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La política migratoria de EEUU se desploma

Nicholas Virzi
28 de mayo, 2021

La administración de Joe Biden generó muchas expectativas para con el tema migratorio y Centroamérica en general desde el momento que los medios declararon que el candidato Biden había conseguido la tabulación de votos suficientes para declararlo el nuevo presidente electo de EEUU. A pocos meses de haber asumido el poder en la Casa Blanca, está claro que estas expectativas no se van a cumplir. Esto se debe a errores cometidos desde la misma Casa Blanca.

Se entiende que una de las primeras prioridades del gobierno de Biden es reducir la inmigración ilegal en EEUU que proviene de nuestra región. Partiendo de esa primera premisa, el gobierno de Biden exige la cooperación de los gobiernos centroamericanos en la resolución de un problema que escapa de su control y del cuál el mismo gobierno de EEUU tiene la responsabilidad directa de haber creado.

Los datos sobre los flujos migratorios dejan ver qué un gran error de Biden haber deshecho las medidas de control fronteriza que había impuesto el expresidente Donald Trump. La política de Trump de obligar a los migrantes que erróneamente reclaman asilo en EEUU de esperar en México mientras se considera su caso había reducido sustancialmente el flujo migratorio ilegal en la frontera de EEUU. El uso de niños menores de edad cómo pasaportes para cruzar la frontera también se había reducido. 

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La derogación de las medidas de Trump por el presidente Biden ocasionó de inmediato un surgimiento enorme en el flujo migratorio irregular hacia EEUU.  En marzo, hubo unas 172,000 detenciones en la frontera, el nivel más alto en 20 años. De estos, 18,890 fueron menores de edad. En abril hubo 178,622 detenciones en la frontera con México, de nuevo el nivel más alto en 20 años, representando un incremento diez veces mayor en comparación con abril, 2020. Las detenciones de niños no acompañados es un grave problema, cuyo aumento presenta retos importantes para la Administración Biden, aunque la indignación mediática haya callado sobre el tema ya que Trump no es el presidente. Debido al gran incremento en los niños migrantes no acompañados, el gobierno de Biden ha tenido que recurrir al uso de las famosas jaulas que los Demócratas en el Congreso y los medios tanto criticaron cuándo Trump era presidente.

Habiendo relajado las medidas de control fronterizo, haciendo así más fácil entrar a EEUU, la Administración Biden también ha presentado otros incentivos perversos a los migrantes de violar su misma política migratoria oficial. Bajo el plan de gasto de Biden, se le otorgarán aproximadamente $4 millardos a migrantes ilegales en EEUU. Para poner esta cifra en contexto, esto equivale el valor del plan Biden para los países del Triángulo Norte entero. Asimismo, siguiendo la misma línea de la nueva administración Demócrata, varios estados de la república han tomado medidas para que los inmigrantes ilegalmente en EEUU puedan acceder a diferentes programas de asistencia social, como los programas de salud. El gobierno de California, para tomar un ejemplo específico, resolvió abrir sus programas de asistencia social a los inmigrantes ilegalmente en el país. El estado de Nueva York planea darle $2.1 millardos a inmigrantes ilegalmente en el país, representando hasta $15,600,000 por cada uno.

Con la relajación de las medidas de control fronterizo y los premios otorgados a los inmigrantes que lograron pasar la frontera de manera irregular, no ha de sorprender que el mensaje oficial del gobierno de Biden emitido por el Secretario de Seguridad Nacional, Alejandro Mayorkas, que la frontera está cerrada no se cree entre los segmentos de la población centroamericana que tienden a migrar hacia EEUU.

La política migratoria del gobierno de Biden es un fracaso anunciado que no será corregido, dado que se maneja desde las más altas esferas del poder político en EEUU. Para supervisar la tarea del control migratorio, el presidente Biden nombró a nadie menos que la Vicepresidente Kamala Harris. Sin embargo, Kamala Harris no ha visitado la frontera, y ha dicho abiertamente que no tiene planes de hacerlo, puesto que ahora dice ella que no es su trabajo. Por esta postura ha recibido muchas críticas, y no solo de Republicanos. Es evidente que la vicepresidente Harris no quiere ser asociada con las detenciones de los migrantes, particularmente las de los niños no acompañados, y las condiciones poco sanitarias y seguras en el contexto de la pandemia. 

