y administradores. La nueva vida inicia en el hogar y se fortalece en el aula. Un tercer año a distancia seria critico en el desarrollo de cada alumno.
Se cuentan las semanas para el arribo de Navidad; se calendarizan reuniones, celebraciones, momentos de intercambio fraternal, y merecidos momentos de compartir sonrisas, abrazos y risas.
Otro conteo importante: faltan seis semanas para el inicio del año escolar, asumiendo que la dinámica del 2021 se continúe en que la educación privada principia durante la primera quincena de enero. La educación publica esta aun en funciones, a terminarse en noviembre, y de igual manera del calendario 2021, se podría iniciar en febrero 2022.
¿Como será este inicio? Es la constante pregunta, ¿se regresa virtual, se regresa hibrido, o se regresa presencial?
Se lee en medios de comunicación el comentario del ejecutivo, que si se logra la vacunación de la población escolar, comprendiendo esta desde la primaria hasta diversificado, se puede retornar a las aulas, en la modalidad hibrida, con aforos y burbujas, en febrero 2022.
El condicionante es la vacunación; ¿y si no hay vacunas? Se observa en los medios de comunicación: “Tortuosa búsqueda de vacuna para adolescentes” el Periódico, 30 octubre 2021; “Menores se quedan sin segunda dosis” Prensa Libre, 7 noviembre 2021, y mas. Estas son las vacunas para adolescentes, y ¿las vacunas para estudiantes del nivel de primaria? Se habló de la aplicación de la Moderna, sin embargo en Estados Unidos de Norte América, se ha suspendido su aplicación esperando completar más estudios para aseverar su seguridad. En ese país del norte, se aplica Pfizer para las edades de cinco a once años, se están esperando donaciones de esa marca para poder vacunar localmente.
Y se está a seis semanas de iniciar el año escolar 2022.
Las planeaciones estratégicas deben contemplar varios escenarios, para así estar preparados a responder a retos, imprevistos y necesidades. Estableciendo que los estudiantes no deben pasar un tercer año con educación a distancia; estableciendo que los efectos de la ausencia en las aulas crean complejos retos en el estado socioemocional, que es el filtro para la adquisición del aprendizaje; estableciendo que antes de la posibilidad de la vacunación infantil y juvenil, que es un gran avance, se había regresado a las aulas, en modalidad hibrida, con el mínimo de contagio, el regreso es posible con el modelo de un respeto estricto a los protocolos, los que toda la población conoce, uso de mascarillas, distanciamiento físico, lavado frecuente de manos y el uso de alcohol en gel.
El retorno a las aulas, con o sin vacunas, es posible con acatar estrictamente los protocolos. Existen lineamientos oficiales, acordados por los Ministerios, Salud y Educación, para la apertura de un centro educativo, siempre y cuando el padre de familia lo solicite. Los establecimientos que cumplen con los requerimientos, indistinto del sector a que pertenece, púbico, privado, por cooperativo o municipal, deben poder abrir sus puertas y recibir a la población escolar lo antes posible para evitar la profundización de las brechas, que llegarán a ser una caverna sin posibilidad de escape.
La juventud, indistinto del color del tablero de alerta sanitaria, fuera de las aulas está viviendo una relativa vida regular. Asiste a reuniones, centros de recreo, centros comerciales, viajes grupales, sin aforos, sin burbujas. En estas instancias de relajamiento vital, se corre el peligro del contagio, no en un centro educativo que cumple con los protocolos establecidos. Si, la vida continua, y así debe ser.
Se confía que la pandemia va en descenso; este depende del compromiso ciudadano de la vacunación y acatamiento de los protocolos. Pueda haber alzas de nuevo, o se continúa la merma, predecir el comportamiento de un virus, con sus adaptaciones y nuevas sepas, es imposible. Si es indiscutible que habrá que vivir una adaptación en el estilo de vida con la inclusión de nuevos hábitos, creativas metas, un enfoque innovador.
El retorno a las aulas es imperativo, un retorno responsable, con la participación de la comunidad educativa de cada centro escolar: padres de familia, docentes, alumnos y administradores. La nueva vida inicia en el hogar y se fortalece en el aula. Un tercer año a distancia seria critico en el desarrollo de cada alumno.