Mientras el mundo avanza con la vacunación de la Covid-19, en algunos casos con mucha celeridad, en Guatemala la llamada “olla de cangrejos” resulta siendo el común denominador en la sociedad, en donde el bien común no prevalece sobre el individual, que parece el más arraigado.
Ésta es otra de las grandes dificultades que tenemos para poder desarrollarnos como pueblo. Claro no podemos generalizar y sé de los buenos guatemaltecos y guatemaltecas que hacen su mejor esfuerzo para poder salir adelante y que buscan cómo ayudar a los demás a hacerlo pero hay otro grupo que sólo busca su bien y su comodidad.
Por ejemplo, y tratando de ser muy coherente y objetivo, vemos cómo en el país el tema de la vacunación contra la COVID 19 lleva consigo un sin número de irregularidades, que por supuesto se traducen en el lento avance de este proceso.
Desde la misma adquisición se ve una serie de suspicacias que de nuevo dejan al pueblo de Guatemala con dudas y nos quedamos a espera de posibles soluciones que no se dan y que mucho menos son perceptibles para mejorar las condiciones de vida; en este caso la condición de salud.
Lo anterior, merece ser resaltado, pues en los países más avanzados y con mayores índices de desarrollo se espera que los más altos niveles de vacunación sean alcanzados a mediados y finales del 2021.
Sin embargo,en los países más desiguales como el nuestro se pronostica que ese avance sea en dos o tres años; esto según “The economist”, que enun mapa, muestra que países como el nuestro están en estos momentos como en los que menos tienen acceso a la vacuna.
Y ahora vamos a otro punto: nuestras faces de vacunación van desordenadas. En este momento nos encontramos en la fase 2b en la que ya se pueden inscribir para cita adultos mayores que tenga de 65 años en adelante.
Sin embargo, con esto vale la pena destacar que en supervisiones hechas por la Procuraduría de los Derechos Humanos, se ha detectado que las vacunas están muy prontas a vencer y existe desorden pues personas que no tienen la edad requerida para la vacuna la han recibido.
Y con esto se está dando el fenómeno de que muchos llegan sólo con inscripción pero sin cita, algo que provoca desorden en los centros de vacunación. Hay que pensar en la disponibilidad de las vacunas y sobre todo también en cómo hacer más eficiente ese proceso de notificación o bien de aplicación según los datos de vacunas existentes.
Por eso digo que la “olla de cangrejos”, expresión con la que inicie esta columna, no dista de nuestra realidad, que ojalá fuera diferente para nuestra sociedad.
Si la ambición no estuviera tatuada en muchos de los que nos gobiernan o ejercen poder político, tal vez dejáramos de ser el país que somos y nos convirtiéramos en un país lleno de desarrollo para nuestras futuras generaciones.
Mientras el mundo avanza con la vacunación de la Covid-19, en algunos casos con mucha celeridad, en Guatemala la llamada “olla de cangrejos” resulta siendo el común denominador en la sociedad, en donde el bien común no prevalece sobre el individual, que parece el más arraigado.
Ésta es otra de las grandes dificultades que tenemos para poder desarrollarnos como pueblo. Claro no podemos generalizar y sé de los buenos guatemaltecos y guatemaltecas que hacen su mejor esfuerzo para poder salir adelante y que buscan cómo ayudar a los demás a hacerlo pero hay otro grupo que sólo busca su bien y su comodidad.
Por ejemplo, y tratando de ser muy coherente y objetivo, vemos cómo en el país el tema de la vacunación contra la COVID 19 lleva consigo un sin número de irregularidades, que por supuesto se traducen en el lento avance de este proceso.
Desde la misma adquisición se ve una serie de suspicacias que de nuevo dejan al pueblo de Guatemala con dudas y nos quedamos a espera de posibles soluciones que no se dan y que mucho menos son perceptibles para mejorar las condiciones de vida; en este caso la condición de salud.
Lo anterior, merece ser resaltado, pues en los países más avanzados y con mayores índices de desarrollo se espera que los más altos niveles de vacunación sean alcanzados a mediados y finales del 2021.
Sin embargo,en los países más desiguales como el nuestro se pronostica que ese avance sea en dos o tres años; esto según “The economist”, que enun mapa, muestra que países como el nuestro están en estos momentos como en los que menos tienen acceso a la vacuna.
Y ahora vamos a otro punto: nuestras faces de vacunación van desordenadas. En este momento nos encontramos en la fase 2b en la que ya se pueden inscribir para cita adultos mayores que tenga de 65 años en adelante.
Sin embargo, con esto vale la pena destacar que en supervisiones hechas por la Procuraduría de los Derechos Humanos, se ha detectado que las vacunas están muy prontas a vencer y existe desorden pues personas que no tienen la edad requerida para la vacuna la han recibido.
Y con esto se está dando el fenómeno de que muchos llegan sólo con inscripción pero sin cita, algo que provoca desorden en los centros de vacunación. Hay que pensar en la disponibilidad de las vacunas y sobre todo también en cómo hacer más eficiente ese proceso de notificación o bien de aplicación según los datos de vacunas existentes.
Por eso digo que la “olla de cangrejos”, expresión con la que inicie esta columna, no dista de nuestra realidad, que ojalá fuera diferente para nuestra sociedad.
Si la ambición no estuviera tatuada en muchos de los que nos gobiernan o ejercen poder político, tal vez dejáramos de ser el país que somos y nos convirtiéramos en un país lleno de desarrollo para nuestras futuras generaciones.