La vicepresidente prefirió cambiar la narrativa y ahora afirma que su trabajo es estudiar los factores estructurales (de largo plazo) que impulsan la emigración irregular hacia EEUU. La adopción de Harris de esta tarea difusa sin métricas de desempeño le permitirá seguir con ciertas narrativas equivocadas sobre las causas de la emigración irregular y sus diques soluciones. Importantemente, la vicepresidente no tendrá que asumir la responsabilidad por los errores de comisión y omisión de su desacertado abarcamiento del problema migratorio.

Para esconder el origen y magnitud del fracaso de su política migratoria, EEUU le pasa la tarea de controlar los flujos irregulares migratorios a los gobiernos de los países del Triángulo Norte. Este es un trabajo para el cual no están preparados y tienen pocos incentivos de hacer cumplir. Las remesas representan el 14% del PIB de Guatemala, y mas del 20% para El Salvador y Honduras. La emigración hacia EEUU representa una válvula de escape para los países de la región, reduciendo las presiones sociales y políticas de sistemas políticos poco flexibles y capaces de atender exigencias en el corto y mediano plazo.  

Esperar que los gobiernos centroamericanos resuelvan una crisis creada por el gobierno de EEUU es poco realista, pero no se espera más de la diplomacia Americana. La vicepresidente Harris visitará a Guatemala en junio, y se prevé que se reunirá con la gente equivocada para hablar de temas equivocados para proclamar soluciones equivocadas en un horizonte temporal equivocado. Los medios de rebote celebrarán la visita como un evento transcendental, aunque no se logren mayores avances concretos. Desde lo local se escribirán los chivos para los medios internacionales, para que después los medios locales podrán cubrir como los medios internacionales cubren lo que establecieron con antelación que se tenía que cubrir. Todo el esfuerzo girará alrededor de darle cobertura positiva a la vicepresidente Harris, mientras los problemas y causas de fondo pasarán a un plano menor de importancia. 

La política migratoria de EEUU se desploma

Nicholas Virzi
28 de mayo, 2021

La administración de Joe Biden generó muchas expectativas para con el tema migratorio y Centroamérica en general desde el momento que los medios declararon que el candidato Biden había conseguido la tabulación de votos suficientes para declararlo el nuevo presidente electo de EEUU. A pocos meses de haber asumido el poder en la Casa Blanca, está claro que estas expectativas no se van a cumplir. Esto se debe a errores cometidos desde la misma Casa Blanca.

Se entiende que una de las primeras prioridades del gobierno de Biden es reducir la inmigración ilegal en EEUU que proviene de nuestra región. Partiendo de esa primera premisa, el gobierno de Biden exige la cooperación de los gobiernos centroamericanos en la resolución de un problema que escapa de su control y del cuál el mismo gobierno de EEUU tiene la responsabilidad directa de haber creado.

Los datos sobre los flujos migratorios dejan ver qué un gran error de Biden haber deshecho las medidas de control fronteriza que había impuesto el expresidente Donald Trump. La política de Trump de obligar a los migrantes que erróneamente reclaman asilo en EEUU de esperar en México mientras se considera su caso había reducido sustancialmente el flujo migratorio ilegal en la frontera de EEUU. El uso de niños menores de edad cómo pasaportes para cruzar la frontera también se había reducido. 

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La derogación de las medidas de Trump por el presidente Biden ocasionó de inmediato un surgimiento enorme en el flujo migratorio irregular hacia EEUU.  En marzo, hubo unas 172,000 detenciones en la frontera, el nivel más alto en 20 años. De estos, 18,890 fueron menores de edad. En abril hubo 178,622 detenciones en la frontera con México, de nuevo el nivel más alto en 20 años, representando un incremento diez veces mayor en comparación con abril, 2020. Las detenciones de niños no acompañados es un grave problema, cuyo aumento presenta retos importantes para la Administración Biden, aunque la indignación mediática haya callado sobre el tema ya que Trump no es el presidente. Debido al gran incremento en los niños migrantes no acompañados, el gobierno de Biden ha tenido que recurrir al uso de las famosas jaulas que los Demócratas en el Congreso y los medios tanto criticaron cuándo Trump era presidente.

