Mientras la vacunación llega a más de la mitad de la población en Estados Unidos, en Guatemala, la situación no avanza para nada como se esperaría. Atrasos en la entrega de dosis, descontrol, lentitud y ahora la desinformación, se apoderan de un proceso que empezó mal y no avizora un futuro alentador.
Es precisamente sobre este punto, el de la desinformación, en donde quiero detenerme y mencionar que las teorías de conspiración llegaron a difundirse con total amplitud.
Para ilustrar lo que digo, quiero narrar una anécdota que tuve la oportunidad de presenciar en un puesto de vacunación, lugar en el que un adulto mayor preguntaba con insistencia si lo que le aplicarían sería “un chip”, afirmación que para muchos puede ser motivo de risa, pero en realidad es grave que las personas piensen así.
Y digo que es preocupante, porque en realidad ese tipo de escenarios son de lo más frecuente en el país y también en otros países.
Otros por ejemplo, dicen que la vacuna funciona como un “plan de exterminio”, dirigido a los adultos mayores y de verdad, en momentos de una pandemia la desinformación y este tipo de teorías no son para buenas, sobretodo sino existe un plan que de verdad informe a la población y la empodere.
De ahí que la comunicación debe ser clara, sin rodeos, así es como se debe abordar la vacunación en el país y por supuesto, no hablo de quedarnos sólo en las áreas urbanas, sino llegar a lo rural.
En Estados Unidos por ejemplo se han dado a la tarea de que la vacunación sea masiva a tal punto que personas de países latinoamericanos que pueden costear un viaje, llegan para colocarse la vacuna de forma gratuita y de paso aprovechan para hacer turismo y algunas compras, lo que al final impulsa la recuperación de la economía.
Pero en países como el nuestro Guatemala, la incertidumbre y el paso lento que lleva la vacunación llevan consigo una serie de incógnitas, porque en la actualidad no contamos con compañas de vacunación claras que nos den información de las vacunas que se están suministrando.
En Guatemala se empezó la inmunización con las personas de primera de línea, y después se ha seguido con personas de las edades de 80, y ahora nos encontramos con las de 60 y más. Según el Ministerio de Salud Publica se llevan 350,406 personas vacunadas con una solo dosis, y 2,535 con un esquema completo, cifra que de verdad es baja.
Por supuesto que la población ha empezado a preguntarse cuándo se empezará a vacunar a las personas con afecciones crónicas y de alto riesgo; además maestros, periodistas y personas de seguridad pública.
Al final, las autoridades deberían reflexionar y de verdad hacer algo con lo que ocurre en el país, porque entre la desinformación y el mal manejo de la pandemia el país se queda rezagado entre la mediocridad y los que más sufren siempre son los más pobres.
Mientras la vacunación llega a más de la mitad de la población en Estados Unidos, en Guatemala, la situación no avanza para nada como se esperaría. Atrasos en la entrega de dosis, descontrol, lentitud y ahora la desinformación, se apoderan de un proceso que empezó mal y no avizora un futuro alentador.
Es precisamente sobre este punto, el de la desinformación, en donde quiero detenerme y mencionar que las teorías de conspiración llegaron a difundirse con total amplitud.
Para ilustrar lo que digo, quiero narrar una anécdota que tuve la oportunidad de presenciar en un puesto de vacunación, lugar en el que un adulto mayor preguntaba con insistencia si lo que le aplicarían sería “un chip”, afirmación que para muchos puede ser motivo de risa, pero en realidad es grave que las personas piensen así.
Y digo que es preocupante, porque en realidad ese tipo de escenarios son de lo más frecuente en el país y también en otros países.
Otros por ejemplo, dicen que la vacuna funciona como un “plan de exterminio”, dirigido a los adultos mayores y de verdad, en momentos de una pandemia la desinformación y este tipo de teorías no son para buenas, sobretodo sino existe un plan que de verdad informe a la población y la empodere.
De ahí que la comunicación debe ser clara, sin rodeos, así es como se debe abordar la vacunación en el país y por supuesto, no hablo de quedarnos sólo en las áreas urbanas, sino llegar a lo rural.
En Estados Unidos por ejemplo se han dado a la tarea de que la vacunación sea masiva a tal punto que personas de países latinoamericanos que pueden costear un viaje, llegan para colocarse la vacuna de forma gratuita y de paso aprovechan para hacer turismo y algunas compras, lo que al final impulsa la recuperación de la economía.
Pero en países como el nuestro Guatemala, la incertidumbre y el paso lento que lleva la vacunación llevan consigo una serie de incógnitas, porque en la actualidad no contamos con compañas de vacunación claras que nos den información de las vacunas que se están suministrando.
En Guatemala se empezó la inmunización con las personas de primera de línea, y después se ha seguido con personas de las edades de 80, y ahora nos encontramos con las de 60 y más. Según el Ministerio de Salud Publica se llevan 350,406 personas vacunadas con una solo dosis, y 2,535 con un esquema completo, cifra que de verdad es baja.
Por supuesto que la población ha empezado a preguntarse cuándo se empezará a vacunar a las personas con afecciones crónicas y de alto riesgo; además maestros, periodistas y personas de seguridad pública.
Al final, las autoridades deberían reflexionar y de verdad hacer algo con lo que ocurre en el país, porque entre la desinformación y el mal manejo de la pandemia el país se queda rezagado entre la mediocridad y los que más sufren siempre son los más pobres.