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La lista del cachudo

Carolina Castellanos
14 de mayo, 2021

La comunidad internacional tiene un enorme interés en una lista de temas que, sin duda alguna, son loables, buenos, justos y necesarios. Me refiero a la defensa de los derechos humanos, el fin de la pobreza y de la inseguridad, el Estado de Derecho, el combate a la corrupción y, la favorita de muchos oenegeros, la desigualdad.

Le he llamado “la lista del cachudo” pues, siendo temas que realmente necesitan ser atendidos y mejorados constantemente, Guatemala es víctima del “mal uso” de los recursos de la cooperación internacional al dirigirlos para financiar oenegés, cuyo fin no es resolver los problemas sino mantenerlos pues así seguirán recibiendo esos cuantiosos y jugosos recursos, libres de todo gravamen y fiscalización (hasta ahora).

El cachudo hace muy bien su trabajo pues logra mantener vigentes estos temas en las mentes de tantos aprovechados. Lamentablemente, también lo hace en muchos inocentes que caen en la trampa y, por migajas, salen a protestar en esas marchas inútiles que solo causan caos vehicular y enojo para quienes no pudieron realizar sus actividades productivas.

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Los políticos de turno, ávidos de aclamación y reconocimiento público, se suman a esas causas justas. Hemos visto iniciativas de ley totalmente nefastas que surgen de esas mentes poseídas, como la que recientemente presentó el movimiento de liberación de los pueblos, brazo político de codeca (no merecen mayúsculas), pidiendo la nacionalización de los servicios básicos como la energía (es al que más “le llevan ganas”, como se dice en lenguaje coloquial).

Volviendo al cachudo, la semilla que sembró en tantas mentes acomodadas a lo popular, ha logrado germinar. En nombre de la desigualdad invaden tierras, pero no el relleno sanitario sino las del Valle del Polochic, donde el cultivo de la palma africana es de los más productivos del mundo, genera miles de empleos y gran desarrollo en las áreas donde se ubica.

Para luchar en pro de los derechos humanos, nombran a un personaje nefasto que le falta el respeto a la comunidad religiosa, emite opiniones que no le competen y viola la ley al excederse, por mucho, de sus funciones. Ahora resulta que los “Derechos Humanos” (escritos con mayúsculas), son ese paraguas que cubre toda actividad y bajo el cual todo está permitido. Si riñe con la ley, la moral o la ética, no importa. El paraguas parece estar blindado contra todo.

La discriminación es un tema pendiente pues reconozco que aún existe en nuestro país. Sin embargo, todo el dinero del mundo no logrará resolverlo, al igual que sucede con la discriminación hacia quienes son diferentes a la mayoría, como lo es la comunidad LGBTIQ. Es un tema de educación, de valores y de principios que vienen de la familia y de los centros de estudios. No es tema de este artículo hablar de la calidad educativa que, sin duda alguna, es pésima.

La llamada “sociedad civil” deberíamos ser todos y no solo esos grupos que conforman las oenegés simplemente para recibir dinero y vivir cómodamente de ello. No creo que los cooperantes estén convencidos que realmente lograrán resolver la lista del cachudo. De pronto algunos sí; no podemos generalizar. Los demás buscan implantar sus fines políticos en países débiles, sean así por conflictos internos, pésimas gestiones gubernamentales que no resuelven los problemas de fondo o por tener un sistema de gobierno diseñado para ser corrompido hasta con la compra de un lápiz. 

Guatemala necesita tantos cambios que es difícil saber por dónde empezar. Lo que sí sabemos es cómo no queremos terminar: viviendo bajo las garras de un sistema centralizado, totalitario y controlador. Un buen comienzo sería decidir nuestro propio destino sin aceptar dádivas a cambio de nuestra independencia y libertad.

La lista del cachudo

Carolina Castellanos
14 de mayo, 2021

La comunidad internacional tiene un enorme interés en una lista de temas que, sin duda alguna, son loables, buenos, justos y necesarios. Me refiero a la defensa de los derechos humanos, el fin de la pobreza y de la inseguridad, el Estado de Derecho, el combate a la corrupción y, la favorita de muchos oenegeros, la desigualdad.

Le he llamado “la lista del cachudo” pues, siendo temas que realmente necesitan ser atendidos y mejorados constantemente, Guatemala es víctima del “mal uso” de los recursos de la cooperación internacional al dirigirlos para financiar oenegés, cuyo fin no es resolver los problemas sino mantenerlos pues así seguirán recibiendo esos cuantiosos y jugosos recursos, libres de todo gravamen y fiscalización (hasta ahora).

El cachudo hace muy bien su trabajo pues logra mantener vigentes estos temas en las mentes de tantos aprovechados. Lamentablemente, también lo hace en muchos inocentes que caen en la trampa y, por migajas, salen a protestar en esas marchas inútiles que solo causan caos vehicular y enojo para quienes no pudieron realizar sus actividades productivas.

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Los políticos de turno, ávidos de aclamación y reconocimiento público, se suman a esas causas justas. Hemos visto iniciativas de ley totalmente nefastas que surgen de esas mentes poseídas, como la que recientemente presentó el movimiento de liberación de los pueblos, brazo político de codeca (no merecen mayúsculas), pidiendo la nacionalización de los servicios básicos como la energía (es al que más “le llevan ganas”, como se dice en lenguaje coloquial).

Volviendo al cachudo, la semilla que sembró en tantas mentes acomodadas a lo popular, ha logrado germinar. En nombre de la desigualdad invaden tierras, pero no el relleno sanitario sino las del Valle del Polochic, donde el cultivo de la palma africana es de los más productivos del mundo, genera miles de empleos y gran desarrollo en las áreas donde se ubica.

Para luchar en pro de los derechos humanos, nombran a un personaje nefasto que le falta el respeto a la comunidad religiosa, emite opiniones que no le competen y viola la ley al excederse, por mucho, de sus funciones. Ahora resulta que los “Derechos Humanos” (escritos con mayúsculas), son ese paraguas que cubre toda actividad y bajo el cual todo está permitido. Si riñe con la ley, la moral o la ética, no importa. El paraguas parece estar blindado contra todo.

La discriminación es un tema pendiente pues reconozco que aún existe en nuestro país. Sin embargo, todo el dinero del mundo no logrará resolverlo, al igual que sucede con la discriminación hacia quienes son diferentes a la mayoría, como lo es la comunidad LGBTIQ. Es un tema de educación, de valores y de principios que vienen de la familia y de los centros de estudios. No es tema de este artículo hablar de la calidad educativa que, sin duda alguna, es pésima.

La llamada “sociedad civil” deberíamos ser todos y no solo esos grupos que conforman las oenegés simplemente para recibir dinero y vivir cómodamente de ello. No creo que los cooperantes estén convencidos que realmente lograrán resolver la lista del cachudo. De pronto algunos sí; no podemos generalizar. Los demás buscan implantar sus fines políticos en países débiles, sean así por conflictos internos, pésimas gestiones gubernamentales que no resuelven los problemas de fondo o por tener un sistema de gobierno diseñado para ser corrompido hasta con la compra de un lápiz. 

Guatemala necesita tantos cambios que es difícil saber por dónde empezar. Lo que sí sabemos es cómo no queremos terminar: viviendo bajo las garras de un sistema centralizado, totalitario y controlador. Un buen comienzo sería decidir nuestro propio destino sin aceptar dádivas a cambio de nuestra independencia y libertad.