Habiendo relajado las medidas de control fronterizo, haciendo así más fácil entrar a EEUU, la Administración Biden también ha presentado otros incentivos perversos a los migrantes de violar su misma política migratoria oficial. Bajo el plan de gasto de Biden, se le otorgarán aproximadamente $4 millardos a migrantes ilegales en EEUU. Para poner esta cifra en contexto, esto equivale el valor del plan Biden para los países del Triángulo Norte entero. Asimismo, siguiendo la misma línea de la nueva administración Demócrata, varios estados de la república han tomado medidas para que los inmigrantes ilegalmente en EEUU puedan acceder a diferentes programas de asistencia social, como los programas de salud. El gobierno de California, para tomar un ejemplo específico, resolvió abrir sus programas de asistencia social a los inmigrantes ilegalmente en el país. El estado de Nueva York planea darle $2.1 millardos a inmigrantes ilegalmente en el país, representando hasta $15,600,000 por cada uno.

Con la relajación de las medidas de control fronterizo y los premios otorgados a los inmigrantes que lograron pasar la frontera de manera irregular, no ha de sorprender que el mensaje oficial del gobierno de Biden emitido por el Secretario de Seguridad Nacional, Alejandro Mayorkas, que la frontera está cerrada no se cree entre los segmentos de la población centroamericana que tienden a migrar hacia EEUU.

La política migratoria del gobierno de Biden es un fracaso anunciado que no será corregido, dado que se maneja desde las más altas esferas del poder político en EEUU. Para supervisar la tarea del control migratorio, el presidente Biden nombró a nadie menos que la Vicepresidente Kamala Harris. Sin embargo, Kamala Harris no ha visitado la frontera, y ha dicho abiertamente que no tiene planes de hacerlo, puesto que ahora dice ella que no es su trabajo. Por esta postura ha recibido muchas críticas, y no solo de Republicanos. Es evidente que la vicepresidente Harris no quiere ser asociada con las detenciones de los migrantes, particularmente las de los niños no acompañados, y las condiciones poco sanitarias y seguras en el contexto de la pandemia. 

La vicepresidente prefirió cambiar la narrativa y ahora afirma que su trabajo es estudiar los factores estructurales (de largo plazo) que impulsan la emigración irregular hacia EEUU. La adopción de Harris de esta tarea difusa sin métricas de desempeño le permitirá seguir con ciertas narrativas equivocadas sobre las causas de la emigración irregular y sus diques soluciones. Importantemente, la vicepresidente no tendrá que asumir la responsabilidad por los errores de comisión y omisión de su desacertado abarcamiento del problema migratorio.

Para esconder el origen y magnitud del fracaso de su política migratoria, EEUU le pasa la tarea de controlar los flujos irregulares migratorios a los gobiernos de los países del Triángulo Norte. Este es un trabajo para el cual no están preparados y tienen pocos incentivos de hacer cumplir. Las remesas representan el 14% del PIB de Guatemala, y mas del 20% para El Salvador y Honduras. La emigración hacia EEUU representa una válvula de escape para los países de la región, reduciendo las presiones sociales y políticas de sistemas políticos poco flexibles y capaces de atender exigencias en el corto y mediano plazo.  

Esperar que los gobiernos centroamericanos resuelvan una crisis creada por el gobierno de EEUU es poco realista, pero no se espera más de la diplomacia Americana. La vicepresidente Harris visitará a Guatemala en junio, y se prevé que se reunirá con la gente equivocada para hablar de temas equivocados para proclamar soluciones equivocadas en un horizonte temporal equivocado. Los medios de rebote celebrarán la visita como un evento transcendental, aunque no se logren mayores avances concretos. Desde lo local se escribirán los chivos para los medios internacionales, para que después los medios locales podrán cubrir como los medios internacionales cubren lo que establecieron con antelación que se tenía que cubrir. Todo el esfuerzo girará alrededor de darle cobertura positiva a la vicepresidente Harris, mientras los problemas y causas de fondo pasarán a un plano menor de importancia.