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La psicología del miedo como instrumento político

Roberto Carlos Recinos-Abularach
17 de febrero, 2021

Hay una campaña de concientización que se llama #TengoMiedo, dirigida principalmente a las niñas, con el objeto de invocar la atención del Estado frente al (muy real) problema de la violencia contra las niñas y mujeres jóvenes.  Yo soy padre de una niña y también albergo indignación y consternación por el estado actual de las cosas, pero intento emprender desde lo público para avanzar estrategias de desarrollo antes de usar la mente de mi hija como instrumento para avanzar mis relatos e intereses.  De hecho, lo considero todo un crimen. 

Lo cierto es que esta campaña no convence al ilustrado, pues echa mano del pánico inducido –siendo el miedo la raíz de muchos de nuestros males– para abordar problemas que podemos corregir o erradicar del todo con algo de propuesta inteligente, buena voluntad y organización. 

Y es que, ¿habrá, acaso, formas mejores para sensibilizar?; ¿Si inducimos al miedo con intención, no volverá esta estrategia con ganas de venganza a mordernos el trasero colectivo?  

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Yo diría que sí. 

Así, pues, desde el Gobierno Central se propone una alternativa mucho más razonable y estratégica: que denunciemos cada uno de nosotros todos aquellos actos de corrupción o toda aquella amenaza de violencia que nos conste o que nos afecte directamente a través de un formulario (link al final del texto), bajo el slogan –mucho más propositivo– #YoDenuncio.

Si bien es cierto que el sistema de alertas fue creado alrededor de la idea de la impunidad en el manejo de la cosa pública (“por un Estado responsable, transparente y efectivo”), también ha resultado funcional el plan para poner detrás de las rejas a abusadores de niñas, como ocurrió esta semana en el corredor biológico de Baja Verapaz, en Purulhá, cuando una valiente madre utilizó este canal para denunciar a un sospechoso de pasarse con su hija. Ahora este subnormal no podrá tocar a nadie más.

#YoDenuncio funciona. 

Desde este espacio se hace un humilde llamado a construir país a través de la acción política, artística, social y cultural asertiva, edificante y propositiva, sin apelar a las secciones más densas de la psicología humana, sin acudir al sensacionalismo y sin agotarnos en las salidas cortoplacistas. Pareciera, más bien, que estos métodos tienen mucho que ver con acumular caudales políticos o económicos y muy poco con hacer de Guatemala un sitio más gentil para nuestros hijos.


El poder está en sus manos: atrévase a denunciar y no viva con miedo.

http://bit.ly/YoDenuncioCorrupcion

La psicología del miedo como instrumento político

Roberto Carlos Recinos-Abularach
17 de febrero, 2021

Hay una campaña de concientización que se llama #TengoMiedo, dirigida principalmente a las niñas, con el objeto de invocar la atención del Estado frente al (muy real) problema de la violencia contra las niñas y mujeres jóvenes.  Yo soy padre de una niña y también albergo indignación y consternación por el estado actual de las cosas, pero intento emprender desde lo público para avanzar estrategias de desarrollo antes de usar la mente de mi hija como instrumento para avanzar mis relatos e intereses.  De hecho, lo considero todo un crimen. 

Lo cierto es que esta campaña no convence al ilustrado, pues echa mano del pánico inducido –siendo el miedo la raíz de muchos de nuestros males– para abordar problemas que podemos corregir o erradicar del todo con algo de propuesta inteligente, buena voluntad y organización. 

Y es que, ¿habrá, acaso, formas mejores para sensibilizar?; ¿Si inducimos al miedo con intención, no volverá esta estrategia con ganas de venganza a mordernos el trasero colectivo?  

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Yo diría que sí. 

Así, pues, desde el Gobierno Central se propone una alternativa mucho más razonable y estratégica: que denunciemos cada uno de nosotros todos aquellos actos de corrupción o toda aquella amenaza de violencia que nos conste o que nos afecte directamente a través de un formulario (link al final del texto), bajo el slogan –mucho más propositivo– #YoDenuncio.

Si bien es cierto que el sistema de alertas fue creado alrededor de la idea de la impunidad en el manejo de la cosa pública (“por un Estado responsable, transparente y efectivo”), también ha resultado funcional el plan para poner detrás de las rejas a abusadores de niñas, como ocurrió esta semana en el corredor biológico de Baja Verapaz, en Purulhá, cuando una valiente madre utilizó este canal para denunciar a un sospechoso de pasarse con su hija. Ahora este subnormal no podrá tocar a nadie más.

#YoDenuncio funciona. 

Desde este espacio se hace un humilde llamado a construir país a través de la acción política, artística, social y cultural asertiva, edificante y propositiva, sin apelar a las secciones más densas de la psicología humana, sin acudir al sensacionalismo y sin agotarnos en las salidas cortoplacistas. Pareciera, más bien, que estos métodos tienen mucho que ver con acumular caudales políticos o económicos y muy poco con hacer de Guatemala un sitio más gentil para nuestros hijos.


El poder está en sus manos: atrévase a denunciar y no viva con miedo.

http://bit.ly/YoDenuncioCorrupcion